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El 27 de junio el periódico israelí “Haaretz”, publicó un artículo que documenta cómo los centros de distribución de alimentos instalados en la franja de Gaza se han convertido en trampas mortales para los palestinos.

Gaza, ciudad sitiada

Gaza, ciudad sitiada. La indignación mundial que ha provocado esta situación ha ocasionado que la presión sobre Israel aumente cada día. (SUCMO)

En Gaza y los territorios palestinos se presencia el resquebrajamiento del marco regulador internacional que buscaba que los horrores del nazismo nunca se repitieran.

Por eso es importante recordar a poco de cumplirse 84 años del inicio del sitio de Leningrado por la Alemania nazi, tal vez el más mortífero de la historia, cuando se reavivan las discusiones sobre las estrategias que son moralmente aceptadas para enfrentar al enemigo en un contexto de guerra.

En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, una de las ciudades más importantes de la entonces Unión Soviética era Leningrado (San Petersburgo) donde se encontraban las principales industrias armamentísticas. La estrategia nazi fue la de sitiarla para que se rindiera cuando el hambre hiciera estragos. Sin embargo, resistió cuatro años de asedio, aunque con consecuencias desastrosas: de los cuatro millones de personas que habitaban allí, cerca de un millón murieron de hambre.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional se empeñó que casos como ese no volvieran a ocurrir. Como sea fue aceptado un aparato de derecho internacional que la mayoría de las naciones aceptaron.

El 27 de junio el periódico israelí Haaretz, publicó un artículo que documenta cómo los centros de distribución de alimentos instalados en la franja de Gaza se han convertido en trampas mortales para los palestinos. Dichos centros, de los que ya hemos dado cuenta, desde hace meses, son operados por la Fundación Humanitaria para Gaza (FHG), un oscuro organismo creado con fondos israelíes y estadounidenses para suplir las actividades de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Organismo creado por la ONU para los refugiados palestinos en 1949, tras el establecimiento del Estado de Israel, que ahora lo acusa de estar involucrado con Hamas.

Según los testimonios recopilados por el diario israelí, decenas de militares israelíes que han servido en Gaza, acusan a su ejército de abrir fuego deliberadamente contra las personas que se acercan a buscar alimentos. Se señala de forma específica al general de brigada Yehuda Vach, y a su hermano el coronel Golan Vach de haber ordenado disparar contra civiles indefensos en reiteradas ocasiones. Yehuda está implicado en la masacre de 15 miembros de los servicios de rescate y es investigado por la Corte Penal Internacional.

Estas acusaciones fueron reafirmadas a finales de julio de 2025, cuando se filtraron a la prensa una serie de videos tomados por el teniente coronel Anthony Aguilar, un oficial retirado de las fuerzas especiales del Ejército de los Estados Unidos, que fue reclutado como gerente de operaciones de la empresa de seguridad UG Solutions, contratada por la FHG para proteger sus complejos.

El teniente Aguilar documentó los días de la apertura de las instalaciones, que se caracterizaron por ser los más mortíferos. Desde entonces, en las inmediaciones de estos centros han muerto aproximadamente mil civiles indefensos, de lo que han dado cuenta diferentes medios.

En los videos se pueden escuchar disparos durante los momentos de distribución de comida, y, en uno de ellos se observa el momento en que los miembros de UG Solutions lanzan bombas aturdidoras sobre las personas que acuden por comida (AP, 30/07/2025).

La prensa ha intentado poner nombre a este horror. Por ejemplo, el New York Times lo llamó las “olimpiadas del hambre” y las propias Fuerzas de Defensa Israelíes lo han llamado Operación Pescado Salado, por la versión israelí del juego del Calamar, popularizado por la violenta serie de Netflix.

Uno de los soldados israelíes entrevistados por Haaretz relató: “Abrimos fuego temprano por la mañana si alguien intenta ponerse en la fila a unos cientos de metros de distancia, y a veces simplemente cargamos contra ellos a corta distancia. Pero no hay peligro para las fuerzas israelíes”.

La situación se torna más angustiante al saber que estos centros —que son trampas mortales— durante meses fueron la única vía para obtener alimentos. Tal situación ha ocasionado, como era de esperarse, que la desnutrición y las enfermedades infecciosas asociadas a ésta, estén cobrando la vida de decenas de personas, principalmente niños, que no tienen acceso a agua potable porque las plantas purificadoras fueron destruidas por el ejército israelí desde hace meses, ni cuentan con los alimentos adecuados y combustibles necesarios para hornear pan y cocinar alimentos.

