Por primera vez en los últimos cinco años, una exposición reúne obras de arte de los hermanos Alberto, José, Francisco y Miguel Castro Leñero, considerados como los más importantes representantes de la generación que saltó a la fama a fines de los años 70 y principios de los 80.
Armados cada uno con un café y acomodados en una mesa circular, frente a la galería donde se presentan sus obras, los Castro Leñero relatan a Crónica que la última colectiva que realizaron fue en Saltillo en 2005. La primera en que participaron juntos fue en el Palacio de Bellas Artes en 1978. Después han expuesto en más de 20 países en tres continentes.
—Miguel, ¿cómo es la relación de los artistas en México con los galeristas? —se le pregunta al menor de los cuatro artistas, que en realidad es el quinto hijo de una familia de seis. Él presenta dos series de tableros: una sobre hombres trabajando y otra llamada flor-laberinto.
—Desde hace tiempo se ha dificultado la salida de la pintura, la escultura y el grabado. Esto ocurre porque ha habido una polarización del arte hacia el arte objeto o el arte conceptual.
Las galerías no hacen muy bien su trabajo, en el sentido de que hay poca movilidad y poca preocupación por los proyectos personales del artista. Por eso me gusta este espacio, que está manejado por gente joven e interesada en la pintura, la escultura, la obra en papel y el monotipo.
—José, ¿cómo describirías la manera como ha influido el ser parte de una fraternidad verdadera en tu trabajo artístico? —se le plantea a quien exhibe en esta muestra tres piezas que comenzaron como fotografías de la ciudad y después se convirtieron en pintura.
—La relación entre nosotros como hermanos es algo como un fluido que va y viene. Hay momentos que nos reúnen y luego temporadas en las que avanzamos por separado, pero algo que para mí es muy importante es que hay una retroalimentación, de la cual nace un apoyo extraño. Todos empezamos a exhibir casi al mismo tiempo, comenzamos a participar en los concursos nacionales de estudiantes de artes plásticas y la gente se sorprendía, y desde ahí hasta ahora hemos seguido trabajando.
—Alberto, ¿cuáles son los problemas del arte sobre los que te interesa pensar? —se cuestiona al mayor de este conjunto de habilidosos dibujantes, quien ahora presenta cuatro esculturas y una pintura.
—Yo estoy interesado por presentar mi trabajo en la sociedad, montar arte urbano, abrir un poco el arte, ver el entorno donde puede funcionar. Por otra parte, considero que en este momento el arte en general vive una especie de noche, creo que hay mucha confusión. Entonces, yo intento reflexionar y ver qué es lo que queda.
—Francisco, ¿a ti de qué manera te ha influido el ser parte de esta familia de artistas? —se inquiere a uno de los líderes del arte abstracto en México y que presenta tres piezas basadas en el tema del tablero y de la cuadrícula.
—Salvo momentos particulares en los que exponemos todos o cuando un coleccionista busca obra de todos, siempre he vivido como si tener hermanos artistas fuera algo natural. Cuando éramos niños pensaba que en todas las familias los niños dibujaban y pintaban como hacíamos en casa, y ya después me di cuenta de que no, pero es mi manera de estar en el mundo.
La muestra Castro Leñero se exhibe desde el 11 de febrero y estará hasta el 11 de abril en la galería Caja Blanca con 20 piezas, entre pintura, escultura y grabado, en el centro de negocios Paseo Arcos Bosques, del poniente de la ciudad de México.
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