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Identifica Cinvestav moléculas de nueve metales en delfines que consumen peces costeros

Estos mamíferos marinos visitan la costa de Yucatán y se consideran una especie relevante en el monitoreo de la salud de las zonas costeras y de los ecosistemas acuáticos

estudio

Los estudios se realizaron con delfines por estar en el nivel más alto de la cadena alimenticia costera.

Los estudios se realizaron con delfines por estar en el nivel más alto de la cadena alimenticia costera.

Cinvestav

Un estudio realizado por científicas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), en su Unidad Mérida, identificó la presencia de moléculas de neve metales (elementos traza) en la grasa de delfines tursiones o nariz de botella (Tursiops truncatus) que visitan la costa de Yucatán.

La misma investigación analiza si están relacionados con los niveles de lípidos en estos organismos, a los que se considera una especie relevante en el monitoreo de la salud de las zonas costeras y de los ecosistemas acuáticos.

El proyecto constituyó la tesis de la estudiante de doctorado Ixchel Ruiz Hernández y fue dirigida por la doctora Reyna Collí Dulá, investigadora del programa Cátedras Conacyt adscrita al Cinvestav Mérida.

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“Los delfines tursiones (Tursiops truncatus) se encuentran en ecosistemas costeros y estuarinos donde están en contacto continuo con múltiples estresores abióticos y bióticos en el medio ambiente. Debido a su papel como depredadores, pueden bioacumular contaminantes y se consideran organismos centinela para monitorear la salud de los ecosistemas marinos costeros. La costa zonal norte de la península de Yucatán de México tiene una alta incidencia de actividades antropogénicas. Los objetivos principales de este estudio fueron dos: 1) determinar la presencia de metales traza y su correlación con los lípidos en la grasa de delfín nariz de botella, y 2) utilizar un enfoque lipidómico para caracterizar sus respuestas biológicas”, se explica en el reporte de los resultados, publicado en la revista científica Chemosphere.

Ixchel Ruiz analizó muestras de grasas obtenidas de la aleta dorsal de 22 delfines varados en playas de Yucatán entre 2016 y 2019.

Ixchel Ruiz analizó muestras de grasas obtenidas de la aleta dorsal de 22 delfines varados en playas de Yucatán entre 2016 y 2019.

Cinvestav

Además de las autoras ya mencionadas, también fueron co autores Mohammad Zaman Nouri, Marianne Kozuch, Nancy D Denslow, Raúl Díaz Gamboa y Rossana Rodríguez Canul.

En los resultados se detalla el hallazgo de nueve contaminantes metálicos en la grasa de los delfines, incluyendo cadmio, arsénico, zinc y cromo, lo cual tendría como origen su consumo de peces costeros que también llegan a ser ingeridos por seres humanos.

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“Nuestros resultados demostraron la presencia de elementos de metales pesados como Cadmio (Cd) y Arsénico (As), que se correlacionaron con diferentes especies lipídicas… Los oligoelementos Cromo (Cr), Cobalto (Co), Arsénico (As) y Cadmio (Cd) aumentaron proporcionalmente con la longitud del cuerpo. Este estudio proporciona una nueva visión de la caracterización lipidómica y las correlaciones con oligoelementos en el delfín nariz de botella que podrían contribuir a tener una mejor comprensión de las funciones fisiológicas y los riesgos que las actividades antropogénicas pueden traer a los organismos centinela de las regiones costeras”, añade el artículo publicado en Chemosphere.

GRASA Y DATOS

La grasa en los mamíferos marinos (conformada principalmente por lípidos) representa hasta 50 por ciento de su masa corporal, la cual tiene diferentes funciones en estos organismos; sirve como reserva de energía, participa en la regulación de la temperatura y les permite flotar en al agua. Para la comunidad científica ese tejido también tiene otra utilidad, ya que su estudio permite conocer los niveles de contaminación en los ecosistemas marinos.

