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Estudio de un hueso de la garganta ha permitido a un equipo estadounidense de científicos confirmar que N. lancesis no era un ejemplar adolescente de T. rex sino un tiranosáurido distinto y más pequeño

El dinosaurio Nanotyrannus lancensis no era un T.rex adolescente sino otra especie más pequeña

Dino Recreación entre un adulto de Nanotyrannus (izquierda) y dos ejemplares jóvenes de T. rex, con un T. rex adulto observando desde la distancia. (Jorge González.)

El tiranosaurio Nanotyrannus lancensis coexistió con el Tyrannosaurus rex, pero son dos especies taxonómicamente distintas, un hallazgo que no solo pone fin a un largo debate científico sino que demuestra que la diversidad de depredadores en el Cretácico era mayor de lo que se pensaba.

Durante décadas, los paleontólogos han discutido si Nanotyrannus lancensis era un adolescente de T.rex o un tipo distinto de tiranosáurido pero ahora, el estudio de un hueso de la garganta ha permitido a un equipo estadounidense de científicos confirmar que N. lancesis no era un ejemplar adolescente de T. rex sino un tiranosáurido distinto y más pequeño.

Los detalles del estudio, dirigido por Christopher T. Griffin, investigador en las universidades de Yale y Princeton, se publican este jueves en Science.

El escaso y a menudo fragmentado registro fósil hace difícil identificar las distintas especies de dinosaurios que vivieron en los antiguos ecosistemas, y es especialmente desafiante cuando se intenta diferenciar nuevas especies de ejemplares adolescentes de especies conocidas.

Este ha sido durante años el caso de lo Nanotyrannus lancensis, un pequeño tiranosáurido del Cretácico de Norteamérica que en los últimos 60 años ha sido clasificado como una especie propia y como un joven Tyrannosaurus rex.

Este debate ha persistido porque el holotipo (la referencia oficial) de N. lancensis se basa en un solo cráneo, y para evaluar la madurez de un ejemplar a menudo se usan los huesos de las extremidades.

“La identidad del espécimen holotipo fue la pieza clave en este debate. El descubrimiento de que este pequeño cráneo era en realidad de un individuo adulto demuestra de forma definitiva que es diferente del Tyrannosaurus rex“, afirma el autor principal del trabajo, Christopher Griffin.

Edad y madurez de los fósiles

Igual que al talar un árbol es posible contar sus anillos para averiguar su edad, cortar transversalmente un hueso de dinosaurio puede revelar su grado de madurez. Los científicos suelen usar huesos largos, como fémures o costillas, pero estos no se conservan intactos en todos los especímenes fósiles.

Como el holotipo de Nanotyrannus es principalmente un cráneo, el equipo eligió un hueso de la garganta que sostiene la lengua -el hioides- para ver si este hueso podía indicar de manera fiable la edad y madurez de los fósiles.

Para ello, analizaron y compararon el hioides de especies vivas de aves, lagartos y cocodrilos y de dinosaurios extintos, varios de ellos ejemplares de T. rex conservados en la Sala de Crecimiento de los Dinosaurios del Museo de Historia Natural de Los Ángeles.

“La serie de crecimiento de nuestra Sala de los Dinosaurios fue fundamental para demostrar que el hioides del tiranosaurio mostraba el mismo tipo de registro de crecimiento que los huesos largos”, señala Zach Morris, investigador del Museo de Historia Natural de Los Ángeles y coautor de la investigación.

“Tener una serie de crecimiento que ya había sido analizada histológicamente significaba que podíamos comparar el registro de crecimiento del hioides y el registro de crecimiento de los huesos largos y ver que mostraban señales consistentes incluso en estos depredadores gigantes únicos”, añade.

La comparación con los T. rex proporcionó puntos de referencia para comprender y evaluar mejor las diferencias de crecimiento entre este icónico dinosaurio y el Nanotyrannus y confirmó que N. lancensis es una especie taxonómicamente distinta al T. rex, lo que implica una mayor diversidad depredadora en los ecosistemas del Cretácico tardío de lo que se reconocía anteriormente.

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