
La contaminación por plásticos ha cobrado especial importancia debido a la filtración de residuos plásticos y microplásticos al medio ambiente, generando impactos negativos en los ecosistemas y la salud humana.
De las más de 430 millones de toneladas de plásticos que se producen anualmente en el mundo, 155 millones corresponde a envases y embalajes, de los cuales más del 30% son empaques flexibles.
Según la Fundación Ellen MacArthur, los formatos flexibles son la categoría de envases de plástico con mayor ritmo de crecimiento en los últimos años. Además, debido a sus características de peso y difícil reciclabilidad, hasta el 80% de este tipo de plásticos se filtran a los océanos, de los cuales el 29% son flexibles multimaterial y el 51% monomaterial.
En este contexto, El Programa de Acción sobre Residuos y Recursos (WRAP, por sus siglas en inglés), en colaboración con los Pactos de los Plásticos de México, Chile y Colombia, lanzan un llamado para impulsar 10 soluciones que aborden este desafío crítico.
Las propuestas deben estar enfocadas en prevenir la contaminación por plásticos flexibles principalmente por filtración a los océanos, atendiendo uno o más de estos desafíos:
Reducir el uso de plásticos flexibles problemáticos y/o con mayor riesgo de fuga a la naturaleza (sachets, envoltorios, etiquetas, etc.). Habilitar el reciclaje de plásticos flexibles a través del diseño y tecnologías intermedias. Abordar mercados finales para material reciclado de polipropileno (PP) y poliolefinas mixtas (PP/PE).
La convocatoria está dirigida a organizaciones de cualquier tamaño y país, siempre que sean entidades legales, y que tengan la capacidad de operar en al menos uno de los países objetivo (México, Chile o Colombia), o contar con medios para implementar su solución en alguno de estos mercados.
Las 10 iniciativas seleccionadas se beneficiarán de un programa de fortalecimiento de capacidades diseñado para impulsar su crecimiento y facilitar su expansión a nuevos mercados.
Además, con el fin de potenciar su escalabilidad en la región, tendrán acceso a:
- a) Apoyo técnico por parte de WRAP y expertos de la Red Global de Pactos de los Plásticos.
- b) Conexión con los Pactos de los Plásticos de México, Chile y Colombia y expertos de la red global de pactos.
- c) Talleres especializados en regulación, circularidad, cambio de comportamiento, financiamiento, y más.
- d) Acceso a redes de aliados comerciales, inversionistas, y aliados estratégicos.
- e) Pilotos personalizados y reuniones uno a uno con empresas y expertos.
- f) Difusión de las soluciones en medios, redes y eventos clave para fortalecer su visibilidad.
El periodo de postulación estará abierto hasta el 22 de septiembre de 2025, las iniciativas seleccionadas serán anunciadas en enero de 2026 y el programa de fortalecimiento de capacidades iniciará en febrero de 2026.
Los interesados deberán postularse en la página del Programa de innovación para la circularidad de los plásticos en América Latina 2025 | WRAP – The Waste and Resources Action Programme
MICROPLÁSTICOS EN MAZATLÁN.
Por primera vez en México, científicos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM reconstruyeron la historia de la contaminación por microplásticos en la laguna costera Estero de Urías, ubicada en Mazatlán, Sinaloa. Este trabajo es uno de los pocos estudios realizados a nivel mundial que ofrece una visión a largo plazo de este problema ambiental.
Ana Carolina Ruiz Fernández, responsable del Laboratorio de Geoquímica Isotópica y Geocronología del ICMyL, y líder de la investigación; así como Joan Albert Sánchez Cabeza, responsable de los Observatorios Costeros del Cambio Global y del Laboratorio Cambio Global y Climático del ICMyL, y coautor del estudio, explicaron que este se realizó para reconstruir cómo ha variado la polución por dichos materiales en ese cuerpo de agua desde el siglo pasado, y hace énfasis en el periodo a partir de 1950, año en que comenzó la producción industrial masiva de plásticos.
Con base en el análisis del registro de microplásticos en sedimentos fechados con plomo-210 (²¹⁰Pb), fue posible evaluar cómo ha cambiado con el tiempo el flujo de estos contaminantes en el sitio y su relación con el crecimiento de la población en Mazatlán, así como con la disponibilidad de los plásticos a nivel global, comentó Ruiz Fernández.
Añadió que, aunque desde mediados del siglo pasado hasta finales de los años 80 la producción del plástico mostró una tendencia creciente, a partir de los años 90 se aceleró significativamente, superando notablemente el ritmo de crecimiento de los 30 años previos.
Cuatro plantas tratadoras de aguas residuales (que no retienen los microplásticos) y varias granjas de camaronicultura descargan sus efluentes al interior de la laguna, lo cual probablemente ha contribuido a agravar la situación, al grado de que los niveles de microplásticos en Estero de Urías se encuentran entre los más altos en el ámbito global, en comparación con otros estudios realizados en sedimentos fechados con ²¹⁰Pb.
Es preocupante porque en esa laguna se efectúa pesca de subsistencia, y la contaminación va a ir a parar también a la biota de la que se alimentan los pobladores de la región, alertó Ruiz Fernández.
A su vez, Sánchez Cabeza precisó que los sedimentos son como “un libro”, un registro del ambiente capa tras capa, cuyas “páginas” se pasan hacia atrás para reconstruir la historia.
En el estudio se determinó que el polímero más abundante es el tereftalato de polietileno, conocido como PET (el de las botellas de refresco y agua), lo cual se explica por su alto consumo y mal manejo, ya que históricamente el porcentaje que se recicla de plásticos es bajo, aseveró Ruiz Fernández.