
La NASA lanzó este miércoles con éxito al espacio tres misiones que buscan mapear la heliosfera (capa que rodea y protege al sistema solar), dar seguimiento crítico de la meteorología espacial y estudiar cómo responde la atmósfera superior de la Tierra al viento solar.
Las tres misiones despegaron desde Florida (EU) en un cohete Falcon 9 de SpaceX a las 07:31 hora local (11:31 GMT) y su destino es el primer punto de Lagrange, un lugar gravitacionalmente estable entre el Sol y la Tierra separado por más de 1,6 millones de kilómetros del planeta azul.
Una vez allí, tras una travesía estimada de 108 días, las misiones procederán al estudio de la heliosfera, del viento solar y de la exosfera, la capa superior de la atmósfera terrestre.Estas misiones tendrán un gran impacto en la vida diaria en la Tierra, pues “podrían ayudar a proteger tu red eléctrica, tu GPS, incluso los sistemas de comunicación de los pilotos en aviación, los servicios de emergencia y sistemas de apoyo en la agricultura”, explicó la científica española Teresa Nieves Chinchilla durante la transmisión de la agencia espacial estadounidense NASA del lanzamiento en español.
El orbitador IMAP (Sonda de mapeo y aceleración interestelar) será el encargado de analizar y cartografiar con un detalle nunca antes alcanzado la heliosfera, una región ubicada a 14.000 millones de kilómetros de la Tierra que se genera por las partículas magnéticas procedentes del Sol y que protege al sistema solar de la radiación cósmica.
Esta región del espacio solo ha sido atravesada por las dos sondas Voyager, la última de ellas lanzada al espacio hace casi seis décadas, por lo que el conocimiento que la agencia espacial posee sobre la heliosfera es limitado.
La misión estudiará la interacción entre el espacio interestelar en el límite de la heliosfera, la actividad solar y cómo las partículas cargadas del Sol se energizan para formar el viento solar, un fenómeno que afecta a la actividad sobre el planeta terrestre.“Cada una de estas fronteras influye en la forma en que la energía y las partículas del sol se desplazan por el espacio e interactúan con la Tierra. Cuando esta actividad se intensifica, puede alterar nuestra magnetosfera y atmósfera, creando lo que denominamos meteorología espacial”, describió Chinchilla, científica de la Oficina de análisis de meteorología espacial de la NASA.
Los datos que recabe la sonda, que serán en tiempo real, también serán útiles para futuras misiones espaciales tripuladas, como las del programa Artemis que prevén el regreso del ser humano a la Luna, puesto que proporcionará información esencial acerca de los efectos del viento solar sobre los astronautas.
“La prioridad siempre va a ser asegurarnos de que los astronautas estén a salvo”, afirmó el director de vuelo de la NASA Marcos Flores durante la transmisión.“Lo que más nos emociona es que vamos a tener otra vía de detección de estos sistemas meteorológicos espaciales, como las tormentas geomagnéticas”, señaló Flores, quien añadió que esto permitirá que los modelos de computadoras en la Tierra puedan “pronosticar lo que va a ocurrir” y que la detección del “impacto que va a tener sea mucho más precisa”.
Los sensores que tiene IMAP son “de mucha más precisión y podrían alertar a los analistas en la Tierra de cuándo está ocurriendo algo”, por lo que se podrá reaccionar “de una manera un poco más rápida y dejarles saber a los astronautas que tienen que tomar medidas para protegerse”, subrayó Flores.Otra de las misiones incluye un satélite de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) de Estados Unidos, que estudiará ininterrumpidamente la actividad del Sol y monitoreará el viento solar.
“Va a ayudar a hacer mejores pronósticos de meteorología espacial, más rápidos, más eficientes”, aseguró la doctora de la NOAA Yaireska Collado Vega.La tercera corresponde al observatorio Carruthers Geocorona, que analizará la exósfera y cartografiará esta extensa región de condiciones cambiantes por la acción del Sol sobre ella.