Cultura

Gonzalo Celorio: “El gozo mayor que he tenido, sin lugar a dudas, ha sido la literatura”

El escritor fue galardonado con el Premio Xavier Villaurrutia por su libro “Mentideros de la memoria”. Es un volumen de divertimentos, pero también de narraciones dolorosas sobre mis “nones”, esos grandes autores que conocí o fui su alumno, añade el director de la AML

entrevista

El placer que genera la lectura de un libro, para mí, no es equiparable a ningún otro, explica Gonzalo Celorio.

El placer que genera la lectura de un libro, para mí, no es equiparable a ningún otro, explica Gonzalo Celorio.

AML

Gonzalo Celorio lleva una larga travesía en el mundo de las letras: cumplió 50 años de dar cátedra y ahora está en España para ser jurado del Premio Princesa de Asturias. Un extendido recorrido que le deja algo en claro: “El gozo mayor que he tenido, sin lugar a dudas, ha sido la literatura y la lectura”.

Es su estela en la vida del director de la Academia Mexicana de la Lengua y dice que el placer que genera la lectura de un libro no es equiparable, en mi caso particular, a ningún otro. Un tiempo pleno que se desea compartir con los demás.

Ese goce lo llevó a ser uno de los autores entrañables de la literatura mexicana, que ahora fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia por su libro “Mentideros de memoria”. Son 20 cuentos sobre sus “nones”- como llama a los escritores ahí descritos como Sabines, Cortázar, Eliseo Diego, Dulce María Loynaz, Umberto Eco…-, con narrativas divertidas o dolorosas pero que muestran su cercanía con ellos, ya sea por ser amigos, conocidos o haber sido su alumno.

¿Como se siente de recibir el premio Xavier Villaurrutia?

Muy contento, muy honrado. Es un premio que tiene una larga trayectoria. Su primera edición data de 1955 y ha premiado a grandes escritores y formar parte de ese elenco, para mí, es un motivo de gran orgullo y de satisfacción.

El premio se le otorga por “Mentideros de la memoria”, un libro que puede ser un ágora, un sitio para reflexionar, para divertirse, que puede ser muchas cosas.

Si es un lugar, efectivamente, que puede ser muchas cosas, pero es distinto a un ágora, un sitio de para la discusión y controversia; en cambio, el mentidero es un especio menos físico, es un ámbito donde se especula, se sospecha, donde surgen los rumores, y tiene una connotación un poco diferente porque la palabra ágora es una entidad clásica, y mentidero es más informal y no necesariamente físico.

Así, podemos hablar de los mentideros de la política, donde trascendió que tal va a concursar o paso esto u lo otro.

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El libro muestra esa diversión y goce de hacer el chisme para pasar el rato con los amigos.

Había escrito una novela anterior que se llama “Los apóstatas”, una historia muy dolorosa y crítica, pero “Mentideros” surgió de una manera más desembarazada y menos solmene. Curiosamente es un libro que se debe a la pandemia, porque participé en un mentidero con un grupo de amigos, a quienes les dedico el libro, y donde nos reunimos todos los martes, aún los hacemos, precisamente para conversar de una manera informal y en este mentidero surgió la idea de que les fuera leyendo semana a semana algún fragmento de lo que estaba escribiendo.

Con toda la proporción guardada, a la manera de Giovanni Boccaccio en su “Decameron”, que tiene cuentos pícaros, en “Mentideros” hay cuentos desembarazados, algunos humorísticos, otros son dolorosos y en todos hay una especie de análisis literario, pero también está la anécdota, el homenaje.

Aunque, finalmente es un libro de crítica literaria pero que no se nota, porque está envuelta en el comentario y algunas facetas poco conocidas de algunos escritores notables que tuve el privilegio de conocer, de tratar o ser su alumno.

¿Este libro logra lo importante para un texto: sacarte diferentes emociones?

La verdad es que este es un libro de divertimentos, porque no tiene la solemnidad o la enjundia que pueden tener otras novelas. Como hablo mucho de Julio Cortázar, pienso que “Mentideros” se podría parecer al espíritu de esos libros de divertimientos del autor argentino, como “Historias de Cronopios y de Famas” o como “Un tal Lucas”, donde el humor campea. Pero también es un libro que nos da la oportunidad de conocer la otra cara de los escritores.

“Mentideros” muestra que hay muchas formas de darle sentido a la vida y morir no sería tan importante.

La muerte sí es importante, tan importante como la vida, No podríamos hablar de la vida sin hablar de la muerte que es su contraparte.

Pero lo que me gusta de lo que dices, es que “Mentideros sí es un libro gozoso. Porque para mí el gozo mayor que he tenido, sin lugar a dudas, ha sido la literatura. El placer que genera la lectura de un libro no es equiparable, en mi caso particular, a ningún otro, y ese gozo que uno siente cuando ve un libro quiere compartirlo con los demás.

Por eso, me he dedicado a compartir el gozo de lectura y eso lo he hecho de dos maneras: una, dando clases de literatura desde hace más de 50 años y la otra escribiendo, que es una manera de compartir el gozo que genera la lectura.

Y, efectivamente, creo que este es un libro gozoso, aun en las partes dolorosas, porque el hilo conductor de este volumen se concreta en el placer de la lectura del verbo, de la palabra, de la recreación y de la narración, siempre con el pretexto de la obra de los demás.

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Porque, de manera curiosa y paradójica, el personaje principal no soy yo, sino son los otros y me convierto en una especie de testigo privilegiado, al tener el gusto de presenciar y escuchar una serie de anécdotas que están plasmadas en “Mentideros”.

El libro.

El libro.

¿Es ver al otro, a los pares, con sus bondades y carencias?

Pronuncias una palabra que me queda grande: “par”. No somos pares, somos “nones”, porque todos estos escritores de los que hablo son singulares: en primer lugar, pertenecen a una generación anterior a la mía, les tengo respeto y reconocimiento y admiración enorme. No quisiera que este libro se entendiera que yo siento que son mis pares, porque en realidad no lo son. Son escritores de una gran jerarquía y en realidad me siento muy honrado y privilegiado de poder haber alternado con ellos.

Y recordarlos en estas pláticas que se dieron durante dos años, desde el 2020 al 2022, cuando escribí 18 de los 20 textos de “Mentideros”, sólo dos de ellos ya estaban terminados.

Son cuentos que conformaron un espíritu, no premeditado, porque uno nunca sabe la ruta que va a seguir la escritura. Así se articuló cierta continuidad y tono que tiene que ver con el placer de la mentira.

Por ciento, hay un ensayo maravilloso de Oscar Wilde que se llama “Decadencia de la mentira”, que suscribiría, donde habla que la verdad ni es tan verdad ni la mentira es tan mentirosa. Generalmente hay una especie de relación de oposición entre memoria y ficción. Creo que el lenguaje no es la realidad, es un simulacro de la realidad y para convertir una memoria en discurso, uno tiene que acudir al expediente de la imaginación, aunque sea el discurso más objetivo.

Y la ficción, por otra parte, es una manera de hacer una penetración más profunda de la realidad. Siempre digo que conocemos mejor la realidad a través de la novela que de otros discursos, porque lo que hace la ficción es ampliar las categorías y las escalas de la realidad. Siempre he dicho que se puede conocer mejor el medio rural mexicano con la obra de Rulfo que leyendo todos los estudios historiográficos, demográficos, políticos, sociológicos...

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