Cultura

Eduardo Sacheri: “La historia merece que la estudiemos, no que le hagamos una adhesión emocional”

El mayor problema es sacar un par de elementos aislados y ponerlos al servicio de nuestros discursos actuales, añade el escritor argentino

entrevista

"Nosotros dos en la tormenta" narra las acciones de los movimientos guerrilleros que surgieron en Argentina durante los años 70, dice Eduardo Sacheri.

Reyna Paz Avendaño.

"La historia merece que la estudiemos y que la comprendamos, no que le hagamos una adhesión emocional. El mayor problema es cuando sacamos de la historia un par de elementos aislados y los ponemos al servicio de nuestros discursos contemporáneos", expresa en entrevista Eduardo Sacheri (Argentina, 1967) a propósito de su novela "Nosotros dos en la tormenta", en la que narra las acciones de los movimientos guerrilleros que surgieron en Argentina durante los años 70.

A través de voces de jóvenes que militaron en el Ejército Montonero y en el Ejército Revolucionario del Pueblo, el autor reconstruye la vida de estos protagonistas que estuvieron en la clandestinidad y que enfrentaron al ejército. Sin embargo, dos de ellos, Alejandro y El Cabezón, se niegan a cortar su amistad a pesar de las diferencias políticas y del anonimato.

“En toda América Latina las experiencias de las organizaciones guerrilleras fueron muy fuertes y marcaron décadas de nuestra historia reciente, aunque hoy lo veamos como un pasado lejanísimo. Como escritor me interesan los procesos que están lejos de la reflexión cotidiana y que en su momento modificaron tanto las vidas de los miembros de las organizaciones armadas como de las víctimas de sus acciones”, señala.

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En la novela, Sacheri detalla la formación de cuadros, la planeación de acciones como el secuestro y la defensa de la lucha armada, ¿hay una reflexión sobre la fe ciega a una ideología?, se le pregunta.

“El ser humano es proclive a ideologías cerradas sobre sí mismas, es decir, me parece que la fe, no solamente la religiosa también la fe política, puede hacer que un grupo de personas vean la realidad de un modo muy terminado donde no hay lugar ni para la duda ni para la incertidumbre ni para el arrepentimiento. Eso sucedió con estas ideologías de los 60 y 70, pero también pasa con cualquier otra”, responde.

¿Los vínculos de amistad no se rompen ni con la clandestinidad?

Aunque intentemos construirnos una identidad basada en un solo afecto, en este caso, ser militantes armados, me parece difícil renunciar a nuestra complejidad como seres humanos y sospecho que la mayoría de esos jóvenes no eran sólo guerrilleros, eran un montón de cosas a la vez aunque esa multiplicidad generara tensiones, contradicciones, culpa o hasta peligros.

“La clandestinidad implicaba cerrarse a su vida anterior, pero ésa era en la que habían crecido con sus padres, hermanos, amigos…a menudo, ciertas aproximaciones, tienden a olvidar sus otras áreas de su vida como si fueran personajes planos”.

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¿En Argentina se habla de estos guerrilleros?

Es un tema que sólo se trae edulcorado, lavado de la parte violenta. Las poquísimas veces que se menciona a Montoneros es como luchadores sociales que buscaban un mundo mejor, se le resta su costado violento, militarizado, como si fuera incómodo, claro, pasaron ya 50 años y hoy no existe la naturalización de la violencia.

“Aunque es mejor entender que tergiversar, tenga uno la posición que tenga. Hacerlos ser quienes no fueron me parece una falta de respeto aun entre quienes quieren idealizarlos, es una falta de respeto porque esos jóvenes no eran militantes sociales que hacían marchas, eran jóvenes decididos a hacer la revolución social mediante la lucha armada, estaban entregados a esa estrategia”.

En palabras de Sacheri, es importante pensar la complejidad de la historia. “Nuestros países nacieron como estados nacionales en el siglo XIX y, probablemente, al principio esas identidades requerían una aproximación más romántica y epopéyica que histórica para consolidar una identidad”.

Así como en México hay discursos que enaltecen movimientos armados desde el gobierno, en Argentina también sucede, añade el autor. “No es que no tengas el derecho de reivindicar lo que quieras, pero está bueno que quede claro lo que cada uno hizo en su momento. Nuestras operaciones sobre el pasado requieren honestidad, no idealizaciones banales porque estaríamos simplificando la historia erróneamente”.

¿Te interesó cuestionar el término justicia?

En cada capítulo hay diferentes puntos de vista de estos jóvenes, hay una cuestión moral muy importante en sus acciones: están convencidos de que hacen el bien, se sienten viviendo en una sociedad que tergiversa la idea de bien y ellos se sienten moralmente superiores para decir que la justicia no es la que ejecuta el estado capitalista sino ellos.

“Estos jóvenes se sienten fundado un mundo nuevo que incluye una moral nueva de la que son portavoces. Dentro de su lógica eso es irreprochable. En la novela hay un personaje que se permite dudar, pero el resto no”, concluye.

La novela.

La novela.

PRESENTACIÓN

"Nosotros dos en la tormenta" se presentará este miércoles 26 de julio a las 19:30 horas en el Péndulo Polanco (Alejandro Dumas 81, CDMX).