“Aunque los lípidos, moléculas implicadas en múltiples procesos fisiológicos como el metabolismo, resultan afectados tras interactuar con los contaminantes presentes en el ambiente, entre ellos los metales, los trabajos científicos que contemplan estos efectos en los mamíferos marinos de Yucatán son escasos”, señaló Collí Dulá.

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La investigación consistió en colectar muestras de grasa (de la aleta dorsal y la región lateral) de 22 delfines, incluidos adultos, jóvenes y crías, que vararon en la zona costera de Yucatán entre 2016 y 2019.

Reyna Collí subrayó que estudiar el estado de los lípidos es importante porque intervienen en muchos procesos metabólicos.

Reyna Collí subrayó que estudiar el estado de los lípidos es importante porque intervienen en muchos procesos metabólicos.

Se eligió a esta especie de delfín porque se encuentra en el último nivel de la cadena alimentaria y puede almacenar diversos contaminantes en su capa de grasa; entonces, estudiarla brinda información acerca del grado de contaminación al cual está expuesta y también los organismos que consume.

Los delfines tursiones se alimentan de especies con valor comercial para la pesca local, como el pargo, el mero y el pulpo rojo, en algunas de las cuales se han encontrado metales: cromo, cobre, manganeso, plomo, rubidio y estroncio. Además, es un organismo que vive más de 40 años y tiene fidelidad al sitio, esto permite analizar la acumulación de contaminantes temporal y espacialmente.

TESIS DOCTORAL

En el trabajo para detectar trazas de metales en grasa que estuvo presente en delfines formó parte de la tesis doctoral de Ixchel Ruiz Hernández, primera autora del artículo, se reportan nueve metales en las muestras de grasa de delfines, entre ellos cadmio y arsénico, que son tóxicos; así como altas concentraciones de zinc y cromo.

“Los delfines adquieren los contaminantes a través de las especies marinas que consumen y de las cuales las personas también se alimentan, por lo tanto, analizar la relación entre los metales y sus niveles de lípidos puede aportar información de las posibles afectaciones a la salud humana y de otros organismos”, destacó Ruiz Hernández.

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Además, fueron identificados 316 lípidos y se procedió a correlacionar su concentración con diversos parámetros: niveles de metales, edad, longitud, entre otros. Lo anterior con el fin de evaluar la existencia de contaminantes en la costa norte de la península de Yucatán en esta especie de delfín y su asociación con las variables mencionadas.

El cadmio, un metal tóxico aun en mínimas cantidades y sin ninguna función biológica, fue detectado en 68 por ciento de los ejemplares de tursiones evaluados, mismos que presentaron menor concentración de ceramidas, lípidos involucrados en la muerte celular, la proliferación celular y los procesos inflamatorios.

Mientras que, en los organismos con altas concentraciones de arsénico, otro elemento no esencial, se encontraron bajos niveles de fosfatidilcolina y fosfatidilglicerol, lo cual puede llevar a cambios en sus reservas de energía.

Otro de los datos, publicados en la revista Chemosphere, muestra que, en los delfines de mayor tamaño y edad, la concentración de cadmio, arsénico, cobalto y cromo fue más elevada; es decir, estos organismos han estado almacenando dichos metales.

En conjunto, los resultados indican que la acumulación de metales tóxicos, como cadmio y arsénico, podrían afectar la salud del delfín tursión al provocar la disminución de ciertos lípidos, pero también la de otros organismos, porque estos contaminantes se pueden adquirir, principalmente, a través del consumo de especies marinas locales, explicó Ruiz Hernández.

Collí Dulá y Ruiz Hernández coincidieron en que este tipo de investigaciones son relevantes para establecer la línea base de los contaminantes presentes en la costa norte de Yucatán, provenientes de diversas actividades humanas como son el inadecuado manejo de residuos, la descarga de aguas residuales, el uso de plaguicidas o la quema de combustibles fósiles y emprender medidas de protección al ambiente.

Además de la participación de Cinvestav Mérida, también colaboraron investigadoras e investigadores de las universidades Autónoma de Yucatán y de Florida, ubicada en Estados Unidos.