Opinión

Resucitan las campanas de la catedral de México

Gracias a los trabajos de restauración de los campanarios de la catedral de México, dañados por los sismos del 19 de septiembre de 2017, en la misa del encendido del Cirio Pascual que tuvo lugar ayer sábado por la noche, las campanas del templo volvieron a sonar en la ceremonia religiosa más importante de la Semana Santa, que anuncia la resurrección de Cristo.

La última vez que sonaron solo 7 campanas de la torre oriente, fue el 5 de febrero de 2018, como parte de la solemne ceremonia de recepción en la catedral del Cardenal Carlos Aguiar Retes, como Arzobispo Primado de México.

Las campanas que entonces fueron tocadas están dedicadas a Santiago Apóstol, Nuestra Señora de los Ángeles, Las Aves Marías, San Gregorio, San Pedro y el Carmen, la Concepción y Santa Bárbara, y forman parte de un grupo de 23 campanas que se encuentran en la misma torre. La campana más reciente de todas las que hay en la catedral está dedicada a San Juan Diego, y fue bendecida por el papa Juan Pablo II.

La Catedral Metropolitana ubicada en el Centro Histórico

La Catedral Metropolitana ubicada en el Centro Histórico

En tiempos ordinarios, la apertura de la Gloria, o sea la resurrección, es anunciada en la catedral de México con el toque de la campana más pequeña de las 35 existentes, aunque tiene espacio para albergar a 90 en sus dos torres, y por eso, esa campana recibe el nombre de la Gloria. Esta vez, el repique de las demás campanas se sumaron al jubilo que anuncia esta pequeña campana.

Las campanas de todos los templos dejan de sonar desde el Jueves Santo, en señal de duelo porque se les considera un instrumento musical festivo, y en sustitución, durante los días santos, se utilizan matracas que, tras el encendido del Cirio Pascual, volverán a guardar silencia hasta el siguiente año.

En encendido de este Cirio tiene especial significado y por ello, está decorado con varios símbolos religiosos: las letras Alfa y Omega, que significan principio y fin; la cruz y el cordero que representan a Cristo; el año en el que se enciende el fuego nuevo que simboliza la resurrección; y cinco granos de incienso incrustados que representan las cinco llagas de la pasión.

La ceremonia del encendido de este cirio da inicio con el templo a oscuras, que representa que Jesús aún está en el sepulcro. Después de encender el cirio pascual, que deberá arder en todas las misas que se celebren durante un año, los fieles encienden las velas que llevan de ese primer fuego que se enciende en cada iglesia, representando la transmisión de la fe.

Las campanas de todos los templos, suenen o no, tienen un profundo significado para la Iglesia pues sus toques son como plegarias, por lo tanto, son mucho más que un recurso para llamar a misa.