Opinión

¿Quiénes son los conservadores de los que habla AMLO?

En la “mañanera” del 16 de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, arremetió contra los médicos mexicanos que se manifestaron contra la contratación de 500 profesionales de la salud cubanos. Dijo que defienden un sistema corrupto que buscaba privatizar la educación. AMLO aseveró que en México no hay suficientes médicos para atender las zonas más apartadas: “A esos médicos conservadores y sus patrocinadores, los dueños de laboratorios y las grandes clínicas privadas, a esos mismos no les gusta la gratuidad en la salud porque ellos consideran que la salud es un privilegio.” (En Chamuchoweb 16/05/2022).

Aparte de que la contratación de médicos cubanos es un insulto y un desprecio contra los doctores mexicanos que están desempleados y que hubiesen cubierto esas plazas; y de que ese acto, denota un compromiso político-ideológico con la tiranía que oprime al pueblo cubano, lo que aquí deseo destacar es la constante referencia del tabasqueño al concepto “conservadores”. Recurre a él con fruición y profusión. En ese saco echa desde legisladores que no aprobaron su propuesta de reforma eléctrica hasta a los consejeros electorales que no se apegan a sus caprichos; desde periodistas que descubren las corruptelas de sus hijos hasta líderes de organizaciones civiles que le son incómodas.

Como se sabe, los conservadores fueron los enemigos de Benito Juárez y los liberales. Según el esquema mental de López Obrador, él encarna al “Benemérito de las Américas” y está emprendiendo una batalla quijotesca contra esos molinos de viento a los que, despectivamente, llama “conservadores”.

FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

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Daniel Augusto

¿Pero quiénes fueron, en realidad, los conservadores? Ellos venían desde la propia fundación de México como país independiente. No olvidemos que nacimos como imperio, vale decir, el Imperio de Agustín de Iturbide quien fue coronado en julio de 1821; abdicó en marzo de 1823. Se embarcó rumbo a Europa. Durante su ausencia, el Congreso mexicano lo declaró: “traidor y fuera de la ley en caso de que se presentara en el territorio mexicano, declarándolo como enemigo público del Estado y a todo aquel que lo ayude a su regreso.” Iturbide, sin saber de esa resolución, regresó a México en julio de 1824; fue arrestado y fusilado.

Iturbide, ha quedado como figura emblemática del conservadurismo mexicano. Sin embargo, el líder intelectual es Lucas Alamán. Entre las figuras del conservadurismo mexicano están: Ignacio Aguilar y Marocho, Francisco de Paula Arrangoiz, Antonio de Haro y Tamariz, Leonardo Márquez, Anastasio Bustamante, Miguel Barragán, Valentín Canalizo y Félix María Zuloaga.

El ascenso político de los liberales está marcado por la Revolución de Ayutla (1854) comandada por Juan Álvarez. Esta rebelión marcó el final de las muchas reelecciones de Antonio López de Santa Anna.

El punto nodal de la controversia entre liberales y conservadores fue el papel que la Iglesia debería desempeñar en la sociedad mexicana. La consigna de los conservadores era “religión y fueros”; en cambio los liberales comenzaron a expedir normas jurídicas que impulsaban el laicismo como, por ejemplo, la Ley de Desamortización de los Bienes del Clero (junio de 1856), el Manifiesto de Nacionalización (julio de 1859) y, sobre todo, la Constitución de 1857. Los conservadores no aceptaron esa Constitución, por lo que recurrieron a las armas.

La Guerra de Reforma, entre liberales y conservadores, se llevó a cabo entre 1858 y 1861. Esa contienda terminó con la derrota de los conservadores en la Batalla de Calpulalpan, el 22 de diciembre de 1860; Juárez entró triunfal a la capital el 11 de enero de 1861.

Los reaccionarios no aceptaron su derrota. Buscaron ayuda en el extranjero: una comisión encabezada por José María Gutiérrez de Estrada, José Manuel Hidalgo y Esnaurrizar y Juan Nepomuceno Almonte persuadió al emperador francés Napoleón III de intervenir en México e imponer a un emperador, Maximiliano de Habsburgo.

La intervención francesa duró de 1862 a 1867. Cuando, el 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campañas, Querétaro, Maximiliano, Miramón y Mejía fueron fusilados, en ese momento se acabó el partido conservador, y triunfó el liberalismo.

El padre ideológico del Partido Liberal mexicano fue, José María Luis Mora. De ese partido formaron parte Valentín Gómez Farías, José Joaquín de Herrera, Mariano Arista, Juan Álvarez, Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias, Guillermo Prieto, Melchor Ocampo.

Los liberales mexicanos lograron dirigir política e ideológicamente a la nación, aparte de que, como escribe Arnaldo Córdova: “habían cumplido su misión histórica, al abatir, mediante luchas prolongadas, y cruentas, a los elementos sociales conservadores y retardatarios que se oponían al progreso del país.” (id., La ideología de la Revolución mexicana, México, Editorial ERA, 1973, p. 16). Los liberales representaron lo que en palabras de Antonio Gramsci sería un “bloque histórico”. Lograron una unidad de pensamiento y acción: “Adquirieron la ventaja ideológica: la posibilidad de enfrentar un bloque doctrinal, una masa armónica de ideas y rigurosamente configurada de ideas, a quienes sólo esgrimían la conservación de privilegios desarticulados y no complementarios entre sí.” (Jesús Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, tomo II, México, UNAM, 1958, p. 255).

Andrés Manuel López Obrador vive, mentalmente, en otra época: en el siglo XIX sólo existían dos fuerzas, liberales y conservadores. Como hemos insistido aquí, los conservadores desaparecieron; lo liberales fueron un grupo bien cohesionado con ideas precisas que le dieron rumbo al país.

López Obrador no es Juárez, así como sus adláteres no son los grandes hombres de ideas y acción que rodearon al héroe oaxaqueño. Su partido Morena dista mucho de ser el brillante Partido Liberal del siglo XIX.

Hoy México es un mosaico de movimientos e ideas que no caben en un solo costal. Si no se entiende eso, no se entiende nada. Se vive en el eterno ayer.