
Antonio Alatorre (1922-2010) fue quizá el hispanohablante que mejor conoció nuestra lengua, de lo que no hay duda es que su amor por la palabra fue tan grande como su obra misma. El filólogo nacido un 25 de julio en Autlán de Navarro, Jalisco, es reconocido por obras monumentales como “Los 1001 años de la lengua española” o la “Nueva Revista de Filología Hispánica”, y no sólo fue uno de los mayores estudiosos de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, sonetista inédito y repositorio inevitable de envidias intelectuales y académicas, también fue un profesor que –como su profesora de primaria, Mariquita Mares, le enseñó– “le descubría a las personas su propia pasión por descubrir”.
El grueso de la vida y obra de Alatorre son recordados por la academia nacional en distintos homenajes, desde las instituciones que se fortalecieron con su membresía. Así, El Colegio de México, El Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Lengua han recordado la memoria de Antonio Alatorre.
En El Colegio Nacional, Luis Fernando Lara, su discípulo, encabezó la “Conmemoración del centenario de Antonio Alatorre”, en la que participaron los poetas Jorge Gutiérrez Reyna, David Huerta y Francisco Segovia, así como Amelia de Paz (Universidad Complutense de Madrid) y Martha Lilia Tenorio, su discípula y heredera intelectual en El Colmex, quien reveló una parte de la obra de su maestro desconocida hasta ahora.
En el marco de este centenario, la Biblioteca Daniel Cosío Villegas del Colmex realizará una exposición en memoria de Alatorre y el 19 de octubre realizará además un conversatorio.
VIGENCIA.
Luis Fernando Lara recordó que la actividad intelectual de Alatorre fue intensa, quien dirigió por más de 20 años la “Nueva Revista de Filología Hispánica”, la cual es una de las más prestigiosas del hispanismo internacional. “En ella escribió muchos artículos y multitud de reseñas, fue él quien le dio la factura erudita exigente y elegante que todavía hoy la caracteriza”.
Amigo y discípulo de Juan José Arreola, participó activamente en la vida literaria de México junto con personajes como Juan Rulfo, Tomás Segovia, Octavio Paz y muchos de los escritores de su época, añadió.
Hizo traducciones de obras fundamentales y publicó las novelas “El brujo de Autlán” y “La migraña”. Pero el libro que hizo época en los estudios de la historia de nuestra lengua es “Los 1001 años de la lengua española”: “obra maestra del conocimiento de la lengua con la perspectiva de quien la supo mirar, concebir y admirar desde México”.
También miembro de El Colegio Nacional, emérito del Colmex, Premio Nacional de Ciencias y Artes, Alatorre es un autor cuyas obras siguen vivas, enfatizó. “Sus artículos, sus libros y sus traducciones conservan plenamente para nuestros ojos frescura, la mirada juguetona e inteligente, la tersura de su estilo y el rigor de la buena filología”.
SONETOS INÉDITOS.
Durante su participación, Martha Lilia Tenorio relató diversas facetas de su maestro y reveló que una parte de su obra se mantiene no sólo inédita, sino desconocida.
“No creo que nadie lo sepa, pero Antonio Alatorre compuso algunos sonetos y décimas que se quedaron guardados en un folder en cuya portada se lee la siguiente nota manuscrita: ‘para obras completas’”. El contenido del sobre estaba enfáticamente destinado a la lectura primaria de su discípula.
“Asumo que él esperaba que yo diera a conocer este trabajo póstumamente, cosa que haré, puesto que no hay mejor contexto que este homenaje”.
Y así fue, leyó diversas piezas de esta obra. Antes, no perdió oportunidad para hacer otros comentarios puntuales, entre ellos los dirigidos a los críticos de Alatorre, “esos ‘habliches’ [que hablan mucho], como dicen en mi pueblo”.
Enfatizó que Antonio Alatorre se ganó sus privilegios académicos a base de una disciplina espartana, al servicio de un enorme talento casi lindando en la genialidad.
“En estos días en que la academia ha cedido a la tentación de la banalidad y la inmediatez (…) la erudición de Alatorre es una ventana hacia el mundo y el ser humano, una forma de vivir. Su obra no era una colección estéril de noticias, sino una herramienta para el ejercicio de la sensibilidad, de la condición estética. Fue, de alguna manera, un humanista en forma, un cruzado de la verdad y lo asumió con una firme responsabilidad”.
Tras leer algunos de los sonetos y décimas, la académica del Colmex finalizó:
“Hoy hace 100 años nació Antonio Alatorre y el 21 de octubre de este año serán 12 años que nos hace falta. Aliviemos esa carencia, hagamos lo posible porque su lección ética y su legado intelectual permanezcan”.
Y si aquí estamos para amar la vida
Qué hacer con el dolor de la existencia,
Qué con el pobre ser que nos conforma
Qué con la oscuridad que nos envuelve
Entre tanta miseria no hay salida
No hay un camino limpio de dolencia
No hay algo que nos guía y transforma
No hay un gran poder que todo lo resuelve
Tal vez la ruta erramos sin saberlo,
Tal vez nuestra visión es limitada
Vivimos el error casi sin verlo
Erigimos nosotros la morada en que nos sentamos sin quererlo lejos de anhelos de una luz dorada.
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