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Marion Brunck: “La obesidad cambia la composición inmunológica de la leche materna”

Nuestros hallazgos no deben hacer dudar a las madres de que deben amamantar a sus recién nacidos pues la lactancia madura al sistema inmune y la ciencia no está completa si no está bien comunicada, añade la especialista

entrevista

La doctora Brunck señala que en el presente se vive un momento muy emocionante en el avance del conocimiento del sistema inmune humano.

La doctora Brunck señala que en el presente se vive un momento muy emocionante en el avance del conocimiento del sistema inmune humano.

Antimio Cruz

La lactancia materna es la piedra fundamental para desarrollar el sistema de defensas de los recién nacidos porque a través de ella los bebés reciben alimento y un líquido inmunológico cargado con anticuerpos y linfocitos, para encarar los primeros contactos con virus, bacterias y hongos microscópicos. Sin embargo, el ancestral proceso de crianza no está exento de alteraciones: nuevos estudios que compararon muestras de leche y sangre de mujeres con obesidad identificaron cambios en la presencia de células y metabolitos que estimulan al sistema de defensas naturales de los bebés.

Así lo explicó, para los lectores de Crónica, la doctora Marion Brunck; inmunóloga experta en biotecnología y microbiología, que trabaja en el Centro de Biotecnología FEMSA, del Tecnológico de Monterrey.

“Tenemos la responsabilidad de divulgar estos hallazgos con mucho cuidado, para no generar confusión; porque no queremos que las mujeres que lean esto piensen ‘Yo no debo amamantar’. La lactancia es muy importante porque participa en la maduración del sistema inmune, que determinará la salud de esos niños en la vida adulta”, dijo la investigadora experta en los mecanismos que regulan las funciones inmunes de las células.

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Originaria de Francia, Marion Emilie Genevieve Brunck es profesora del Tecnológico de Monterrey, desde el año 2017. Antes de llegar a este país ya había hecho una migración transformadora al mudarse a Australia, donde estudió y obtuvo los grados de Licenciatura en Ciencias, así como Doctorado en Inmunología y Biología de Sistemas por la Universidad de Queensland. Posteriormente, en ese mismo país realizó una estancia postdoctoral en el Instituto de Investigación Traslacional de Brisbane, Australia. Migró a México para trabajar, primero, como profesora e investigadora en la Universidad de Guanajuato. Años después se incorporó al equipo del Tec de Monterrey, donde encabeza un grupo de investigación líder en estudios sobre células inmunes y sus progenitores, así como estudios amplios sobre los componentes inmunológicos de la leche materna.

- Algunos dicen que el siglo XXI los mayores avances en medicina surgirán del mejor conocimiento del cerebro; pero otros dicen que los mayores avances surgirán de la mejor comprensión del sistema inmune ¿Usted qué opina de estas dos afirmaciones?

--Pues mi respuesta es sesgada porque yo soy inmunóloga. Sabemos que el cerebro es muy complejo, pero yo puedo decir que en el campo de la inmunología estamos viviendo un momento muy emocionante porque estamos llegando a la comprensión de ciertas diferencias en el sistema inmune casi personalizadas, que es algo que no se hacía hace 20 años. También estamos viviendo el avance de las terapias celulares para ciertos tipos de cáncer, como las CAR T cells (Chimeric Antigen Receptor T-cell), en las que se realiza una intervención en el sistema inmune de un paciente con cáncer, al tomar algunas de sus células y modificarlas en laboratorio con biotecnología para posteriormente regresarlas al cuerpo y, ahora sí, el sistema inmune es capaz de reconocer las células cancerígenas y destruirlas. Eso es genial y eso abre una gran brecha en el dogma de cómo se trataban las personas. Ya no se trata sólo de dar un fármaco o una medicina; ya se está trabajando con el sistema inmune del paciente. Es totalmente diferente y es una opción emergente para pacientes a quienes han fallado todos los demás remedios que se usan ahorita.

Esto está cambiando mucho en el presente. Es complejo, es muy costoso y enfrenta muchos obstáculos. Pero para avanzar, los inmunólogos trabajamos mucho con los biotecnólogos, quienes pueden lograr mucho con las nuevas herramientas de edición genética como el CRISPR/Cas.

Además de lo que se está trabajando en estas terapias celulares de linfocitos contra el cáncer hay trabajo con otras células del sistema inmune: hay trabajo en linfocitos B que producen anticuerpos; trabajo en linfocitos T, que pueden matar directamente a células dañadas o de cáncer; los neutrófilos y los macrófagos que atacan más a los agentes patógenos que nos dañan. Entonces, en el tema de terapias celulares del sistema inmune hay grandes avances y sí estamos muy emocionados—, detalla.

