Cultura

Benito Taibo: “Hay que dejar de ver al libro como ese objeto inalcanzable”

Es un compañero de viaje que hay que ponerlo bajo del sobaco, llenarlo de manchas de mole porque, finalmente, es un cómplice y amigo. Y a los amigos los tratas así, con absoluta confianza, añade. Presenta su poemario “Pasar inadvertido”

El escritor mexicano Fernando Vallejo en su biblioteca
La poesía tiene la enorme ventaja contra la narrativa de que puede ser reinventada constantemente, señala Benito Taibo. La poesía tiene la enorme ventaja contra la narrativa de que puede ser reinventada constantemente, señala Benito Taibo. (El Espectador)

Los libros están hechos para subrayarlos, querida”, declara el escritor Benito Taibo y procede a arrojar al suelo mi ejemplar de “Pasar inadvertido” (Seix Barral, 2022).

“No se le cayó ni una palabra, ¿de acuerdo? Hay que dejar de ver al libro como ese objeto inalcanzable, puesto en un capelo al cual hay que rendir tributo y pleitesía. El libro tiene que ser compañero de viaje, ponerlo debajo del sobaco, llenarlo de manchas de mole poblano porque, finalmente, es un cómplice y amigo. Y a los amigos los tratas así, con absoluta confianza”, continúa ante mi sorpresa y risa.

En entrevista, por su reciente antología de poemas, que reúne obra producida desde 1978 hasta este año, Benito Taibo invita a sus lectores a rayar sus ejemplares. “Subrayarlos, borrar pedazos, agregarle o terminar poemas”.

“Eso viene mucho en esta temporada primavera-verano, hay una enorme oleada de gente que está reescribiendo cosas”, agrega en relación al fenómeno “wattpad”, que la parece muy impresionante en cuanto a reescritura y venta de millones de ejemplares de historias que ya conocemos y nos sabemos.

“Finalmente, en la narrativa ya todo está escrito”, observa, pues la literatura es un compendio de las pasiones humanas y todas éstas se encuentran noveladas en unos 100 libros de unos tres autores, como Homero, Shakespeare y Balzac, quienes abordaron y compilaron todas las posibilidades del amor, pasión, celos, venganza, avaricia, etc.

Sin embargo, “la poesía tiene la enorme ventaja contra la narrativa de que puede ser reinventada constantemente. Lo vemos porque los temas son mucho más amplios, porque un poema puede estar creado de un momento, mientras que una novela necesita inicio, nudo, desenlace. Un poema puede dejarse sin desenlace o nudo narrativo y solamente es una sensación la que cuentas”.

PASAR INADVERTIDO.

“La poesía es una especie de alambique de palabras donde se meten todas y salen solo las justas y precisas”, define Benito Taibo.

Al haber nacido en una familia de narradores, para él, la poesía ha sido una elección y postura rebelde desde los 16 años, cuando decidió comenzar a escribirla. Indica que, posteriormente empezó a hacer narrativa a sus 49 años de edad y desde entonces han sucedido 20 libros.

“Decidí juntar mis libros de poesía y Seix Barral decidió hacer esta antología”, agrega.

Comenta que en las editoriales mexicanas y del mundo, la poesía fue una suerte de estigma que durante muchísimos años no se publicaba por una lógica de ventas que aseguraba “nadie lee poesía”. Por ello, el título de su reciente libro es una broma y provocación, simultáneamente.

“Lo que quiero decir es que la poesía no puede pasar inadvertida, es intentar que se convierta en parte fundamental de nuestras vidas”.

El libro se organiza en tres grandes ejes, que acomodan los poemas en orden cronológico, con respectivas subdivisiones: Recetas para el desastre; De la función social de las gitanas y Poemas sueltos.

