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Un buen clima laboral, ecosistema perfecto para el éxito

Reunión de trabajo
Ecología del lugar Ecología del lugar (Especial)

Pensemos en un centro laboral donde las computadoras son de buena calidad, pero en número insuficiente, así que algunos de los empleados, de diferentes áreas, se turnan su uso y generalmente no tienen mayor problema para definir horarios que convengan a todos.

Pero resulta que un día se presenta una gran ocasión de que dos de las áreas destaquen por un proyecto muy importante para la firma y, repentinamente, los acuerdos para usar los equipos informáticos dejan de alcanzarse plácidamente.

La situación hace crisis cuando ambas áreas están tratando de concluir la parte del proyecto que les corresponde y los atorones por el uso compartido se transforma en una pugna abierta por desacreditar a la contraparte de cara a la dirección. En ello han contribuido dos cabezas de equipos especialmente competitivos y que han tenido enfrentamientos previos, aunque no tan graves.

El asunto podría llegar hasta el límite de que todos pierdan: las áreas y sus cabezas al no presentar sus mejores resultados a la dirección; la dirección por no haber resuelto el conflicto, y la empresa por poner en riesgo un proyecto prioritario (y dejar que la competencia se frote las manos).

Por supuesto, ya muchos estarán pensando que conocen de esas situaciones y que en realidad lo que desean saber es cómo crear un buen clima laboral.

Situaciones de conflicto en los centros laborales no suelen ser tan fáciles de detectar en la realidad. Muchas veces la sutilidad con la que se presentan hace difícil apreciarlos en su verdadera magnitud. Lo que sí es un hecho es que la productividad y resultados se verán afectados en los informes mensuales.

En efecto, un clima laboral saludable es mucha más que un mero entorno de convivencia, es, antes que nada, la ecología en la que la productividad y el éxito pueden desarrollarse debidamente, así que es un asunto sustantivo del que deben ocuparse los responsables de manejar los recursos humanos.

Generar y mantener un clima laboral adecuado es un tema que incluso ya dio pie a la aparición de carreras universitarias relacionadas con ese tema.

No es para menos. Pensemos que incluso en las empresas más pequeñas, la coexistencia de trabajadores que tienen objetivos y personalidades diversas puede generar situaciones difíciles de prever… difíciles, pero no imposibles de prever si el manejo del personal se hace en forma verdaderamente integral.

Asignar tareas, tiempos de desarrollo de las mismas (y del uso de los recursos, en el ejemplo inicial), establecer responsables de cada etapa de trabajo, así como mantener un cabal orden administrativo es señal de que la oficina de recursos humanos está haciendo mucho más que controlar la nómina.

Incluso las contrataciones de nuevos empleados deben ejecutarse en función no sólo de las capacidades globales, sino también de un armado armónico de la oficina.

No debe subestimarse, además, que un mal engranaje entre las partes estará friccionando 8 horas al día, 6 días a la semana, hasta dar pie a conflictos internos graves.

Lo que muchos expertos señalan como un hecho es que la creación de equipos de trabajo no puede realizarse correctamente sin considerar el perfil personal de quienes van a integrarlo.

En efecto, la incompatibilidad emocional o temperamental entre compañeros es previsible si las áreas de recursos humano trabajan con enfoque integrales y dejan de lado fórmulas que corresponden más bien a los usos y costumbres.

El conocimiento y capacidad para realizar una tarea se verá mermado si quienes complementan esa labor son incompatibles con el empleado asignado.

Temas como la comunicación y la vigilancia de temas básicos como la equidad sienta las bases, pero debe ser seguido por una actitud proactiva. Un buen clima laboral, en el que los conflictos pueden aparecer, pero se resuelven oportunamente y de fondo, es deseable y significa que se está prestando atención a las personas que conforman el equipo de trabajo. Lograr llegar a ese punto puede costar esfuerzo y siempre será más fácil de alcanzar apoyándose en expertos.

No es, por tanto, un asunto secundario. Finalmente, los objetivos sustantivos serán muy difícilmente alcanzables (sino imposibles de alcanzar) si con lo que contamos es con un personal insatisfecho y con irresolubles pugnas internas.

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