
Antes de abrir al público la exposición “Imágenes que rompen el silencio”, en el Museo Vivo del Muralismo (MVM), ubicado dentro del recinto histórico de la Secretaría de Educación Pública, el fotoperiodista Shahidul Alam recordó que “la historia de la fotografía es en gran parte la historia de la fotografía occidental… y esto es cierto para la historia en general”.
En la Sala Xavier Guerrero del MVM, la muestra reúne 50 fotografías que se pueden visitar gratuitamente hasta enero de 2026. Al inaugurarla, el autor ahondó sobre su relación con México y las afinidades entre su país y éste.
“Hay un proverbio africano muy interesante que dice algo así como ‘hasta que los leones encuentren sus propios cronistas, las historias de caza siempre glorificarán al cazador’, por lo que decidimos hacer una base de datos de fotógrafos del sur ”, comenzó su relato.
Ese proyecto fue antes del internet y en sus investigaciones Shahidul Alam dio con un mexicano llamado Pedro Meyer, al que le escribió para unirse a la comunidad. Nunca se habían conocido, se comunicaban por cartas, faxes, emails, pero pronto empezaron una relación amistosa.
Un día, el fotoperiodista bangladesí visitó una exposición de Pedro Meyer y finalmente se conocieron en persona.
“Cuando me ve, me empieza a hablar en español. Y le explico no, no, yo soy de Bangladesh. Entonces me dice: mi amigo Shahidul también y está aquí. Déjame que te lo que te lo presente. Claro que le dije quien era, nos dimos un abrazo y nos hicimos amigos”, compartió con gusto.
Shahidul Alam también contó que en su primera visita a México, tras una presentación que hizo en el Centro de la Imagen, se sorprendió de ver a Gabriel García Márquez entre los asistentes.
Posteriormente, tuvo una experiencia de susto cuando su taxista se desvió del rumbo, se paró en un callejón y bajó a hablar con unas personas desconocidas. Al cabo de un rato, una de las personas tocó a su ventana y explicó que el conductor era un fan del trabajo de Shahidul Alam, que había visto su programa de fotografía y quería decirle que le había gustado mucho.
“Entonces, me encuentro a mí mismo en un país donde alguien como Garbiel García Márquez viene a mi exhibición y un taxista ve programas de fotografía en televisión y, además, al reconocerme en el asiento trasero siente la necesidad de decirme lo mucho que le gusta mi trabajo. Eso es lo hermoso de este país”, sintetizó de aquella primera experiencia.
Finalmente, le pareció que aunque estemos separados por kilómetros y hablemos idiomas diferentes, “tenemos en común la calidez, la ternura, el amor a las artes y sobre todo un amor a la libertad. Eso es lo que me quiero llevar de regreso, gracias”.
INAUGURACIÓN
En julio de 1975 se marca el inicio de relaciones bilaterales entre Bangladesh y México, a la vez que Bangladesh recientemente festejó su 54 aniversario de independencia, por lo que la muestra se enmarca en estas ocasiones, según comentó Fernando González Saiffe, Director General para Asia-Pacífico de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
“Se trata de compartir las creencias de la gente común y encontrar similitudes. Y al encontrar las similitudes, aunque seamos países que geográficamente están muy separados en términos de distancia, podemos encontrar puntos en común y podemos encontrar sueños y aspiraciones compartidos”, señaló en su participación y manifestó la intención de llevar una exposición mexicana a Bangladesh pronto.
“En el escenario mundial, Bangladesh y México se mantienen hombro con hombro como voces de los que no son escuchados. Somos defensores del sur global, naciones que creen que la prosperidad debe compartirse, que la acción climática no puede esperar y que la dignidad le pertenece a todo ser humano”, aseguró el embajador de Bangladesh en México, Mushfiqul Fazal.
En ese sentido, el diplomático destacó que la exposición “Imágenes que rompen el silencio” es un recordatorio de que la diplomacia no solo se escribe en tratados, “sino que también se expresa en el arte, en el valor y en la historia humana” y calificó al fotógrafo de renombre mundial Shahidul Alam como una “voz intrépida en favor de la democracia y los derechos humanos”.
Asimismo, durante su participación en el acto inaugural, el embajador ahondó en los aspectos que hermanan ambas naciones.
“Cuando pienso en Bangladesh y México encuentro paralelismos sorprendentes: dos naciones ricas en colores, ritmos y sabores, ya sea en la vitalidad de una mela bangladesí o en la alegría de una fiesta mexicana, dos pueblos que conocen la adversidad, pero nunca pierden la sonrisa, dos sociedades que valoran la cultura, no como ornamento, sino como identidad, como el alma misma de la nación”, expresó.
Desde su perspectiva, a lo largo de estos 50 años, la relación entre estos países ha madurado con un propósito y puentes tendidos a través del comercio, la cultura y la educación.
“Hoy exploramos nuevos horizontes: en agricultura, para alimentar a nuestros pueblos, colaboración en defensa para garantizar la paz y acuerdos de aviación civil para acercar nuestros cielos y nuestros pueblos”, añadió el embajador Mushfiqul Fazal.