Opinión

Lo que se nos viene (o que tal vez ya está aquí)

El proceso electoral federal acaba de iniciar, este pasado 7 de septiembre. De aquí a la toma de protesta presidencial, el próximo 1 de septiembre de 2024, mucha agua pasará por el puente. Si es que no ya empezó a fluir.

Esto nos plantea algunos temas, o retos, que como ciudadanía debemos atender. Si partimos de la base de que mediante nuestro voto se decidirá la Presidencia de la República, 628 escaños federales en el Congreso de la Unión, 9 gobiernos locales, 31 congresos estatales y 1819 ayuntamientos y alcaldías.

¿Qué nos corresponde hacer frente a esto?

Tal vez lo primero es reflexionar que el voto, más que otra cosa, es un deber ciudadano; es un acto que realizamos en beneficio o razón de nuestra comunidad, no como un negocio privado en el que buscaríamos el mayor beneficio personal o para nuestras personas cercanas.

Si esto es así, entonces podemos cuestionar nuestros parámetros para decidir el voto. Esto es, ¿consideramos solamente nuestro posible beneficio personal? ¿o tomamos en cuenta algún análisis de la realidad social y su contraste con las propuestas de campaña?

Desde luego, para definir nuestro sufragio necesitamos información. Conocer la realidad de nuestro país, de nuestra entidad y también del entorno inmediato; los planteamientos que partidos y candidaturas formulen, así como el debate público, que no sólo nos acerca información, sino también forma nuestra decisión.

Ahí se encuentra el primer reto. ¿de dónde nos informamos? ¿de qué medios o recursos obtenemos esa percepción de la realidad, más allá de nuestras percepciones inmediatas? En buena medida, de las redes sociales.

El 19° Estudio sobre los hábitos de usuarios de internet en México 2023, realizado por la Asociación de Internet MX, arroja que el 80.8% de la población nacional tenemos acceso a Internet; que en un 84% lo utilizamos para consultar redes y plataformas; y que las redes sociales en las que tenemos más cuentas activas son WhatsApp, Facebook e Instagram,

Twitter, ahora X, está en el quinto lugar. No, la República no está en X, aunque a veces lo parezca.

Si la plaza pública se ha mudado a las redes, si es en ellas donde encontramos información, también el espacio en que debatimos, ¿estamos conscientes de la inmensa posibilidad de manipulación que encierran?

No se trata de una teoría de lo inaudito. Es reconocer que existen programas, empresas, máquinas, inteligencias artificiales o no que van a buscar influir en nuestra decisión; puede estar seguro de que se realizará un esfuerzo grande para hacerle llegar sólo aquello que pueda orientar su voto en algún sentido, y que ese esfuerzo será realizado por diversos actores políticos.

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Lo anterior es inevitable. Nos queda entonces levantar la guardia frente a lo que se nos viene (o que tal vez ya está aquí) mediante el pensamiento crítico, la duda metódica frente a lo que parece irracional, el sentido de la proporción, entre otras armas mentales que tenemos; deberemos romper nuestra burbuja, aceptar que buena parte de los mensajes que se presentarán tendrán un interés específico, y que la verdad no siempre se puede apreciar de un pantallazo.