Cultura

Hay un poder enorme de emancipación en la lectura: Irene Vallejo

El poder de la lectura es peligroso para los gobiernos totalitarios, dice por su parte Alberto Manguel · Reciben la Medalla Carlos Fuentes e inauguran el Salón Literario de la FIL

fil de guadalajara

Los escritores recibieron la Medalla Carlos Fuentes de manos de Silvia Lemus.

Los escritores recibieron la Medalla Carlos Fuentes de manos de Silvia Lemus.

Rafael del Río

La lectura es para los gobiernos un poder que los amenaza y así lo han demostrado los libros durante toda su historia de vida. Así lo externaron la filóloga Irene Vallejo (España, 1979) y el escritor Alberto Manguel (Argentina, 1948) durante la apertura del Salón Literario de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022, acto en el que ambos recibieron la Medalla Carlos Fuentes.

“Hay un extraordinario poder que nos concede la lectura y ese poder es peligroso para los gobiernos totalitarios. Toda democracia vive bajo la sombra de la ambición de los gobernantes y ninguna democracia está a salvo, nosotros ahora estamos viviendo, después de la Segunda Guerra Mundial, un renacimiento del fascismo como no se ha visto nunca”, dijo Alberto Manguel.

El también Premio Formentor de las Letras 2017 expresó que los lectores no encuentran respuesta al porqué hay falta de memoria en tantos lugares del mundo y se refirió a Salman Rushdie, escritor indobritánico quien en el mes de agosto fue apuñalado en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

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“Quiero nombrar a Salman Rushdie aquí porque en una feria en la que se habla de la lectura y el libro es la demostración del peligro que significa la lectura y los libros para los gobiernos, sean religiosos o sean políticos”, mencionó.

Manguel también se refirió a las manifestaciones que se dieron durante la inauguración de la FIL. “Ayer el gobierno de esta provincia protestó contra la FIL porque los estudiantes habían pedido más presupuesto para su universidad, pero es una obligación del gobierno educar y fomentar la lectura”.

LIBROS Y EL PODER DE SOÑAR

Sobre la amenaza que muchos ven en los libros, Irene Vallejo comentó que la vida de los libros siempre ha sido peligrosa.

“La biografía del libro sería una novela negra, siempre llena de enemigos acechantes en la sombra que están buscando la forma de controlar, de mantener silenciados a ciertos libros, sobre todo de elegir quiénes son las personas que leen”, indicó.

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El escritor argentino-canadiense Alberto Manguel.

Uno de los ejemplos reveladores de lo emancipadora que es la lectura, agregó Vallejo, es el hecho de que, en Estados Unidos, en la época de la esclavitud, se prohibía a los esclavos aprender a escribir y a leer amenazándolos con castigos físicos de una brutalidad extrema: les cortaban falanges de los dedos.

“Estados Unidos tiene la oscura singularidad de haber sido el único país que ha llegado a promulgar leyes contra la alfabetización, estableciendo penas contra aquellos que intentaran aprender a leer sin tener el derecho reconocido a hacerlo y es además una historia hermosa de quienes se rebelaron contra esta prohibición”, señaló.

La autora narró que existieron barcos que recorrían el Mississippi como una especie de escuelas flotantes que quedaban al margen de las leyes y donde se les enseñaba a leer a los esclavos quienes, con ese poder, podían falsificar documentos y obtener la libertad.

Los escritores en conversatorio con Rosa Beltrán.

Los escritores en conversatorio con Rosa Beltrán.

Rafael del Río

“Hay un poder enorme de emancipación en la lectura y eso ha hecho que muchas dictaduras –y en momentos que pensamos ilustrados y con sociedades que imaginamos abiertas– tengan una gran resistencia a la expansión de la lectura”, comentó.

La autora de “El infinito en un junco” ejemplificó con el siglo XIX, cuando se alertaba el peligro de leer en exceso, actividad que se representó en “Madame Bovary”, una mujer que en su juventud leía muchas novelas, que se formó una expectativa llegando al hastío del matrimonio, misma que la llevó a la infidelidad y a las deudas como un fin desgraciado.

“La explicación era que los libros y la lectura favorecía la ensoñación y estos sueños que podrían ser sinónimo de libertad, de expectativas, de búsquedas, de inconformismo con su propio destino, era algo que no se deseaba, en especial para las mujeres que estaban destinadas al matrimonio”, dijo.

Vallejo indicó que la lectura es una lucha por el derecho a soñar. “Ese derecho no se reconocía a todos porque se pensaba que la gente que pertenecía a familias humildes o las mujeres, tenían que ser educadas en la resignación, no en la esperanza ni en el sueño, por eso la lectura era tan revolucionaria y estoy convenciendo de que lo sigue siendo ahora mismo”.