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La pérdida de hábitat tiene efectos negativos no solo a nivel de especies sino también para las interacciones biológicas

La pérdida de hábitat: causas y consecuencias

Habitat. Chlorixanthe flavoviridis alimentándose de flores de Opuntia spp." (Mauricio A. Juárez Fragoso)

A partir de la expansión de las ciudades y los cambios impulsados por la Revolución Industrial (desde 1760), el planeta ha sufrido una de las mayores transformaciones ambientales, dejando una huella permanente sobre la biodiversidad. La deforestación, la urbanización, la contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales se han convertido en las principales amenazas para los ecosistemas, tanto terrestres como acuáticos. Como resultado, vastas extensiones de bosques y selvas han desaparecido, un problema urgente que no solo afecta a la vida silvestre, sino también el bienestar humano.

¿Qué es la pérdida de hábitat?

La pérdida de hábitat ocurre cuando un ecosistema sufre una reducción drástica o incluso desaparece por completo. Aunque fenómenos naturales como incendios, huracanes o tormentas pueden provocarla, la acción humana sigue siendo la causa principal. Cada vez que destruimos un hábitat, muchos organismos tanto vegetales como animales y hongos pierden su hogar, pero no solo eso, además cambian las condiciones ambientales y se afectan los servicios ecosistémicos esenciales para nuestra supervivencia, tales como: la captación de agua de lluvia, la fertilidad del suelo, la regulación del clima, y las interacciones ecológicas, como la polinización. Cuando un bosque se reduce considerablemente, muchas especies de animales y vegetales enfrentan un futuro incierto, algunas logran adaptarse o migrar en busca nuevas áreas donde reproducirse y alimentarse; Sin embargo, algunas plantas u organismos con dispersión limitada pueden desaparecer localmente, inclusive provocando extinciones de las interacciones y de los procesos ecológicos en los cuales estas especies intervienen.

Inecol Perturbación ocurrida en la selva alta perennifolia de los Tuxtlas, Veracruz. Se puede observar pequeños fragmentos de vegetación producto de la deforestación y pérdida del hábitat. (Armando Aguirre)

Consecuencias ocultas: el colapso de las interacciones ecológicas

La pérdida de hábitat no solo transforma el hábitat original, sino que además provoca cambios en la distribución y abundancia de las especies, lo que a su vez también modifica sus interacciones ecológicas. Todas las especies dependen de interacciones para reproducirse, alimentarse o incluso protegerse de depredadores. Con la pérdida del hábitat, estas interacciones pueden desaparecer o disminuir, lo que desencadena una serie de efectos negativos que debilitan todo el ecosistema, reduciendo así su capacidad de recuperarse o incluso pueden perderse de manera permanente (extinción). La pérdida de interacciones puede generar cambios ambientales, sociales y económicos, por ejemplo, la falta de animales que ayudan a polinizar cultivos puede causar una merma en la producción de flores y frutos.

Soluciones urgentes: conservar, restaurar y entender

Para enfrentar la pérdida del hábitat se requieren detener la destrucción de los ecosistemas y a la par, avanzar en estrategias de restauración ecológica y fortalecer el sistema de áreas naturales protegidas de nuestro país. Estas acciones deben sustentarse en el conocimiento científico y tradicional, para saber cómo las diferentes especies responden ante la pérdida de su hábitat y sus posibles consecuencias a corto y mediano plazo. Este conocimiento es crucial para poder elaborar estrategias de conservación en cada uno de los diferentes ambientes que tenemos en nuestro país, desde las zonas de manglares, zonas costeras, marismas, selvas tropicales, bosques de niebla y templados, y nuestros desiertos los cuales albergan una proporción muy importante de especies endémicas y han sido centro de origen de especies muy importantes como la calabaza o el maíz, por mencionar algunos.

Los impactos de la deforestación y la subsecuente pérdida del hábitat nos afectan directamente a través de esta compleja red de relaciones entre plantas y animales. Proteger los hábitats no solo salvaguarda la biodiversidad, sino que también asegura los recursos y servicios que sostienen nuestra propia existencia.

*Red de Interacciones Multitróficas, INECOL

**Autor de correspondencia: betsabe.ruiz@inecol.mx

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