Cultura

La autora catalana llega a México con La intrusa, una historia escrita originalmente en catalán que mezcla humor, fantasía y crítica a la cultura del bienestar

Irene Pujada: la escritora que convirtió el viaje interior en una novela de aventuras

Con un pie en la crítica literaria y otro en la edición independiente, Irene Pujada nunca pensó que su primer salto a la narrativa sería con una novela. Pero La intrusa —publicada en México por Almadía— nació de una imagen tan extraña como luminosa: una mujer entrando a su propio cuerpo y recorriéndolo como si fuera un territorio desconocido. Ese gesto, a la vez lúdico y emocional, terminó convirtiéndose en un libro que cuestiona los excesos del autoanálisis, la obsesión por “arreglarse” y los caminos simplificados de la cultura terapéutica contemporánea.

Pujada, que comenzó escribiendo crítica literaria y codirigió la revista Branca, ganó el Premio Documenta en 2020 por su libro de cuentos Los desperfectos. Sin embargo, La intrusa la llevó a un espacio distinto: un híbrido entre novela de viajes, fábula fantástica y reflexión generacional, donde la protagonista —Diana— se adentra literalmente en su cuerpo para enfrentar criaturas, paisajes y regiones que funcionan como espejos de sus dudas.

La autora reconoce que la novela dialoga con un fenómeno que le inquietaba: la idea de que el bienestar se alcanza aislándose, convirtiendo el autoconocimiento en una empresa solitaria. “Si algo aprendí escribiendo este libro”, comenta, “es que solos no somos nada”. En esa clave, el viaje interior de Diana es menos una búsqueda de un trauma y más una exploración de vínculos, límites y percepciones.

El proceso creativo empezó en catalán, con cuadernos llenos de diagramas y mapas del cuerpo imaginado. Luego vino la lectura atenta de amigas y la edición acompañada, que terminó de dar forma a los capítulos estructurados casi como pequeños relatos. La traducción al español corrió a cargo de Rubén Martín Giráldez, con quien Pujada trabajó de cerca para mantener el humor, el ritmo y el carácter sensorial de la lengua original.

La novela no solo circula ahora en España y México: también llegará al euskera y al coreano. Esta última traducción, cuenta entre risas, fue resultado de un gesto inesperado: una lectora coreana enamorada del catalán que recomendó el libro a una editorial de su país.

Para Pujada, presentar la novela en México es una experiencia que la emociona y la interpela: “Siempre he sentido que aquí existe una tradición poderosa de imaginación y desborde; me intriga muchísimo cómo se leerá La intrusa en ese contexto”.

Entre humor, crítica y fantasía, la novela confirma algo: el viaje interior también puede ser una aventura.

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