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Presenta su novela “A donde te lleve el tiempo”, ganadora del Premio de Novela Histórica Grijalbo-Claustro de Sor Juana 2025. Es un relato que permite conocer el Hospital para Mujeres durante la época de sor Juana, las conspiraciones independentistas urdidas en el templo de la Profesa, los entresijos de la Guerra Cristera, el diseño y la construcción del Ángel de la Independencia o acercarnos a personajes como la Mulata de Córdoba y Esperanza Iris

El Centro Histórico de la CDMX es un escenario que permite viajar por el tiempo: Ana Lilia Cepeda

Autora. La escritora Ana Lilia Cepeda habla de su libro “A donde te lleve el tiempo”. (Foto tomada de su Facebook)

“La novela histórica tiene un poder de divulgación porque posee el don más antiguo y más artero, que es el de emocionar”, opina la socióloga, restauradora de patrimonio y escritora, Ana Lilia Cepeda.

En entrevista sobre “A donde te lleve el tiempo”, Premio de Novela Histórica Grijalbo-Claustro de Sor Juana 2025, la ganadora observa que la manera en que se cuenta la historia suele crear percepciones inasibles de los próceres de la patria, mientras que la novela histórica logra darles vida.

“Hace énfasis en lo cotidiano y te das cuenta que los próceres sienten, dudan, aman, temen, no son como nos lo refleja un ensayo. Esto ayuda a ser más amable y acercar un público más amplio a la historia. Creo que es una herramienta valiosísima, me congratulo que el Claustro de Sor Juana y grupo editorial Penguin, Random House le apuesten a este género”, comenta.

Le parece que en México ha crecido el número de lectores que buscan temáticas históricas, “eso me da mucho gusto descubrirlo”.

SALTOS EN EL TIEMPO

En “A donde te lleve el tiempo”, Ana Lilia Cepeda utiliza el Centro Histórico de la Ciudad de México como escenario que permite contar muchas historias.

“Por las características del centro que tenemos, puedes viajar por el tiempo, porque en realidad conviven varias etapas en un mismo espacio: puedes ir del siglo XIX al XVIII al XVII, conforme caminas por una calle vas cruzando el umbral de las casonas y los palacetes, entonces utilicé esta ventaja”, detalla sobre la elección que remite al título.

Como hilo conductor, la escritora recurre a la historia contemporánea de restauración del centro capitalino, en la década de los 2000, cuando se hicieron descubrimientos arqueológicos muy importantes.

“Fue una oportunidad para los arqueólogos, para los historiadores, de descubrir lo que guardaba en sus entrañas, en su suelo, porque no se abrían las calles desde la época de Porfirio Díaz para renovar la infraestructura”, relata.

Autora. El libro premiado.

Los guiños autobiográficos están por todas partes y sin mucho disfraz: la protagonista (en la novela se llama Natalia) está a cargo de coordinar la restauración del centro. Una tarde de tormenta le cae un rayo y se convierte en granicera, una elegida por los dioses prehispánicos para viajar al pasado.

Gracias a este pretexto, la restauradora patrimonial ensambla un relato que permite conocer el Hospital para Mujeres durante la época de sor Juana, las conspiraciones independentistas urdidas en el templo de la Profesa, los entresijos de la Guerra Cristera, el diseño y la construcción del Ángel de la Independencia o acercarnos a personajes como la Mulata de Córdoba y Esperanza Iris.

Aunque haya componentes ficticios que son los que terminan de unir toda esta información en la forma de novela histórica, Ana Lilia Cepeda reconoce la responsabilidad de “hacer mucha investigación” previa y ya con base en esas investigaciones comenzar una narración más amena para todo público.

“Siempre la historia tiene huecos”, observa, pues al escribir sobre personas que sí han existido invariablemente faltan aspectos de su vida y personalidad.

Por ejemplo, al abordar a Isabel la Católica uno puede saber los hechos concretos: que expulsó a los judíos sefardíes, que era ferviente religiosa y que por eso impulsó la Inquisición, financió el proyecto de Cristóbal Colón… pero se desconoce el diálogo y tono exacto que tuvo con Tomás de Torquemada, su confesor y consejero, el impulsor de la Inquisición.

“¿Qué discutía con ellos? Ese es el hueco que te deja la historia para recrear”, ahonda.

El límite y la responsabilidad de cada autor parece encontrarse en el rigor que acompaña el ejercicio creativo, así como en la investigación de la vida cotidiana en otros momentos históricos.

“Creo que para que te metas en una época, tienes que investigar qué costumbres tenían, cómo se vestían, qué lugares frecuentaban, cuáles eran sus códigos de comunicar, cortejar. Eso te da el ambiente del momento y hace que te sumerjas más en la novela”, señala.

NO-VELAR HISTORIA

“Creo que no existe la neutralidad, siempre estamos permeados por nuestra subjetividad, uno escribe desde donde tiene una lectura, desde sí mismo, desde como ha sido educado y propias vivencias. Desde ahí es donde haces la lectura de la historia”, manifiesta la autora.

Es evidente que todos tenemos nuestra opinión sobre ciertos hechos, por eso ella considera que la Historia -”como yo la entendí, como yo la veo”- no es una sucesión de fechas, sino la interpretación del pasado.

“Una interpretación siempre incompleta y subjetiva, hay cosas que nos constan porque están en archivos, pero hay cosas que no. Y esos son los huecos en los que puedes utilizar la imaginación… pero es subjetiva, pasa por los sentimientos de quien la relata”, detalla sobre su postura ante la escritura histórica.

-¿La responsabilidad de esa subjetividad la asume el escritor o la debe asumir el lector?

“Yo creo que va de la mano, son los dos. La verdad y la memoria siempre son subjetivas. Pasa por la mirada y sentimientos de quien relata, yo relato como veo las cosas, a lo mejor tú las ves diferentes y eso va a ser así siempre”.

¿QUIÉN ES LA AUTORA?

De formación, Ana Lilia Cepeda es socióloga por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco; maestra en Economía Política y Demografía por el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de la Habana, Cuba y en Historia del Pensamiento por la Universidad Panamericana.

Además de haber publicado La casa Rivas Mercado: Una historia detrás de la historia (Grijalbo 2025) y (Editorial Atrament, 2022) Ana Lilia Cepeda es miembro del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México (CCCM), que reúne a quienes preservan la memoria de la capital mexicana.

Asimismo, es presidenta del Patronato de la Fundación Conmemoraciones, asociación civil desde la cual se logró recuperar y restaurar la Casa Rivas Mercado

Entre otros espacios emblemáticos, también coordinó la restauración del extemplo de Corpus Christi y el panteón de San Fernando. En 2002 estuvo a cargo de coordinar la intervención urbana del Centro Histórico de la Ciudad de México, lo cual le valió diversos reconocimientos, como la Cruz de Oficial de la Real Orden de Isabel la Católica, otorgada por los reyes de España.

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