
Con motivo del reciente informe de INEGI sobre medición de la pobreza y tras retomar el trabajo realizando antes por el CONEVAL, investigadores del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana, han observado elementos que requieren un análisis más detallado de la fuente de información y/o de la forma de aplicar la metodología para medir pobreza para preservar la continuidad y comparabilidad de sus resultados.
“Aunque el INEGI sostiene que ha mantenido la metodología de CONEVAL, hemos identificado ciertos ajustes técnicos que representan cambios respecto a ejercicios anteriores. Algunos derivan de modificaciones en la fuente de información —la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH)—, mientras que otros provienen de decisiones adoptadas para dar continuidad a los indicadores que antes publicaba el CONEVAL”.
El artículo “INEGI toma la estafeta: radiografía y debate sobre la medición de la pobreza”, firmado por varios miembros de EQUIDE recuerda que, si bien en sus comunicados previos, la presidencia del INEGI afirmó que esta transición preservaría la metodología desarrollada y utilizada por el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), lo que permitiría dar seguimiento a la evolución de la pobreza y sus distintos indicadores.
El artículo firmado por los académicos Graciela Teruel, Pablo Gaitán, Gerardo Leyva, Edgar Martínez y Víctor Pérez, señalan los puntos de duda de esta afirmación. “Despejar estas dudas no solo aumentaría la claridad de la información, sino que también potenciaría su valor para el diseño y la evaluación de políticas públicas orientadas a reducir la pobreza en México”.
En 2024, de una población cercana a 130 millones de personas, INEGI estima que 29.6% (38.5 millones) vivía en pobreza y 5.3% (7 millones) en pobreza extrema. “Aunque estos niveles son preocupantes, la atención pública y mediática se ha centrado en los cambios registrados entre 2018 y 2024, por su relevancia como balance del sexenio de Andrés Manuel López Obrador”.
En ese lapso, señalan, las estimaciones de INEGI y del extinto CONEVAL indican que la pobreza en México se redujo en 12.3 puntos porcentuales y la pobreza extrema en 1.7 puntos porcentuales. “Reducciones inéditas para un periodo similar desde que se empezó a publicar ese indicador en 2008, y que sólo son superadas por las registradas tras la recuperación de la crisiseconómica de 1994, cuando la medición se basaba únicamente en el ingreso”.
MEDIR DIFERENTE.
Al tratarse de un indicador multidimensional, la disminución de la pobreza puede explicarse por tres vías que, además, pueden interactuar entre sí: incrementos en los ingresos de los hogares, mejoras en las carencias sociales, o cambios en las fuentes de información y metodologías utilizadas.
Entre 2018 y 2024, la información de la (Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares) muestra que el ingreso de los hogares creció 22.2% en términos reales —equivalente a alrededor de 4% anual—, un aumento notable considerando la crisis económica derivadade la pandemia de COVID-19y el contexto internacional adverso que hubo durante este periodo, señalan los especialistas. Este incremento se ha explicado principalmente por el alza en los ingresos laborales (18%) y en las transferencias de recursos directos del gobierno a la población (49%).
Dentro de los ingresos laborales, los sueldos y salarios aumentaron 23% y los ingresos por negocios propios 22%; mientras que jubilaciones y pensiones crecieron 43%. Parte de este aumento podría asociarse a políticas como el incremento del salario mínimo, que también elevó el valor de la pensión mínima garantizada (y, por tanto, el ingreso por jubilaciones y pensiones).
“Sin embargo, dado que la mayoría de la fuerza laboral se encuentra en el sector informal y solo una fracción de los trabajadores formales percibe el salario mínimo, esta política difícilmente explica por sí sola el incremento observado en los sueldos y salarios de los hogares”.
En el caso de las transferencias, el crecimiento fue aún más pronunciado: según la ENIGH, los ingresos por programas sociales aumentaron 158%, y dentro de ellos, las pensiones no contributivas registraron un incremento sin precedentes de 585%. Si bien estos montos son considerables, su efecto en la reducción de la pobreza debe matizarse, señala el artículo.
“La estrategia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se orientó a la universalización de las transferencias, lo que eleva los ingresos de la población en general, pero limita su impacto focalizado sobre quienes viven en pobreza. De hecho, análisis preliminares del área de pobreza del EQUIDE estiman que la contribución directa de los ingresos por programas sociales captados en la ENIGH 2024 es de alrededor de 2.5 puntos porcentuales, es decir, aun cuando se quitaran todos los ingresos por programas sociales, la pobreza subiría de 29.6% a 32.1%”.
MEDICIONES OPTIMISTAS.
Otro elemento relevante son los cambios en el porcentaje de la población con cada una de las carencias sociales, que según el INEGI mostraron un comportamiento mixto entre 2018 y 2024, agrega el texto. “Se registraron reducciones menores en rezago educativo (-0.4 puntos porcentuales) y en calidad y espacios de la vivienda (-3.1 pp); disminuciones más significativas en acceso a la seguridad social (-5.3 pp), servicios básicos en la vivienda (-5.5 pp) y acceso a la alimentación nutritiva y de calidad (-7.8 pp); y, en contraste, un aumento muy importante en la carencia por acceso a los servicios de salud (+18 pp). No obstante, en conjunto, el porcentaje de la población con al menos una carencia social —condición necesaria para ser clasificado como pobre— se redujo en 6.6 puntos porcentuales, contribuyendo así a la disminución del indicador de pobreza”.
Si bien esta información hace ver una mejora relevante en los indicadores de bienestar de la población mexicana entre 2018 y 2024, “es necesario subrayar que persisten algunas dudas en torno al diagnóstico ofrecido por el INEGI, tanto por la naturaleza de la fuente de información utilizada, como por ciertas decisiones metodológicas adoptadas para estimar los indicadores reportados”.