
Mientras explica lo que verá el público en “Los sentimientos de la nación”, el actor, músico, conductor y escritor Fernando Rivera Calderón se mueve de un lado a otro y hace mímica de lo que describe.
“Es una puesta sencilla, casi todo lo hacen los personajes: Sor Juanga, José José María Morelos y Pavón, y Hernán Cortés. Están el piano, la guitarra y la escenografía es algo especial”, adelanta sobre el espectáculo que se presentará el 19 de octubre a las 6pm, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
La obra escrita, dirigida y protagonizada por el propio Fernando Rivera Calderón plantea una mirada cómica y musical sobre historia y política mexicana.
“Para mí todo está conectado, quizás lo único que se desconecta de la política gracias a Sor Juana es la poesía-y qué bueno, porque la poesía nos salva y nos recupera de lo político- pero todo lo demás está enlazado a lo bueno-político, a lo malo-político”, manifiesta el autor, director e intérprete.
En este unipersonal que mezcla de historia, humor, cabaret y política, a Fernando Rivera Calderón le parece que los personajes son quienes llevan el hilo conductor, a través de ellos se percibe lo que considera ser grandes heridas del pueblo mexicano.
Por ejemplo, “Sor Juanga” habla de los tremendos problemas causados por el machismo mexicano, pues es un reflejo de lo que vivieron tanto Sor Juana Inés de la Cruz como Juan Gabriel en una sociedad heteropatriarcal, falocentrista. “Ambos vivieron y padecieron ese machismo”.
Esta herida en particular le parece que sigue abierta y doliente, pues el machismo todavía es un problema.
“Para ver una sociedad completamente machista en todas sus estructuras basta prender la televisión, encender la radio, para que nos recuerden que aunque haya una voluntad de que sea tiempo de mujeres, de que tengamos una Presidenta con A y de que actualmente hay mujeres en todas las posiciones de poder, sigue habiendo una estructura de pensamiento y una especie de ‘sentido común’ -entre comillas- esencialmente machista”, ahonda Fernando Rivera Calderón.
Por otro lado, Hernán Cortés plantea el racismo y clasismo que históricamente ha sobrepuesto lo español, proveniente de europa, como fuente de conocimiento, de espiritualidad, idioma y perspectiva histórica.
“El de Cortés es un discurso que sigue muy vivo, puede estar inspirado en el Cortés que nos relata Bernal Díaz del Castillo o el mismo Cortés en sus cartas de relación, pero también puede ser que estás escuchando a alguno de estos políticos panistas con ese de señorío, que casi hablan con acento español”, ahonda sobre este personaje y la herida particular que aborda.
En su comportamiento, Cortés aparentemente “sí busca la reconciliación con los mexicanos, pero -lo reconoce- es para poder seguir haciendo negocios con Iberdrola y con OHL y con Santander y con el BBVA, Vizcaya… es decir, lo que le interesa es seguir haciendo negocios a costa de México y sin un trato de iguales, sino viéndolo siempre con superioridad”.
Fernando Rivera Calderón añade que José José María Morelos y Pavón muestra el tema del enojo político que vivimos.
“Eso que algunos llaman polarización, que en realidad no es tal porque polarización habla de dos polos encontrados y en México la verdad es que no hay dos polos, hay miles de posiciones, miles de maneras de ver la realidad, de enfrentar los problemas”.
Asimismo, el autor asegura que todos sus personajes están informados: “Sor Juana finalmente se informa conectándose con las voces que escuchan del más allá, como Santa Teresa o Hildegarda Von Bingen, entonces ella escucha voces. Algunos dirán que es el público, pero Sor Juana dice que son los espíritus”.
“Hernán Cortés escucha también muchas voces del suegro y de los Mexicas, a los que está convenciendo de que lo valoren. Y José María Morelos y Pavón nos va a conmover mucho porque los dos personajes son entrañables…”, presenta.
Finalmente, respecto de la escenografía dice “volvimos a las sombras, como los chinos hace cientos de años” y se emociona.
“Tiene que ver con la creación y el reconocimiento a un artista que me encanta, que hace cine a mano, cine de sombras y entonces, mientras los personajes estén presentándose en el escenario, en una pantalla detrás estarán construyéndose catedrales o pirámides o apareciendo palabras en el escenario”, elabora.
Arturo López Pío es el artista que hace “cine a mano”, de modo que las pirámides a donde llega Hernán Cortés, el convento de Sor Juanga e incluso la ciudad moderna aparecerán en escenario, en forma de sombras.
VE A VERLA
“Los sentimientos de la nación” tendrá una única función el domingo 19 de octubre a las 6pm en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico de la CDMX). Los boletos cuestan de $300 a $500 pesos, se pueden conseguir en taquilla del recinto o en la plataforma digital Ticketmaster.
Este unipersonal ya se había presentado en el Teatro Bar El Vicio, pero Fernando Rivera Calderón asegura que ninguna función es igual.
Para más información sobre cartelera visita la página y redes sociales del Sistema de Teatros de la Ciudad de México.