La doctora Brunck se interesó poderosamente en el estudio de las terapias celulares contra el cáncer debido a un episodio de su historia familiar, cuando su madre enfrentó un cáncer de mama que le provocó una caída en el número de células inmunes llamadas neutrófilos, lo que trajo como consecuencia una infección que casi le cuesta la vida. Afortunadamente la mamá de la doctora Brunck sí logró sobrevivir y esto fortaleció la curiosidad de la científica francesa sobre cómo alguna células del sistema inmune, por ejemplo los neutrófilos, podrían ser modificados con biotecnología para identificar y atacar con más eficacia a las células de cáncer. Posteriormente, otro capítulo de vida la llevó también al estudio de la importancia de la leche materna y la lactancia en la construcción del sistema inmune: el nacimiento de su propio hijo.

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-- ¿Por qué decides enfocar tu trabajo en estudiar las células y metabolitos que están presentes en la leche materna?

-- Cuando nació mi hijo, mi esposo y yo nos pusimos a estudiar las fórmulas que recomendaban los pediatras y nos dimos cuenta de que no contenían lo que es adecuado para el desarrollo óptimo del tracto intestinal. Ahí vi que había varias “cajas negras” o preguntas que podíamos investigar más allá de las proteínas que se necesitaba aportar al bebé recién nacido y que sí podrían ser adquiridas en la fórmula--, dice la científica que está casada con el también científico mexicano Cuauhtémoc Licona.

“Sabemos que, a lo largo del periodo de lactancia, la madre aporta diferentes tipos de leche. Por ejemplo, los primeros dos días se aporta el calostro, que no es tan importante para nutrir al bebé, pero es un líquido inmunológico que entrega concentraciones de anticuerpos súper altas. Tiene células del sistema inmune de la mamá que le pasa al recién nacido. Tiene muchas citocinas; es un líquido principalmente inmunológico. Y eso me despertó mucha curiosidad de entender y responder qué hay en esta leche.

El tema de la lactancia es muy importante a nivel social porque, si ponemos atención a lo que está pasando, vemos que, por un lado, hay una preocupación porque estamos aumentando mucho de peso, pero también hay datos que nos dicen que están aumentando mucho las enfermedades autoinmunes como el asma, alergias y otras más que se están incrementando. Pero lo que nosotros planteamos, como grupo científico, es que hay una liga entre la alimentación en el periodo perinatal que determinará si el sistema inmune madura bien o mal.

-- ¿Y cómo deciden estudiar específicamente el vínculo entre obesidad de las madres y modificación en las células inmunes que están en la leche?

-- Otros grupos habían estudiado, en ratones, cómo las células inmunes presentes en la leche materna entran al cuerpo de los ratoncitos y no sólo se quedan en el tracto intestinal, sino que viajan a otros órganos del cuerpo del bebé. Lo que todavía no se ha podido contestar es como llegan a diferentes partes del cuerpo sin ser destruidas, al ser digeridas. Después, esas células inmunes cumplen diferentes funciones, dependiendo de la parte del cuerpo a la que lleguen.

Lo que nosotros hacemos es observar, en el mundo real, cuáles son las células inmunes que están presentes en las diferentes muestras de leche. Así observamos que en mamás que tienen obesidad, el calostro o líquido inmunológico que ya describí, es muy diferente en varias cosas, como los anticuerpos y fenotipos de linfocitos B. Tenemos cortes grandes de población en donde tomamos datos demográficos, datos clínicos y mucha información de las mamás que participan. Con esa información hicimos estudios estadísticos e identificamos que las diferencias que nos llamaron la atención sí están asociadas a la presencia de obesidad; no con temas de edad, ni con temas del tipo de alumbramiento, por parto natural o cesárea, ni por el tema del estatus socioeconómico. La diferencia biológica que observamos está asociada a la obesidad.

-- Este conocimiento es muy importante para ser entregado a la sociedad

--Sí. Pero nosotros no sólo trabajamos en investigación sino en hacer una correcta divulgación porque el tema de la lactancia es muy delicado y tenemos que informar que hemos detectado cambios en el calostro, pero todavía seguimos investigando los efectos de esto en la maduración del sistema inmune. Sin embargo, debemos insistir en que las madres deben seguir amamantando y por eso trabajamos duro en comunicar las cosas bien porque estamos convencidos de que la ciencia no está terminada hasta que está divulgada y divulgada correctamente. Sólo cuando es bien entendida y bien transmitida a la sociedad, la ciencia se convierte en un verdadero avance—concluyó la Doctora Brunck.

Para avanzar más hay que trabajar de manera interinstitucional

Marion Brunck es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), de México, y participa en proyectos interinstitucionales de investigación con el Instituto Nacional de Perinatología (INPer), de la Secretaría de Salud, y con el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav).

Los expertos en el estudio del sistema inmune tienen como misión encarar desafíos que afectan a las personas en cualquier lugar de planeta, como la aparición de pandemias provocadas por nuevos agentes infecciosos; el incremento del número de súper bacterias resistentes a los medicamentos antibióticos; la mayor visibilidad del sufrimiento de las personas que padecen enfermedades autoinmunes como lupus, esclerosis o alergias, así como el surgimiento esperanzador y vigoroso de las inmunoterapias contra el cáncer y otras enfermedades.