Como lo expresara en su época el visionario arquitecto estadounidense Addison Mizner (1872-1933): donde hay un testamento hay pleito legal, pero, se supone que cuando está notariado -aquí en México y al menos hasta antes de que la Fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama, IAP (Fahliap) pretendiera trastocar el que dejó establecido su fundador- es uno de los actos con mayor certeza jurídica. La forma legal más segura y eficaz de ceder tus bienes a quien o quienes te pegue la gana y sin restricción alguna, a pesar de las exigencias que algunos excéntricos embriones de dictador dejan inscritas pensando que así podrán seguir mandando desde el más allá.
Por lo anterior es que no se entiende que ahora, al son del crecimiento de la marcha urbana y de las crecientes ($) presiones sociales (inventadísimas), civiles (¿?) y fiscales (¿mal manejo administrativo?), al Patronato de la Fahliap le resulte difícil visualizar que el codiciado predio de la México-Toluca, ocupado actualmente por mil 492 perros y 36 gatos, siga con esa vocación por 30 años más. Visión limitada, por cuanto algunos de sus miembros, ya por edad, tienen un pie en la tumba.
Igualmente resulta descarado que bajo un falso perfil de preocupación y bondad se promueva perversamente la alteración del Testamento Público abierto y publicado de Don Antonio Haghenbeck y de la Lama (1902-1991), que por expresa voluntad dejó parte de sus propiedades para la protección de los animales domésticos y silvestres, particularmente los ubicados en lo que hoy es una zona de alta plusvalía en la Alcaldía Cuajimalpa, asunto del que son completamente ajenos los chuchos y mininos que se pretende desalojar. Tómese nota, además, de las falsedades surgidas desde la Fahliap que, contenida por la reacción ciudadana en su contra, primeramente tuvo la desfachatez de asegurar, por escrito, que todos los perros y gatos del Franciscano seguirían viviendo en su actual casa, pero bajo su cargo (¿con qué derecho?), para seguidamente exhibirse indecentemente en otro comunicado que dejó total evidencia del verdadero interés, que no es otro sino la venta del predio a su provecho y seguramente repartiendo ganancias. De ahí la negativa a renovar el Comodato con el RF, cuando el Testamento referido indica claramente que el predio podrá ser usado “por el tiempo que sea necesario”, mientras la organización que lo opera cumpla con el objeto acordado, que es el caso. Al respecto, insisto en que…
Don Antonio dispuso estatutariamente que cualquier miembro del Patronato que propusiera la venta de los bienes destinados a la protección animal o que desviara el usufructo para el propósito, fuera expulsado. Hasta el momento no se ve a la Junta de Asistencia Privada supervisando el cumplimiento de lo concerniente, y menos que alguno de los miembros del Patronado por iniciativa propia haya protestado. Eso sí, lavaron su conciencia y proceder ofreciendo “crear una alianza con el Refugio Franciscano” a cambio de permitirles la ocupación tem-po-ral de un predio por colonizar en Xalatlaco, Estado de México, donde habrá qué ver si tratándose de terreno ejidal y/o comunal, dada la extensión, la comunidad aceptará su uso como hogar de tan numerosos perros y gatos, sin omitir la molestia que significará desalojar en tiempo y forma los desechos orgánicos producto de la operatividad diaria del lugar y la demanda de agua potable que se requerirá. La lejanía, por su parte, provocará menos contribuciones, dificultará la atención médico veterinaria de las criaturas, bajará las adopciones, limitará la asistencia del voluntariado y la entrega de los diversos productos para alimentación. Sé de lo que hablo, tras 22 años en un ejercicio similar por los rumbos. Y lo peor: están expulsando de CDMX a la más emblemática y prestigiada asociación de protección animal y eso tendrá un costo. Al tiempo…
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