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 Las perlas, cada una de menos de 1 mm de diámetro, se formaron hace entre 3 mil 300 y 3 mil 600 millones de años durante erupciones volcánicas en la superficie del entonces joven satélite

¿Por qué la luna brilla con perlas de vidrio?

Perla. Imágenes SEM de características en la superficie de perlas de vidrio negras. (- ICARUS (2025). DOI: 10.1016/J.ICARUS.2025.116607)

 Los astronautas del Apolo no sabían qué encontrarían al explorar la superficie lunar, pero no esperaban ver acumulaciones de diminutas perlas de vidrio naranja brillante entre las rocas y el polvo.

   Las perlas, cada una de menos de 1 mm de diámetro, se formaron hace entre 3 mil 300 y 3 mil 600 millones de años durante erupciones volcánicas en la superficie del entonces joven satélite. “Son algunas de las muestras extraterrestres más asombrosas que tenemos”, afirmó Ryan Ogliore, profesor asociado de física en Artes y Ciencias de la Universidad de Washington en San Luis, sede de un gran depósito de muestras lunares que fueron devueltas a la Tierra. “Las perlas son diminutas cápsulas prístinas del interior lunar”.

VISIÓN SIN PRECEDENTES

   Utilizando diversas técnicas de análisis microscópico que no estaban disponibles cuando los astronautas del Apolo trajeron las primeras muestras de la Luna, Ogliore y un equipo de investigadores han podido observar de cerca los depósitos minerales microscópicos en el exterior de las perlas lunares. La visión sin precedentes de los antiguos artefactos lunares se publicó en Icarus. La investigación fue dirigida por Thomas Williams, Stephen Parman y Alberto Saal, de la Universidad de Brown.

   El estudio se basó, en parte, en el NanoSIMS 50, un instrumento de la Universidad de Washington que utiliza un haz de iones de alta energía para fragmentar pequeñas muestras de material para su análisis. Investigadores de la Universidad de Washington han utilizado el dispositivo durante décadas para estudiar partículas de polvo interplanetario, granos presolares en meteoritos y otros pequeños fragmentos de escombros de nuestro sistema solar.

   El estudio combinó diversas técnicas -tomografía de sonda atómica, microscopía electrónica de barrido, microscopía electrónica de transmisión y espectroscopia de rayos X por dispersión de energía- de otras instituciones para observar más de cerca la superficie de las cuentas. “Hemos tenido estas muestras durante 50 años, pero ahora contamos con la tecnología para comprenderlas plenamente“, declaró Ogliore. “Muchos de estos instrumentos habrían sido inimaginables cuando se recolectaron las cuentas por primera vez”.

   Como explicó Ogliore, cada perla de vidrio cuenta su propia historia del pasado lunar. Las perlas -algunas de color naranja brillante, otras de color negro brillante- se formaron cuando los volcanes lunares expulsaron material del interior a la superficie, donde cada gota de lava se solidificó instantáneamente en el frío vacío que rodea la luna.

NO SE ENCUENTRAN EN LA TIERRA

   “La mera existencia de estas perlas nos indica que la luna tuvo erupciones explosivas, algo así como las fuentes de fuego que se pueden ver hoy en Hawái”, afirmó. Debido a su origen, las perlas tienen un color, una forma y una composición química que no se encuentran en la Tierra.

   Los diminutos minerales de la superficie de las perlas podrían reaccionar con el oxígeno y otros componentes de la atmósfera terrestre. Para evitar esta posibilidad, los investigadores extrajeron perlas de las profundidades de las muestras y las mantuvieron protegidas de la exposición al aire durante cada etapa del análisis. “Incluso con las técnicas avanzadas que utilizamos, estas mediciones fueron muy difíciles de realizar", afirmó Ogliore.

   Los minerales (incluidos los sulfuros de zinc) y la composición isotópica de las superficies de las esferas sirven como sondas para comprender las diferentes presiones, temperaturas y condiciones químicas de las erupciones lunares de hace 3.500 millones de años. Los análisis de esferas lunares anaranjadas y negras han demostrado que el estilo de las erupciones volcánicas cambió con el tiempo. “Es como leer el diario de un antiguo vulcanólogo lunar”, afirmó Ogliore.

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