Sucesos

Guía introductoria para la compra de dominios

Las batallas legales han llegado a circunstancias nunca antes vista y peligran el funcionamiento de muchas herramientas

Foto: Especial

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Ya hace un tiempo que en la red se viene debatiendo y discutiendo sobre la problemática envuelta en los dominios. Este desencuentro viene azotando distintas ramas de la web desde hace un tiempo. Las batallas legales han llegado a circunstancias nunca antes vista y peligran el funcionamiento de muchas herramientas que hasta hoy circulaban sin dificultad. Pero para lograr comprender el trasfondo de la controversia, primero hay que familiarizarse con ciertos conceptos que se ven involucrados en la temática. Y te recomendamos esta página si quieres buscar dominios, y ver los costos para tu marca o emprendimiento, que suelen ser más bajos de lo que uno imagina.

El tráfico de Internet se organiza en base a direcciones IP, las cuales identifican unívocamente a todo equipo conectado a la misma. Los dominios (FQDN, por sus siglas en inglés de Fully Qualified Domain Name) facilitan a los usuarios de la misma, ubicar los destinos a acceder, porque sería imposible recordar en qué dirección IP se encuentra cada sitio que uno desea visitar. De la traducción entre lo que entiende la red -direcciones IPs- y lo que entendemos los usuarios -dominios- se encarga el servicio DNS, el cual regula el funcionamiento mediante una estructura jerárquica que comienza con los llamados TLDs (Top-Level Domain) .com, .net, .info, .gov, .org y .edu y sus versiones extendidas para cada país (.com.ar, .net.ar, .info.ar, .org.ar y .edu.ar). Esta organización está regulada por una empresa denominada ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), quien a su vez delega en otras empresas subordinadas llamadas Registros de Nombres (Domain Name Registrars), las gestiones con los clientes que tramitan dominios, ya sean personales o institucionales. Ahora bien, cada organización aspira a obtener el dominio que mejor representa a su denominación comercial o institucional, es decir, a dominios exactos, sin diferencia lexicográfica con la forma en que tales organizaciones son conocidas.

Pero, ¿qué son exactamente los dominios? El dominio es un nombre único que la red le da a una determinada subárea de la misma y se adquieren de diversas maneras, sin críticas ni condiciones en muchos países. Las exigencias dependen del registro. En Argentina por ejemplo se manejan desde NIC.ar y depende del Estado. No se puede registrar ningún .ar si no es a través del órgano gubernamental. Hay ciertos requerimientos que uno debe cumplir para la acotación de dominios que puedan estar en conflicto con la ley de marcas o para otorgar un .org.ar. Con respecto a la registración privada, ciertos países son más laxos y una mayor flexibilidad es permitida. Por ejemplo: si tu apellido es Ford y llegaste antes de que la Ford Motors Company registre su .com, entonces se te asigna el dominio que buscaste primeramente. Lo mismo con dominios genéricos como sex.com, etc.

Este último detalle sobre el manejo de dominios y su irregularidad, es lo que ha generado el foco del problema. La cuestión ronda en torno a los nuevos TLD, que son las extensiones de los dominios: .com, .gob.ar, .io, .biz, etcétera. La problemática es que si Google tiene registrado google.com, se tiene que preocupar de registrar la palabra google con todos los TLDs que vayan apareciendo, para evitar que un particular intente sacar provecho y quiera registrar google.net.ar, por ejemplo. Al utilizar ese dominio, puede engañar y estafar a múltiples usuarios. Muchos copian el ‘look & feel’, osea la estética digital, que es bastante fácil de lograr. Entonces, el verdadero contratiempo de sub-registro se traduce en lo que se conoce como ataques de ingeniería social.

Apodan a las Ids. Pero,¿a qué se debe el dilema? Se debe a que las grandes empresas, las multinacionales, ven en esta forma liberal de establecer los dominios, un potencial contratiempo, ya que las mismas desean proteger su buen nombre (que se lo han ganado), para que no aparezcan en los URL de otros emprendimientos o Ids que no tienen nada que ver con su ‘brand’. Por poner un ejemplo, los departamentos legales de estos gigantes, buscan ocupar todos los dominios que lingüísticamente puedan llegar a referirse o depender de su marca. Así se ven obligadas a comprar todos estos dominios para evitar que terceros los tomen.

¿Qué pasa cuando una persona o un microemprendimiento llega antes que uno de estos monstruos? Es aquí donde comienzan los líos de verdad. Es que muchos usuarios y clientes de las grandes marcas, suelen entrar por accidente en estos dominios que no tienen nada que ver con sus búsquedas. Esto representa una publicidad gratis para estos pequeños negocios web. Asimismo, muchas veces se suele caer en ‘hackeos’, virus o copias idénticas de las webs originales. Con la incertidumbre del robo de datos a flor de piel, sucedido ya con Cambridge Analytica y otros casos famosos que vieron la luz, se debería hacer énfasis en perfeccionar estos modos de acción. Como siempre, el aspecto legal para combatir ambos frentes, es lo que impide un avance sustancial sobre la causa.

Otras marcas, en vez de agregarse un problema más dentro de la estructura de sus procesos productivos, se lo toman de manera más ligera. Aceptan dominios imperfectos, ya que los ideales ya fueron tomados por alguna razón u otra. O también, lograron comprar o adquirir algunas URLs que anteriormente no les pertenecían. Tesla es uno de esos casos. Su página original es teslamotors.com, y en 2016 tuvo que mercar el dominio tesla.com. Cuando Amazon se adueñó de Twitch, allá por el 2014, pasó algo semejante con su dominio. Twitch.com ahora redirige a Twitch.tv, su dominio original. BMW, Barclays o Google, son otras marcas que no han podido adaptarse perfectamente a la regulación de estas nuevas TLD. Los usuarios no llegan intuitivamente a los sitios pretendidos y allí reside la temática que se deberá discutir y debatir, sobre los dominios imperfectos. Es que justamente, se accede indirectamente a través de un buscador. Eso entorpece el acceso y a su vez se presta a engaños usando su marca. Creemos que el legislar se comprometerá próximamente a solucionar estas dudas para el correcto funcionamiento de la red; algo que esperamos ansiosamente hace rato.