
La obesidad es uno de los principales problemas de salud pública en el mundo, entre sus causas se pueden encontrar factores genéticos.
Un equipo de científicos ha identificado 13 genes asociados con la obesidad en personas de diversas ascendencias, ampliando el conocimiento sobre cómo influye la herencia en esta enfermedad.
Analizando un problema global
Realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State) y publicado en la revista Nature Communications, el estudio analizó los datos de 850,000 personas con ancestros de África, América, Asia (oriente y sur), Europa y medio oriente. De los genes identificados, ocho ya habían sido relacionados con la obesidad, mientras que cinco se descubren por primera vez.
Según los autores, la mayoría de las investigaciones previas sobre obesidad se habían centrado en poblaciones de ascendencia europea, lo que generaba un sesgo y limitaba la comprensión global del problema. “La obesidad afecta a millones, pero la mayoría de los estudios se han centrado en unos pocos”, explicó Deepro Banerjee, estudiante de genómica y primer autor del trabajo.
Para superar esa limitación, los investigadores combinaron datos del Biobanco del Reino Unido y del programa estadounidense All of Us, una iniciativa que busca reflejar la diversidad genética y cultural del país. Esta integración permitió encontrar variaciones raras en genes presentes en distintas poblaciones y analizar su impacto en el índice de masa corporal (IMC).
Los científicos descubrieron que los nuevos genes asociados YLPM1, RIF1, GIGYF1, SLC5A3 y GRM7, aumentan hasta tres veces el riesgo de obesidad grave, un efecto similar al de los genes más estudiados, como MC4R y BSN. Además, observaron que estas variantes genéticas también están implicadas en otras enfermedades relacionadas, como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardíacos.
Una nueva visión para buscar soluciones
Los hallazgos ofrecen una visión más amplia del papel de la genética en la obesidad y podrían abrir nuevas vías para tratamientos así como directrices farmacológicas y biomarcadores que podrían guiar terapias innovadoras. “Nuestros hallazgos subrayan el poder y la importancia de los estudios transancestrales”, sin embargo “aún necesitamos más datos de poblaciones no europeas” destacó Santhosh Girirajan, jefe del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y coautor del estudio.