
La Ley Trasciende es una iniciativa, impulsada por la activista Samara Martínez quien ha pasado 10 años enfrentando tratamientos médicos por enfermedades crónico-degenerativas como la insuficiencia renal, hipertensión glomeruloesclerosis y lupus, lo que la ha llevado a pasar por quimioterapias, trasplantes, diálisis y hospitalizaciones constantes.
Samara señala que en su proceso ha aprendido lo que significa perder calidad de vida y que la sociedad no brinde alternativas para decidir sobre el propio final a enfermos en condiciones similares a suya, por eso ha impulsado la inciativa para legalizar la eutanasia en México.
El lema de esta lucha social es “No se trata de promover la muerte, sino de dignificar la vida hasta el último momento”, ya que, argumenta, enfrentar un proceso médico largo no solo significa sufrimiento para los pacientes, sino también a las familias que cargan con la impotencia de ver sufrir a sus seres queridos sin poder respetar su voluntad.
El objetivo de la activista es que su propuesta llegue al Senado de la República y sea aprobada para brindar paz a quienes padecen enfermedades que ya no tienen retorno.
¿En qué consiste la Ley Trasciende?
La Ley Trasciende enlista objetivos concretos que reconocen el derecho a elegir cuándo terminar legalmente con la propia vida:
- Reconocer el derecho de cada persona a decidir sobre el final de su vida.
- Garantizar una muerte digna, sin sufrimiento innecesario.
- Dar acompañamiento médico, ético y humano a pacientes y familias.
- Dejar de criminalizar la compasión y convertirla en un derecho.
¿Por qué no es legal la eutanasia en México?
Actualmente la ley más cercana que brinda posibilidades de elegir a los pacientes sobre su propia vida es la Ley de Voluntad Anticipada, vigente en la Ciudad de México desde enero de 2008.
En ella se permite que personas con enfermedades terminales expresen anticipadamente si desean o no continuar con ciertos tratamientos médicos en las etapas críticas de su vida.
Sin embargo, Samara declara, que esta ley no contempla el sufrimiento que pueden pasar los pacientes entre la interrupción de sus tratamientos y el momento de la muerte porque no ofrece una alternativa que ponga fin al proceso.