
El portugués Fernando Pessoa fue uno de los escritores más enigmáticos y profundos del siglo pasado y su biógrafo español Manuel Moya lo ha despojado de mitos y falsas creencias en un nuevo ensayo titulado “Fernando Pessoa. La reconstrucción” (Fórcola).
Moya explica a EFE que en este ensayo biográfico trata de desmentir “cinco mitos” sobre Pessoa (Lisboa 1888-1935), como que “no tenía biografía”, que era “un personaje solitario” que permaneció aislado “en su torre de marfil”, que fue “un poeta inédito” y que sus famosos heterónimos “no son fruto de un proceso sino que nacieron de la noche a la mañana”.
Moya, también autor de la biografía “Pessoa, el hombre de los sueños”, y traductor, entre otras obras, de “El libro del desasosiego”, ha descrito al autor portugués como “alguien atrapado en un cuerpo en el que no cree; una especie de ‘trans’ metafísico, un caleidoscopio, una orquesta”.
“Pessoa es uno de los grandes poetas del siglo XX, no siendo un poeta que se circunscriba a un solo asunto, los aborda todos; en él todo es dispersión, libertad, incluso contradicción; en él nos parece escuchar vibrar nuestro pensamiento; para todo tiene una cita, para todo tiene un pensamiento brillante”, ha añadido.
Alcohol y escapismo
El biógrafo ha lamentado que la imagen que perdure de Pessoa sea la del personaje solitario y triste de ‘El libro del desasosiego’, porque “no es exactamente así; la imagen que permanece es la de final de su vida, cuando andaba en el alcohol y en una cierta desconexión con el mundo, pero fue un hombre plural que vivió otras vidas”.
“Fue un escapista, trató de escapar de todas las formas posibles, desde el alcohol, el sueño, el esoterismo, el tabaco, la locura, la dispersión heteronímica” y por ese motivo ha considerado que “poner un poco de orden en Pessoa no es que sea una labor grata, sino que es completamente necesaria”.
La muerte de Pessoa “fue recogida en quince diarios portugueses, desde Lisboa hasta Madeira, pasando por Coimbra, Oporto o Faro y fue un poeta que editó bastante; Antonio Machado, que murió con 64, no editó mucho más que él; claro que entonces -y quizás ahora- editar poesía significaba autoeditarse y él no tuvo nunca un duro”, agregó.
Reconocimiento en vida
No obstante, ha añadido, “publicó en revistas más de doscientos poemas, autoeditó cinco libros de poesía y otros cuadernillos, fue entrevistado por los diarios, se hicieron ensayos sobre su obra en vida, se tradujo al francés y al español; ¿cuántos poetas de la época podrían decir lo mismo?”
Además, ha recordado, Pessoa, que emprendió aventuras empresariales, tuvo varias profesiones y fue autor del primer anuncio de la Coca-Cola en Portugal, “vivió una etapa convulsa con guerras mundiales, pandemias, guerras coloniales, vanguardias, revoluciones, estallidos sociales, golpes de Estado y todo eso formó parte de su vida”.
“También se le murieron el padre y tres hermanos, circunnavegó África, vivió al borde de la locura, terminó en el alcoholismo,... ¿cuánta biografía más cabe en un hombre?”
“Tampoco era un lobo solitario, lo que ocurre es que hemos querido hacer de Pessoa un personaje inexistente que sólo se nos presenta como un fantasma en su propia obra” y en “esa visión tan poco realista” ha tenido mucho que ver la crítica que ha entendido que “la obra era mucho mayor que el personaje”.
“Con Pessoa hemos querido hacer una réplica de Baudelaire, un ser marginal, pero no nos ha salido; se ha escrito mucho sobre él, pero muy pocas veces se ha querido entrar en esas partes más escondidas o quizás más incómodas, como su adicción al alcohol o su adhesión al régimen salazarista hasta casi el último momento”.