
La sostenibilidad es la base del desarrollo de nuestro entorno, sea una gran ciudad o una pequeña comunidad. El reto es cada vez mayor debido a la escasez de servicios y recursos, particularmente aquellos relacionados con el medio ambiente. La sustentabilidad es uno de los pilares del desarrollo sostenible y alcanzar un equilibrio de convivencia con la naturaleza requiere de información y conocimiento.
La sustentabilidad está relacionada con la conservación y uso responsable de los recursos naturales, el cuidado del medio ambiente y la biodiversidad, la reducción de emisiones contaminantes y mitigación del cambio climático, aprovechamiento de energías verdes, gestión del agua y el uso de estrategias de economía circular. Lograr avanzar en estos temas requiere de la participación de todos los sectores, particularmente de la ciudadanía.
La educación ambiental para la ciudadanía busca formar personas conscientes y activas frente a los problemas ambientales, dotándolas de conocimientos, habilidades, valores y actitudes para participar en la solución. De acuerdo con el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, su objetivo es crear una ciudadanía comprometida con el cuidado de la Tierra, capaz de tomar decisiones informadas y de actuar colectivamente para lograr un desarrollo sostenible.
De esta forma, la educación ambiental representa una herramienta muy importante para alcanzar el equilibrio entre las actividades antropogénicas y la salud del planeta. En este sentido, se mezclan diferentes disciplinas de las áreas de ciencias naturales, ciencias sociales y humanidades con la finalidad y generar estrategias integrales de apropiación social del conocimiento sobre el medio ambiente y prácticas sostenibles.
Los objetivos de la educación ambiental para la ciudadanía, de forma general, son la creación de conciencia, proporcionar información que permita la comprensión crítica de los temas, dotar a las personas de habilidades y herramientas para resolver los problemas que se encuentren a su alcance, impulsar la participación social y fomentar actitudes y valores que permitan tomar decisiones con responsabilidad social.
Este tipo de educación no es formal pero sí es formativa. Las acciones deben ser planeadas y orientadas al tipo de población objetivo. El trabajo con niñas, niños y adolescentes suele ser uno de los más significativos, ya que se trata de personas que se encuentran en desarrollo físico y mental. Por ello es muy importante despertar conciencias desde edades tempranas pues permiten generar cambios de fondo. Sin embargo, no debe subestimarse el trabajo que se realice con población adulta, ya sea joven o madura, ya que una parte muy importante de la población comprende la necesidad de hacer cambios para lograr una mejor relación con nuestro planeta, del que dependemos. De esta forma, cada estrategia deberá ser cuidada desde su origen.
La educación es la base de la transformación de la sociedad. La falta de información o la desinformación crea vacíos que serán llenados de alguna forma, y ciertamente no siempre es de manera positiva. Es así que generar estrategias para la apropiación social del conocimiento permite que la comunidad genere conciencia y tome mejores decisiones.