
“La gran poesía religiosa tiene algo herético”, considera el poeta y ensayista Armando González Torres, en conversación sobre los temas literarios que han sido universalmente retomados de la tradición religiosa.
En el marco de la “Semana Santa”, el poeta señala a Crónica algunos aspectos del viacrucis, la crucifixión y la resurrección de Cristo que resuenan en la creación literaria, así como su opinión sobre la vigencia de este relato.
Para abordar el tema, Armando apunta que además de ser el fundamento onomástico de la religión católica y otras formas de cristianismo, los Evangelios tienen un inmenso valor literario por sí mismos, por su factura poética y narración de una vida con apasionantes variaciones en cada una de sus versiones.
“De entrada, los evangelios mismos ya son un extraordinario documento literario en términos de ritmo y colorido de narración, que en general es muy fluida, con un tono testimonial además de poético. Muchas de las acciones que se narran, como las parábolas de Jesús, son metáforas profundas y todos estos coloridos, musicalidad y la profundidad filosófica son rasgos de gran literatura”, ahonda.
LAS ESCRITURAS.
El poeta explica que los evangelios tratan el mismo relato a varias voces, en la mayoría de las cuales se da cuenta de los momentos de duda y desfallecimiento de Jesús, por su enorme padecimiento tanto físico como mental.
“Eso lo hace un texto profundamente humano, más allá del valor dogmático que adquiere en la religión y el carácter paradigmático que tiene para quienes profesan la fe. Es una biografía narrativa con la que es muy difícil dejar de identificarse, algo existencial, es el drama que el individuo humano enfrenta”.
Armando piensa que a esto se deba una muy vasta presencia del tema en la literatura en español. Como ejemplo, apunta que durante el siglo de oro los temas religiosos están muy presentes en Teresa de Jesús, Góngora e incluso en poetas que aparentemente llevaron una vida ‘disoluta’ como Lope de Vega, quien está muy enraizado al tema de la pasión de Cristo.
“Hay temas memorables de Quevedo y Lope de Vega entorno a la pasión y traición de Judas. Unamuno, además, tiene uno de sus poemas más largos y ambiciosos sobre el Cristo de Velázquez”, añade.
Destaca que el tratamiento de los temas religiosos desde la literatura resulta, muchas veces, en obras controvertidas o incluso heréticas pues el relato y figura de Cristo ha inspirado la reflexión y la emoción de autores de toda índole.
P: ¿Por qué el tema es tan emocionante para los escritores?
R: “Algo que me parece profundamente emocionante, con lo me llego a identificar de los Evangelios es que el hijo de Dios duda: el camino del hijo de Dios a su martirio y la resurrección está lleno de dudas. Está lleno de un padecimiento físico y mental que lo asemeja a cualquiera de nosotros que padece, que se siente abandonado, atizado por un sentimiento injusto. Creo que es el tema con el que los poetas y artistas se identifican especialmente porque es el trayecto del artista que atraviesa las dudas con la esperanza de una resurrección de la que no hay certeza. La gran poesía lo que hace es volver a instaurar ese sentimiento de duda e incertidumbre”.
LEJOS DE DIOS.
En el contexto latinoamericano, Armando nombra a Raúl Zurita y Leopoldo Cervantes-Ortiz como algunos de los poetas contemporáneos importantes que retoman temas religiosos en su obra.
“No tengo presente si Zurita reflexiona desde alguna revisión histórica o es un sentimiento religioso más personal, pero sin duda está presente en él y varios poetas sudamericanos. No tanto de la imaginería católica pero sí ese sentimiento de trascendencia de resucitar a través de la palabra o permanecer a través de ella”.
Otro autor que Armando recuerda emparentado a este tipo de religiosidad no adscrita a la institución es Héctor Viel Temperley, autor de “Hospital Británico” que es una crónica sobre la experiencia cercana de morir.
“Es un panorama muy interesante de cultivo de este tipo de poesía en América Latina. En México tenemos una tradición muy rica de autores de tópicos e inspiración religiosa”, continúa y menciona al padre Alfredo Plascencia, sacerdote mexicano que también fue poeta, alcohólico y mujeriego.
“Tiene un poema refiriéndose a Cristo en que le dice que se ve mejor crucificado y ciego, es de un dolor y desgarradura tremenda”. Por otra parte, Armando recuerda a la recientemente fallecida poeta Dolores Castro Varela, que tenía una temática bastante esperanzadora de la resucitación a través de la palabra.
“Hay una tradición muy rica en México y Latinoamérica de poesía de índole religiosa, que tiene más que ver con los conceptos detrás y no adscrita a las religiones históricas. En muchos sentidos, es una religión intimista, un ansia personal, no a través de los ritos y dogmas de la religión”.
P: ¿Por qué la reflexión sobre la pasión de Cristo y su resurrección sigue vigente?
R: “La religión da certezas a algunos, pero la religión más fecunda genera incertidumbres y formas de incomodad con el mundo que te mueven a actuar y reflexionar. En ese sentido, creo que el tema del viacrucis, la pasión, las dudas y sacrificio de un hombre por los demás es algo profundamente actual. Nos hacen falta certezas, pero sobre todo incertidumbres. Revivir este drama que tiene tanta importancia simbólica en occidente y repensarlo por cuenta propia es algo que puede ser muy sano y saludable. No solo en el sentido individual, sino social porque permite cuestionar también nuestra falsa certeza: una reflexión adecuada sobre la pasión y viacrucis puede conducir a una visión más crítica de la vida”.
RESUCITAR.
Armando opina que el camino de un hombre hacia la cruz con su posterior resurrección alude a un tópico que atraviesa épocas y culturas: la esperanza de trascendencia. “Es el tópico que hace albergar la esperanza de una vida más allá de la vida. Eso explica que esté tan presente en un arte como la poesía, que precisamente busca la trascendencia”.
P: ¿Qué poetas trascienden y quienes se quedan en el viacrucis?
R: “No trasciende cuando la poesía religiosa se utiliza como instrumento pedagógico. La que trasciende es aquella en la que el escritor asimila personalmente el dogma y a veces lo transforma, lo cuál puede ser incluso una herejía desde la perspectiva de la iglesia ortodoxa. La gran poesía religiosa tiene algo de herético porque para transmitir, el poeta tiene que apropiársela”.
P: ¿Qué importancia tiene nuestra esperanza de trascender?
R: “Es importante restaurar este ánimo de trascendencia porque le da profundidad y vigor a un arte que de otro modo solo puede navegar en la banalidad. En muchos sentidos, reflexionar sobre este drama, volvérselo a reapropiar debe ser una forma de remedio para superar este impase en que todo es ideal, no hay jerarquías y el arte no es más que otra forma de discurso y comunicación que puede confundirse con publicidad y mercadotecnia. En ese sentido volver a las fuentes religiosas del arte contribuye también a revindicar el proceso artístico”.
LIBRIS RECOMENDADOS
Crónica recomienda algunas lecturas para explorar la diversidad de producción en torno a temas religiosos:
“El Evangelio según Jesucristo” es una obra del Premio Nobel de Literatura, José Saramago.
En “Evangelia”, David Toscana explora lo que habría pasado si Cristo fuera mujer.
“El Reino”, es un libro de no ficción de Emmanuel Carrère.
“El Cristo de Velázquez” es un poema de Miguel de Unamuno.
También se recomiendan “Cristo de nuevo crucificado” de Nikos Kazantzakis y el poemario “Anteparaíso” de Raúl Zurita.
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