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Un equipo científico encontró que un fármaco usado para regular los niveles de colesterol y de triglicéridos puede contrarrestar síntomas del síndrome de DiGeorge

Un “sorprendente” hallazgo conecta un fármaco para el colesterol con la salud mental

Sindrome. La afección, que aparece cuando falta una pequeña parte del cromosoma 22. (Darryl Leja)

El síndrome de DiGeorge es un trastorno genético raro que eleva el riesgo de padecer enfermedades mentales, como la esquizofrenia. Ahora, un equipo científico encontró que un fármaco usado para regular los niveles de colesterol y de triglicéridos puede contrarrestar los síntomas de esta afección.

Los experimentos se realizaron en células y en modelos de ratón de la enfermedad -también conocida como síndrome de deleción 22q11.2 (22qDS)-. Los detalles se publicaron en la revista Science Translational Medicine, en un artículo liderado por expertos de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania y del Hospital Infantil de Filadelfia.

Además de demostrar los beneficios de reutilizar el fármaco, el texto describe cómo este síndrome altera en el cerebro la función de las mitocondrias -el orgánulo más importante desde el punto de vista energético de la célula- y cómo esto afecta a la barrera hematoencefálica (BHE), y su posible influencia en las enfermedades neuropsiquiátricas.

Son, según los investigadores, “hallazgos sorprendentes y alentadores” que podrían traducirse en una nueva terapia, si bien aún hay que demostrarlo en ensayos clínicos con humanos.

La BHE es un sistema vascular especializado que separa el cerebro del resto del cuerpo, y actúa como guardiana del sistema nervioso central, protegiéndolo de invasores externos y toxinas.

Su mantenimiento, por tanto, es fundamental para el funcionamiento óptimo del cerebro y sus alteraciones se relacionan con múltiples trastornos neurológicos, que van desde el autismo y la esquizofrenia hasta enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple y el alzhéimer, explica un comunicado del Hospital Infantil de Filadelfia.

Una característica notable de la BHE es su elevado contenido mitocondrial. Estudios previos demostraron que el número de mitocondrias por célula es más alto en las células endoteliales del cerebro que en el endotelio -tejido que reviste el interior de los vasos sanguíneos- del resto del cuerpo.

En el campo se especulaba que ese alto contenido mitocondrial es necesario para sustentar la BHE, pero el papel de las mitocondrias en la citada estructura cerebral no ha estado claro.

Para tratar de aclararlo, los investigadores decidieron centrarse en el síndrome de DiGeorge, del que ya se sabía que compromete el funcionamiento de la BHE -afectando la comunicación entre el cerebro y la periferia-.

La afección, que aparece cuando falta una pequeña parte del cromosoma 22, aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades. Los pacientes tienen un riesgo 25 veces mayor de desarrollar psicosis y una de cada cuatro personas desarrolla esquizofrenia.

Teniendo esto en cuenta, el equipo partió de la hipótesis de que los déficits mitocondriales contribuyen precisamente a una disfunción en la BHE y, por tanto, a mayor riesgo de trastornos del desarrollo y neurodegenerativos.

Para comprobarlo, cultivaron células endoteliales cerebrales a partir de células madre pluripotentes inducidas humanas -capaces de dividirse de forma indefinida y convertirse luego en cualquier tipo de célula-, derivadas de cuatro pacientes con síndrome de DiGeorge.

Asimismo, examinaron células endoteliales de la barrera hematoencefálica de ratones.

En ambos casos, observaron que las células presentaban marcados defectos en las mitocondrias convirtiendo “permeable” a la BHE.

“Quizás lo más emocionante es que los investigadores descubrieron que el tratamiento con el fármaco bezafibrato, un medicamento para el colesterol que también es un activador de la generación y el recambio mitocondrial, puede mejorar la función de la BHE tanto en el sistema de células madre como en el modelo preclínico de 22qDS”, señala la nota del hospital.

“Demostramos que al restablecer la función mitocondrial en la BHE usando bezafibrato podemos revertir déficits de comportamiento”, señala a EFE Jorge Iván Álvarez, de la Universidad de Pensilvania.

“Nuestros hallazgos indican un papel novedoso y previamente no reconocido de la mitocondria en promover la función de la BHE y en general del cerebro, y presentan una novedosa diana terapéutica”, concluye el investigador, quien, junto a Stewart Anderson, del Hospital Infantil de Filadelfia, y colaboradores, trabajan para conseguir apoyo financiero para empezar el ensayo en humanos. 

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