Cultura

Hablemos del 15 Maratón de Teatro para niñas, niños y jóvenes

El fin de semana pasado se llevó a cabo este encuentro anual en el Centro Cultural del Bosque · Un evento muy importante para el teatro dirigido a las infancias que, sin embargo, puede mejorar muchos aspectos logísticos

El elenco de la obra de teatro "La hija del mariachi" posa para una foto frente a un mural en la Ciudad de México.
Cada año, el CCB realiza el maratón con obras dirigidas a las infancias. Cada año, el CCB realiza el maratón con obras dirigidas a las infancias. (Teatro INBAL)

Desde los primeros rayos del sol hasta la llegada de la luna, el Centro Cultural del Bosque (CCB) hizo del pasado sábado y domingo, un terreno minado de explosiones teatrales.

En cada uno de sus teatros y en su espacio al aire libre había, en simultaneidad, multitudes de infancias y acompañantes de ellas, gozando de teatro y actividades teatrales, totalmente gratuitas.

Me di a la tarea de indagar sobre la continuidad con la que la gente ahí presente visita el CCB; muchas (os,es) de quienes cuestioné lo hacían por primera vez: “Te dije desde cuando que viniéramos”, le decía un niño a su mamá, mientras cenaban en la cafetería. Esta primera vez de varias (os,es), con toda seguridad, será el inicio de muchos convivios teatrales, porque no sabían que había un lugar así, ni que costaba tan barato y que las obras eran tan buenas. Pero ahora ya lo saben.

Quienes continuamente vamos, y por alguna razón no habíamos entrado a tal o cual obra, estábamos felices de arribar a esta nueva oportunidad del encuentro; salir victoriosas (os, es) de por fin haber visto éstas que nos faltaban.

¿Qué dificultades pasamos durante el Maratón? El acceso después del mediodía, cuando el flujo de gente se colapsó y afuera de las funciones se quedaban hasta más de 200 personas, entre infancias y adultas (os,es), es decir, más de la mitad de quienes se formaban. Si bien los boletos se entregaron media hora antes, para poder alcanzarlos teníamos que formarnos hora y media o dos horas previas a la función, de otra manera no era posible.

La falta de sombra para la espera, donde el sol pegaba fuertísimo, como en el caso de Teatro El Granero, por ejemplo. O la lluvia antes de la última función, también sin lona. Sucedió con “Sofia y su globo rojo”, en el Julio Castillo, donde, además, vivimos la intolerancia del personal que da acceso al teatro, quienes pedían silencio a las infancias y que las madres “controlaran” a sus crías porque hacían mucho ruido, ¡en una fiesta!, como claramente lo es el Maratón.

Justo antes de iniciar dicha obra y previo a la tercera llamada, se escuchó una voz clara: “Esta obra es para las niñas y los niños, si vienes acompañando a alguna o alguno de ellos, te pedimos respeto y tolerancia hacia su disfrute, dejemos a las infancias ser”, una ola de aplausos recibió la indicación, como si se tratara de un desahogo a las restricciones.

Quizá sería bueno que durante la capacitación del personal tuvieran claras esas palabras, porque fuera de eso, es impresionante la forma en que se organizó todo, la puntualidad, el acceso, la ocupación de butacas, en este último punto seguiré insistiendo en al menos bancos, como los ya muy comunes en el cine, donde las niñas (os,es) pueden elevar el asiento adulto, y ver con mayor facilidad el escenario, además del sonido para teatros tan enormes con el Julio Castillo, donde para quienes les toca en la parte superior, las voces se tornan inentendibles por la falta de condiciones sonoras.

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