Opinión

Ser propositivo

En este mundo tan convulso debemos tratar de mantener la alegría y la felicidad en nuestros corazones. Eso es algo que nada ni nadie puede aportarnos, debemos auto-construirlo nosotros mismos, en nuestra interioridad. Mucho ayuda el enfocarnos en todas las cosas y asuntos positivos que nos rodean, como el cariño de nuestros seres amados, escuchar la música que nos gusta, acercarnos a la naturaleza, observar el cielo, leer artículos o libros que nos aporten felicidad y satisfacción interior y deleitarnos en las grandes proezas que muchos hombres de bien han realizado con anterioridad, para mantener las sociedades armónicas y en paz, luchando por la verdad, lo bueno y lo justo a través de la historia. La religión que se profese puede ayudar en este proceso sin descartar que en las religiones existen capítulos obscuros, superables si logramos enfocarnos solo en lo positivo, que es el camino seguro hacia la felicidad.

Procuremos salvaguardar la pureza original de nuestra alma, pues ese es nuestro verdadero tesoro. No permitamos que nadie negativo nos contamine con ideas sombrías que a nada conducen. Sepamos que somos poseedores de una intuición innata que siempre está alerta para hacernos notar la diferencia entre el bien y el mal.

Debemos ser responsables de nuestros actos, buenos y malos, pues las consecuencias habrán de evidenciarse. Tomemos el timón del barco de nuestras vidas y tratemos de no tener que avergonzarnos de nada.

Encaucemos nuestro pensamiento siempre hacia acciones útiles y creativas y en nuestros ratos de descanso imaginemos y visualicemos las cosas buenas y bellas a las que aspiramos, en la confianza de que se acabarán realizando si son para nuestro bien.

Hagamos y digamos todo lo necesario en vida y no esperemos hasta el final para dejarle a nadie mensajes póstumos, porque el daño que se infringe a los que se quedan muchas veces es irreparable. Expresemos nuestro amor y nuestros desacuerdos en vida, es una forma de liberar el espíritu y ahorrarnos enfermedades.

Aprendamos a descansar y a gozar todo lo que sí tenemos, sin estar ambicionando aquello de lo que carecemos. Aceptemos ayuda cuando la necesitemos y brindémosla cuando nos la pidan y esté a nuestro alcance. En verdad el orgullo se modera cuando la calamidad toca a la puerta.

Hay que saber que en los momentos difíciles es cuándo más necesitamos de la fuerza de nuestro espíritu, pues es más fácil derrumbarse ante las adversidades si no se ha cultivado la espiritualidad. Se puede llegar a ella a través de la oración, la meditación y la reflexión en los grandes misterios de la vida y de la muerte.

Cuando recorremos el camino del bien nos damos cuenta que cuánto más avanzamos en él, menos trabajo nos cuesta transitarlo.

Vivamos con alegría y esperanza hasta el último aliento, sabiendo que

Alegría

Alegría

nuestro cuerpo podrá acabarse, pero nuestra esencia perdurará en todos aquellos que nos conocieron, que somos poseedores de un espíritu eterno que no termina con la muerte.

Mail: corzoalma17@yahoo.com