Sucesos

Por las barrancas de la vida

 Se presentío la novedad editorial de Aquitania Siglo XXI

Gabriela Guerra Rey

Gabriela Guerra

Gabriela Guerra Rey

Especial

Autoconocimiento y el triunfo sobre los desafíos personales, es lo que impulsó a a Gabriela Guerra Rey a escribir, a dar señar sobre profundos recorridos en la montaña.

El Sermón de la Montaña, es la más reciente publicación de la Editorial Aquitania Siglo XXI, es un libro que trata del testimonio, del encuentro y transformación de una mujer valiente, que lo arriesgó todo para encontrarse a sí misma, tal y como afirmó Rossana Ayala sobre el texto.

“Gabriela se define a si misma como transterrada, palabra que cuando la leí me impactó y al mismo tiempo me encantó", expresó Ayala sobre El Sermón, "transterrada porque tuvo que dejar su tierra amada para crecer, para abrir sus alas y dar rienda suelta a sus ansias de libertad; para reinventarse y dejar atrás vicios y hábitos”.

Cabe destacar que la editorial, que nació durante la pandemia y encabezan que encabeza la propia Gabriela, Annia Galeano, Mariana Otero Briz, y Gabriela Fundora, es un esfuerzo abrirse a nuevas plumas. Autoras ellas mismas, decidieron ahondar en el viaje y terminaron creando la editorial.

Durante la presentación de El Sermón de la Montaña,  en el restaurante Oh Alá, ubicado en el barrio de Coyoacán, se reseñó la vida de la autora, quien al abandonar Cuba, Guerra encontró en México un refugio para sanar su alma, un espacio para buscar la paz y la felicidad; pero, sobre todo, un santuario desde donde, una vez feliz, se dispuso a compartir con el mundo su  experiencia.

En su oportunidad, Gabriela Guerra leyó el fragmento “Ítaca ya no me espera”, en el que explica que la historia de Cuba y sobre todo la de la Revolución han estado marcadas por el éxodo, tema recurrente en su obra porque ella se exilió por voluntad. Y se pregunta ¿Qué ha pasado en estos últimos años de vivir en México?, la respuesta: muchas cosas de las buenas y de las peores.

El texto versa sobre los desafíos emocionales y físicos de recorrer la Sierra Tarahumara con los rarámuri en carreras que cumplen metas, pero se transfiguran en objetivos interminables en el terreno del descubrimiento emocional y la superación personal.

“Un mundo de fantasmas comenzó a habitarme y en ellos me refugio para escribir. En aquella, la serpenteante avenida del malecón de La Habana, tapé con sal las heridas y volví a abrazar los recuerdos de un pasado que fue más bello que tormentoso, y que ya no pretendo. La diferencia entre mi viaje y el de Ulises es su certeza del regreso, de una Ítaca que ya no me espera, aunque la lleve a todas parte, explicó la autora, "Ulises se arriesga en el presente para emocionarse después, dice Juan Villoro en Olvidar el Futuro, y evoca que, etimológicamente, recordar es volver a pasar por el corazón”.