Sarukhán: desinterés por la crisis ambiental es porque la gente no sabe cómo funciona el planeta
Lo desconocemos totalmente y hacemos cosas como si no tuvieran efecto, dijo el coordinador de Conabio y Premio Crónica, durante conferencia inaugural de El Aleph
festival el aleph
La debacle ambiental y climática traerá consigo también el derrumbe de las culturas humanas. ¿Qué vendrá después de eso? Cuestiona José Sarukhán, el ecólogo mexicano y sabio más importante vivo del país. Diferentes momentos de la ciencia ficción han vislumbrado escenarios dramáticos para la humanidad y el planeta, pero el científico recordó lo planteado por Aldous Huxley en “Un mundo feliz”.
“Lo que nos pinta no es el mejor, sino el más difícil de los mundos y del que podemos ser parte”, dijo Sarukhán durante la conferencia inaugural del Festival El Aleph. “Está en nuestras manos no hacerlo, pero hay que enfatizar que el panorama que nos lleva hacia ahí lo hemos construido nosotros, por lo tanto, tenemos que cambiarlo también nosotros”.
El miembro de El Colegio Nacional enfatizó que no hay una “fuerza mágica” de otro planeta que vendrá a decirnos cómo solucionar el desastre provocado por nuestro concepto de “desarrollo”. “Tenemos que hacerlo nosotros mismos y a partir de la conciencia de nuestras acciones cotidianas; debemos reflexionar cómo esas pequeñas partes de nuestras acciones pueden ser más cuidadosas y pensadas, para así ofrecerle a las siguientes generaciones de seres humanos mejores probabilidades de vivir en un planeta humanamente digno”.
Una de las razones por las que ha prevalecido la desidia o poco interés de las poblaciones humanas para solucionar la crisis ambiental, apuntó, es que la gente ignora cómo funciona el planeta, cómo funcionan las leyes físicas, químicas y biológicas que determinan su funcionamiento –como la termodinámica, que nos ayudaría a comprender mejor los efectos del calentamiento global, o la evolución, que nos ayudaría a comprender mejor los efectos de la pérdida de biodiversidad–. “Lo desconocemos totalmente y hacemos cosas como si no tuvieran efecto (…), es una desconexión del mundo en el que vivimos”.
Cambiar el paradigma
BREVE (TRÁGICA) HISTORIA.
Durante su conferencia “Cambio ambiental global: Retos y posibilidades” en el primer día de actividades de El Aleph, que este año dedica sus actividades al tema “Las fronteras del medio ambiente”, expuso un sumario de cómo el homo sapiens ha modificado el planeta, su clima y biodiversidad durante su breve estancia en la Tierra.
Recordó que los problemas globales ambientales provocados por la actividad humana tienen dos caras de la moneda, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, causados por el incremento de la población mundial, su demanda de recursos energéticos (alimentación, transporte, vivienda…) y las tecnologías para obtenerlos.
El coordinador y fundador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) –que recientemente festejó su 30 aniversario–, recordó que la demanda de combustibles fósiles, la forma de alimentación y las exigencias del modelo de “desarrollo” y los conceptos materiales del “éxito” han llevado al planeta a niveles insostenibles. Maquinaria defendida por la industria y la población más rica (cerca del 2%) que no sólo ha provocado la debacle ambiental, sino también la dolorosa desigualdad humana.
De seguir el patrón de consumo promedio de recursos como lo hemos hecho hasta ahora se requeriría un planeta y medio, pero si todos tuviéramos un consumo como Estados Unidos, agregó, requeriríamos de tres planetas. “Y si queremos mantener a la población global del 2050 a los niveles actuales, necesitaríamos cuatro planetas; y si todos tuvieran los niveles de vida que tienen los estadunidenses, en la misma fecha –que no es mucho, son sólo casi 25 años, una generación– se necesitarían ocho planetas Tierra para sostener a la población. Es imposible, no hay manera y hay que cambiarlo porque ya con ese planeta y medio que necesitamos tenemos problemas serios”.
Sin embargo, este aciago escenario puede cambiar, enfatizó. “Lo podemos hacer, podemos salir porque nosotros mismos nos metimos en esto y sabemos cómo lo hicimos, por lo tanto, tenemos que saber cómo salir de esta situación”.
POSIBILIDADES.
Para salir de ese profundo agujero, hay que cambiar esos patrones de consumo, buscar la generación de energía renovable, reducir a cero la deforestación; en casa, usar paneles solares o colectores solares para calentar agua. “Es lo que debería estar ocurriendo en este país, ¡caray!, en vez de pelearse contra las grandes instalaciones eólicas: apoyar a que la gente compre e instale estas opciones de energía renovable, que de paso ayudaría a la industria mexicana.
Cambiar el tipo de alimentación, disminuir el consumo de aquellos de origen industrial, así como carne roja; conocer el costo ambiental de lo que compramos y comemos, así como pasar la voz, son acciones que podemos llevar a cabo en nuestra cotidianidad, enfatizó. “Todos estos cambios ocurrirán sólo con la presión social, no hay de otra”.
Sarukhán recalcó que no nos debe quedar duda: la actual crisis ambiental es el reto más importante que ha enfrentado la humanidad hasta ahora y, si no lo encaramos y hacemos algo, podría ser el último.
“Depende de nosotros y de nadie más, particularmente de los jóvenes, ellos recibirán el trancazo serio que se ha acumulado en este siglo y medio. Deben ser los más activos en el cambio”.
El biólogo puntualizó que tenemos una responsabilidad como especie, la cual tuvo un origen orgánico y después una evolución cultural. “Es una responsabilidad no tanto por nosotros mismos, pero sí por nuestra especie para que en el futuro tenga condiciones adecuadas y dignas de vida, correspondientes a la cultura que hemos generado”.