
Cuando una persona está enferma o va a ser sometida a una cirugía, el médico pide algunos análisis de laboratorio para verificar el estado de salud general y entre ellos se encuentra el de sangre también conocido como biometría hemática, hemograma o conteo sanguíneo completo (CSC).
Esta sencilla prueba realizada a través de una toma de sangre ofrece información detallada sobre tres tipos de células presentes en la sangre: los glóbulos rojos , encargados de transportan oxígeno y eliminan productos de desecho, los glóbulos blancos que combaten infecciones al destruir agentes nocivos que han entrado al cuerpo y las plaquetas encargadas de controlar y detener hemorragias mediante la formación de coágulos.
Existen varios tipos de análisis, así que además del conteo de los mencionados, también se hacen estudios sobre los valores de hematocrito, que es el porcentaje de glóbulos rojos en relación con el volumen sanguíneo total, y el de hemoglobina, proteína que da su color característico a dichos glóbulos y permite el traslado de oxígeno a los tejidos, así como de dióxido de carbono hacia los pulmones para su posterior expulsión.
La información obtenida de los componentes de la sangre proporciona al médico una idea confiable del estado general de salud del paciente, además del tipo de sangre del paciente lo que ayudará en caso de una cirugía o emergencia que requiera de una transfusión.
Entre los resultados detectados están inconsistencias en el volumen de líquidos como puede ser la deshidratación o pérdida de sangre, además de afecciones relacionadas con la producción y destrucción de glóbulos rojos, infecciones, alergias y problemas de coagulación.
Pero ¿cuánto es lo correcto?
Número de glóbulos rojos (eritrocitos). Se miden en células por microlitro (células/mcl) de sangre, y la cifra normal oscila entre 4.2 a 5.4 millones de células/mcl en mujeres, y 4.7 a 6.1 millones de células/mcL en hombres.
En el conteo de glóbulos blancos se desglosa en cinco grupos principales, todos ellos valorados en células por microlitro (células/mcl): Basófilos. Eosinófilos, Linfocitos (células T y células B), Monocitos y Neutrófilos.
Para la realización de este examen se requiere una muestra de sangre tomada a través de una vena, por lo general, de la región interior del codo o dorso de la mano. En la parte inmediatamente superior y cercana al sitio de la toma se coloca una banda elástica alrededor de la parte superior del brazo para localizar la vena a puncionar. El sitio de la punción se limpia con desinfectante y se introduce la aguja y la sangre se recolecta en frasco hermético o tubo especial. En ocasiones y dependiendo de la cantidad y tipo de análisis requerido, por medio de la misma aguja se extraen varias muestras en diferentes frasquitos especiales.
Es importante pedir que la aguja a utilizar sea nueva, estéril y desechable, a fin de evitar la propagación de infecciones como los causados por los virus de inmunodeficiencia humana (VIH, que ocasiona el sida) o de la hepatitis B o C (generan daño en el hígado y condicionan la formación de cáncer).
Una vez terminada la extracción, se retira la aguja cuidadosamente y se cubre la herida con algodón para prevenir una hemorragia, que en ocasiones puede ocasionar un moretón pequeño. La muestra de sangre se envía al laboratorio y los resultados se obtienen en máximo 24 horas
Para la toma de muestra se requiere solamente que la persona acuda al laboratorio certificado en ayunas, ya que por lo general se realiza también una prueba de glucosa aprovechando el momento. Es importante también informar sobre los medicamentos que se están tomando ya que estos pueden cambiar un poco el resultado.
El procedimiento es seguro, pero algunas personas pueden padecer desmayo o mareo, muchas veces provocados no por la punción, sino por el temor a las agujas y a ver sangre.
Después de la extracción es recomendable consumir jugos y alimentos para ayudar al cuerpo a reemplazar la sangre extraída.
Un análisis de sangre es confiable, sencillo, casi indoloro, y una forma muy certera de conocer si existe algún problema en la salud y confirmar un diagnóstico médico.
La salud de la sangre depende de muchos factores, pero sin duda uno de los más importantes es la alimentación que debe ser rica en hierro, vitaminas, calcio, ácido fólico sobre todo durante el embarazo y esto se reflejará en la salud y se comprobará mediante una biometría hemática.
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