
El cometa 31/ATLAS, que avanza hacia la Tierra a una velocidad de 60 kilómetros por segundo, alcanzará el próximo 19 de diciembre su punto de máximo acercamiento a nuestro planeta, a unos 270 millones de kilómetros de distancia.
Un acercamiento esperado
Organismos como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han seguido de cerca su trayectoria para estudiar el origen y las características de este astro. El Explorador de Lunas Heladas de Júpiter (JUICE), lanzado en 2023 por la ESA, analizó al cometa con el objetivo de recopilar datos sobre su estructura y composición química.
Según un artículo publicado por la agencia europea, los científicos descargaron una imagen captada por la cámara de navegación NavCam, en la que 31/ATLAS aparece “claramente visible y rodeado de señales de actividad”.
Señales de un cometa “latente”
Expertos de la ESA señalaron que, además del halo brillante de gas que envuelve al cometa, se observan indicios de dos colas: una de plasma, compuesta por gas cargado eléctricamente, que se extiende hacia la parte superior de la imagen, y otra de polvo, más tenue, formada por diminutas partículas sólidas que se proyecta hacia la zona inferior izquierda.
Además de JUICE, el Telescopio Espacial Hubble y el Telescopio Espacial James Webb también han estudiado al cuerpo celeste, aprovechando la mayor cantidad posible de herramientas espaciales para obtener datos detallados.
El hallazgo más relevante hasta ahora es la actividad detectada en su núcleo y su superficie, una señal de que el cometa está “vivo y latente”.
A medida que avance en su trayectoria, los investigadores esperan reunir información que permita compararlo con otros cometas de la Vía Láctea y detectar posibles elementos químicos aún desconocidos para nosotros.