Opinión

Servicio social en investigación

Hay creciente interés en los estudiantes de medicina de hacer el servicio social en investigación. Cada mes recibo uno o dos correos de alumnos o alumnas que quisieran venir al laboratorio durante el servicio social, para tener la experiencia de participar en proyectos de investigación. La medicina tiene tres áreas fundamentales. La atención clínica, la enseñanza y la investigación. Los estudiantes en general tienen oportunidad de conocer razonablemente bien las primeras dos, pero no la tercera. En particular, los de universidades privadas y/o del interior de la república, en donde la investigación es en muchos casos inexistente.

En medicina el servicio social tiene un año de duración y tienen la obligación de realizarlo todos los estudiantes, sin importar si vienen o no de universidades públicas. Hasta donde tengo entendido, el servicio social surgió como una forma de pago que hace el recién profesionista a la sociedad por haber estudiado de forma gratuita la carrera, por lo que la justificación del por qué, los estudiantes de universidades privadas también tienen que realizar el servicio social no es clara.

El 19 de junio de 1936 el doctor Gustavo Baz Prada, cuando era director de la Facultad de Medicina, estableció el servicio social para la carrera de medicina en la UNAM y dos años después se hizo extensivo a todas las licenciaturas de la universidad. La idea original del Dr. Baz era que los estudiantes tuvieran una experiencia clínica antes de iniciar su vida profesional y que de esta manera retribuyeran a la sociedad el haber costeado sus estudios. Recordemos que en ese entonces no existían las especialidades médicas, por lo que el recién graduado inauguraba su consultorio y empezaba su trabajo como médico. En 1945 el servicio social se elevó a rango constitucional.

El Instituto Traslacional de Singularidad Genómica es una organización sin fines de lucro en 2021, nace de la necesidad de hacer ciencia privada en beneficio de la sociedad.

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A 87 años de distancia, las autoridades de salud siguen dependiendo de los pasantes de servicio social para llevar atención médica a las zonas rurales. Personalmente, me parece un abuso de autoridad. En 1936 un médico tenía poco que ofrecer a los enfermos. No existían aún los antibióticos, ni muchos de los medicamentos de ahora, ni tampoco los recursos diagnósticos y el conocimiento actual de las enfermedades, por lo que la presencia del médico servía más de consuelo. En la actualidad, un pasante en zonas rurales sigue sin tener mucho que ofrecer debido a las carencias tecnológicas a las que se enfrenta y la falta de medicamentos.

El que los pasantes de servicio social sean los que deben atender en zonas rurales, ha hecho que exista limitada oportunidad para que accedan a programas de investigación durante el servicio social. Se autoriza solamente que 5 % de los pasantes lo hagan en investigación, como si esta no fuera una actividad primordial en la medicina. Sin investigación, no existiría ningún medicamento, ni técnicas quirúrgicas, ni recursos diagnósticos, ni conocimientos epidemiológicos. Por otro lado, al no permitir que más alumnos participen en investigación, estamos desperdiciando el talento, ya que, al no tener acceso a conocer la investigación, potenciales investigadores se pierden.

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En mi laboratorio he tenido el gusto de tener más de 30 pasantes a lo largo de los años. Muchos al terminar siguen su camino a las especialidades médicas mejor equipados con conocimientos para leer e interpretar los artículos de investigación, pero algunos, han decidido incursionar en la investigación y ahora son investigadores clínicos de muy alto nivel y están contribuyendo a la generación de conocimiento que, de acuerdo con la propuesta de nuestro muy querido y extrañado maestro Ruy Pérez Tamayo, es una de las obligaciones éticas del médico.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM