Cultura

Dante Alighieri en el pensamiento de Antonio Gómez Robledo

Con motivo de la mesa El presente de un clásico: la nueva traducción de la Comedia, última sesión del ciclo Celebración de Dante Alighieri, a setecientos años de su muerte, que se llevará a cabo el próximo jueves 4 de noviembre, El Colegio Nacional comparte con los lectores de Crónica un pasaje del libro Dante Alighieri, escrito por el filósofo Antonio Gómez Robledo (1908-1994), prominente miembro de esta institución, quien dedicara buena parte de su trabajo al estudio de la vida y obra del poeta toscano.

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Durante se llamó en el bautismo el hijo de Alighiero y de Bella, y luego Dante, siguiendo la costumbre florentina de abreviar los nombres personales. Durante o Dante: “el que dura” o “el que da”, nombres igualmente expresivos ya de su eterna fama, ya de su perenne capacidad creadora. El patronímico, por último: Alighiero hasta él, Alighieri de él en adelante, lo que Giovanni Papini por derivado del latín aliger. Alígeros son todos los poetas, pero ninguno tanto como el que supo consumar el vuelo incomparable de la Selva Oscura a la Cándida Rosa.

Lo último que hay que consignar sobre la primera vida familiar de Dante y sus progenitores, es el haber quedado huérfano de ambos a edad muy temprana. Cinco, seis años a lo más tendría cuando murió su madre; y en cuanto a su padre, habiendo contraído segundas nupcias, falleció a su vez en 1277. Doce años contaba Dante cuando se quedó a vivir con su madrastra, más solo aún por esta compañía.

No por otra cosa que por su infancia desolada, por su sentimiento congénito de orfandad, Dante llama padre en la Comedia –y se hace llamar para ellos figlio-– a todos los personajes que son, de uno u otro modo, objeto de su amor: el tatarabuelo Cacciaguida, desde luego, pero también Brunetto Latini, Estacio, San Pedro, Adán (!), y sobre todo su adorado Virgilio, quien se dirige a él como al dolce figlio. ¿Qué más aún? La misma Beatrice suple la función de madre; y sólo así se explica que el poeta, al encontrarla en el paraíso, corra hacia ella como el chiquillo a su mamá, según el verso encantador: col quale il corre alla mamma.

Afanosamente buscó Dante, a lo largo de toda su vida, la sustitución de la paternidad. Afanosamente pero en vano, porque es el vacío irremplazable. El hogar que fundó después pudo compensarle en algo esta carencia, pero el hecho fundamental es que Dante –por su orfandad, por su carácter, y luego por su destierro– fue en los más profundo de su ser un hombre solo.

Podría parecernos cruel el comentario de Indro Montanelli, pero la verdad es que el mejor servicio que a Dante pudo hacerle Beatrice fue el de morirse a tiempo. No sólo lo indujo, con el dolor de su ausencia, a los estudios severos, sino que, desde la eternidad, fue para él lo que nunca podría haber sido en el decurso del tiempo, que todo lo estraga y lo consume.

Mucho la lloró, según nos dicen sus biógrafos, y no hay por qué no darles crédito. El mismo Dante, por lo demás, nos ha descrito en la Vita Nuova su pianto por Beatrice […] Sin embargo, no fue jamás un tipo de lacrimoso estéril, sino el varón completo, la maschia e compiuta figura, como dice Zingarelli. A fuerza de tal, venció su pena primero con una pasajera disipación en la sensualidad, y después con la organización permanente de su vida en la fundación de una familia y en la participación en los asuntos de su ciudad.

“Dante tuvo fierísima pasión de amor, esposa, cuidados familiares y públicos, destierro y pobreza”. Así compendia Boccaccio las experiencias sucesivas del biografiado; las que hicieron de él un hombre acabado. Podría haber añadido la otra, no por ocasional menos plena, del ejercicio de las armas, y que no puede olvidarse, así no sea sino por ser tan rara en los grandes poetas y artistas. […] Destierro y pobreza: estilo e Povertà, sin las últimas experiencias que debemos registrar de Dante y que llenan los últimos veinte años de su vida.

La mesa El presente de un clásico: la nueva traducción de la Comedia, coordinada por colegiado Luis Fernando Lara, y en la que participan Juan Villoro, Marco Perillo y José María Micó, se realizará de manera presencial, con acceso libre al público, el jueves 4 de noviembre, a las 6:00 p. m.

El libro Dante Alighieri, de Antonio Gómez Robledo, editado por El Colegio Nacional, en 2010, se encuentra a la venta en www.libroscolnal.com

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