“Hay dos libros enteros de Recetas para el desastre y De la función social de las gitanas, pero hay muchos otros que mi mujer encontró en recortes de periódico, una plaqueta que andaba perdida, poemas que le escribí a ella y estaban metidos dentro de libros. Fue una suerte de búsqueda arqueológica de mi pasado hecho de palabras”, apunta Taibo.

A pesar del esfuerzo, es inevitable que en esta antología falten poemas que se extraviaron en el tiempo de diversas maneras, como aquel morral lleno de hojas sueltas y escritos en servilletas que, con un cristalazo se robaron del coche, o aquellos textos que fueron publicados en editoriales ahora extintas y de los cuales el autor no conserva ni un ejemplar de recuerdo.

Los temas, por su parte, siguen siendo los mismos de siempre. La muerte, el amor, el mar, la ciudad son constantes, tanto en su obra como en la poesía universal.

“Sigo creyendo y pensando en lo que pensaba. Son los mimos temas comunes de mi poesía de entonces: el mar como lugar de naufragio y no lugar plácido donde se broncean los turistas, sino una metáfora de los demonios que llevamos dentro y todo el tiempo están a punto de salir y explotar. Mi libro está lleno de cigarrillos, porque fueron un compañero constante, y de demonios que fui conjurando con el paso de los años y del tiempo”, ahonda.

Entre los poemas más recientes, el autor destaca “Vino una ola” (penúltimo del libro), que escribió en junio de este año como homenaje a sus padres. “Puede que sea un poco críptico para alguien de México porque habla del lugar donde nacieron mis padres y donde estuve con ellos muchas veces”.

REENCUENTRO.

En cuanto a la re-lectura de sus propios textos, Benito Taibo expresa que fue un ejercicio sorpresivo y divertido.

“Los vi con ojo bastante crítico y a pesar de eso no caí en la tentación de reescribirlos o reeditarlos. Pensé que ese muchacho de 19 años que escribía esas cosas se sentiría muy ofendido si se las cambio porque eso pensaba y lo decía con esas palabras. Los mantuve lo más originales, pero ¿qué es pasar inadvertido? Soy yo, es mi corazón ajado después de 2 infartos”.

Con la conciencia del camino recorrido y las influencias que lo marcaron, el poeta afirma, terminantemente, que no se puede ser escritor sin haber sido lector primero. “Y yo he leído mucha poesía a lo largo de mi vida. Lo más difícil, cuando decides convertirte en poeta, es encontrar tu voz”.

Añade que en su casa no solo se leía poesía, sino que se sentaban los poetas a la mesa: Ángel González, Luis Rius, Luis García Montero, Carlos Barral, José Emilio Pacheco, Efraín Huerta, entre otros. “Hice mis mejores esfuerzos por imitarlos y luego tuve que encontrar mi propia voz y manera de decir esas cosas”.

- Y después de todo el trayecto, ¿la encontraste?

“Sin duda y es una voz que está llena de referencias. La poesía social de los 50s, los contemporáneos, hasta un poco de los estridentistas, pero también siglo de oro y generación del 27, del 98, los nuevos poetas, los poetas de los 70s a los cuales conocí como Efraín Huerta, que fue muy amigo de mi familia y le hago un homenaje”.

Concede, también, que la suya es una voz polifónica, llena de honores directos y clarísimos, “pero lo es solo dentro de mi cabeza, espero que no se note en este solo que me estoy echando”.

EL AUTOR

Benito Taibo nació en la Ciudad de México, en 1960. Es escritor, periodista, promotor de la lectura entre los jóvenes y actual director de Radio UNAM. Inició su camino en la literatura como poeta con Siete primeros poemas (1976), Vivos y suicidas (1978), Recetas para el desastre (1987) y De la función social de las gitanas (2002).

Además, ha publicado en Planeta sus novelas Polvo (2010), Persona normal (2011), Querido Escorpión (2013), Desde mi muro (2014), Cómplices (2015), Corazonadas (2016) y la trilogía Mundo sin dioses (2018, 2019 y 2020)

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