Según cifras de la ONU, hasta la fecha en han muerto de hambre en Gaza 133 personas, la mayoría niños. De acuerdo con la alerta de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC) emitida el martes 29 de julio, en Gaza se han alcanzado dos de los tres umbrales de hambruna. Según estos datos, más de una de cada tres personas (39% de la población) no come durante días eenteros. Más de 500 mil personas, aproximadamente una cuarta parte de la población, se enfrentan a condiciones similares a la hambruna, mientras que el resto de la población sufre niveles de hambre de emergencia (ONU.org).

Gaza, ciudad sitiada Ante esta situación devastadora y debido a la presión internacional, el gobierno israelí ha tenido que permitir la entrada de más alimentos y ayuda a Gaza por tierra y aire. (SUCMO)

En una entrevista para Haaretz, la Dra. Dorit Adler, presidenta del Foro Israelí para la Nutrición Sostenible y miembro del Foro Humanitario para Gaza, afirmó que la condición de las mujeres, los niños y los ancianos es la peor. “Tienen que recorrer largas distancias para conseguir comida con este calor, y en sus condiciones, caminar puede ser peligroso”. También declaró: “Sabemos que algunos alimentos llevan meses en camiones, así que definitivamente no son frescos. Incluso si ahora se importa leche de fórmula, ¿de dónde saldrá el agua necesaria para prepararla? Alguien tiene que gestionar todo eso”, añadió (Haaretz, 30 de julio de 2025).

Según un comunicado de la Fundación Humanitaria para Gaza, están repartiendo un millón de comidas diarias y hasta la fecha ha distribuido cerca de 95 millones de comidas. Sin embargo, estas cifras son poco confiables. Aunque haya sido cierto el reparto de un millón de comidas diarias, no son suficientes para los poco más de dos millones de habitantes de la Franja. Además, como cita el diario Haaretz, esta cifra es resultado de calcular que cada caja que reparte la FHG, que pesa entre 16 y 18 kilos y contiene arroz, pasta, tahini, aceite de cocina, garbanzos o lentejas y sal, puede alimentar a 5 personas por 3 o 4 días.

Sin embargo, no está ocurriendo porque el organismo no ha podido garantizar ni vigilar que cada familia de la Franja reciba los alimentos indispensables, pues no existe un sistema de distribución organizado. Así lo demuestran los vídeos publicados por Aguilar, que han sido confirmados por profesores de la Universidad Ben-Gurión del Néguev; los miembros de la FHG colocan las cajas de alimentos en mesas para luego abrir las compuertas de los centros y dejar que sean tomadas por quien pueda, en un espectáculo desastroso.

Por si fuera poco, los demandantes de alimentos, han debido recorrer más de cuatro kilómetros para llegar a los centros de distribución cuando sus campamentos están próximos, y tienen que moverse hasta veinte kilómetros de los más lejanos. Desde ahí deben cargar las cajas hasta sus campamentos, lo que hace más difícil a adolescentes, mujeres y niños garantizar su alimentación, ya que son muchas familias que no cuentan con miembros varones porque han sido asesinados.

Ante esta situación devastadora y debido a la presión internacional, el gobierno israelí ha tenido que permitir la entrada de más alimentos y ayuda a Gaza por tierra y aire; así como restablecer el suministro eléctrico a la planta desalinizadora de Deir Al-Balah. También permitió a Egipto restablecer el suministro de una pequeña cantidad de agua a Gaza. Sin embargo, esto es insuficiente para paliar la grave crisis que Israel ha generado en la zona.

La indignación mundial que ha provocado esta situación ha ocasionado que la presión sobre Israel aumente cada día. El gobierno francés anunció que reconocerá la existencia de un Estado palestino y el gobierno de Reino Unido declaró que hará lo mismo en septiembre si Israel no detiene la guerra. A esta medida se han sumado Australia y Canadá. También dentro de Israel algunos sectores han denunciado la situación calificándola como “Nuestro genocidio” en un informe publicado por las organizaciones no gubernamentales B´Tselem y Médicos por los Derechos Humanos (El País, Haaretz, 28/07/2025).

Hoy, como en Leningrado, el sitio de una ciudad vuelve a ser una acción de guerra. El periodista español Guillermo Altares, cierra un interesante artículo al respecto con una frase de la película de Marcel Ophuls, Veillées d’armes: histoire du journalisme en temps de guerre, donde el actor Philippe Noiret comienza con esta reflexión: “Tras la Segunda Guerra Mundial nos preguntábamos que, si hubiéramos visto en directo aquellos horrores, tal vez hubiese cambiado algo. Ahora estamos viendo lo que está ocurriendo en Bosnia y sabemos que nada va a cambiar”. Algo semejante se puede ver en Gaza en pleno siglo XXI, y la comunidad internacional no parece reaccionar.

* Seminario Universitario de las Culturas de Medio Oriente

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