Cultura

La historia de las políticas culturales en México, un relato de desencuentros

ay escasa información de cómo basar las políticas culturales y la acción del Estado, señaló Néstor García Canclini

El escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura
Nestor García Canclini, investigador de la UAM, participó en Emergencias culturales: instituciones, creadores y comunidades en Brasil y México. Nestor García Canclini, investigador de la UAM, participó en Emergencias culturales: instituciones, creadores y comunidades en Brasil y México. (La Crónica de Hoy)

La historia de las políticas culturales en México aparece a menudo como un relato de desencuentros, por un lado, artistas, gestores y grupos independientes y, por otro, los funcionarios, aseguró el doctor Néstor García Canclini, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El académico de la Unidad Iztapalapa de la Casa abierta al tiempo presentó los resultados de la investigación desarrollada en la Cátedra Olavo Setubal de Arte, Cultura y Ciencia en el periodo 2020-2022, que consistió en estudiar los cambios en las instituciones culturales de Brasil y de México en sus relaciones con los públicos, los creadores y las comunidades.

En una transmisión realizada de manera virtual, el investigador del Departamento de Antropología explicó que se ha ido reduciendo el papel del Estado y se ha concentrado su acción en algunas formas clásicas de la vida cultural, como el patrimonio histórico, la lectura y las artes, pero se ha dejado la televisión, otros medios masivos y más recientemente la vida digital en manos de actores privados a lo que se suma el descenso del presupuesto nacional para el rubro en los últimos años.

“A partir de 2015 existe una disminución que se va dando año con año y en los últimos tres el gobierno conducido por Andrés Manuel López Obrador ha dado preferencia a algunos macroproyectos –uno de ellos en la capital– relacionado con las transformaciones y la ampliación del Centro Cultural y Natural del Bosque de Chapultepec”.

Al participar en el foro Emergencias culturales: instituciones, creadores y comunidades en Brasil y México, el Profesor Distinguido de la UAM sostuvo que ésta ha sido una decisión muy discutida entre distintos sectores, pues en la zona ya existen museos como el de Arte Contemporáneo, Arte Moderno y los nacionales de Antropología e Historia, de ahí que entre las preguntas que se han hecho está el por qué colocar en la capital y en esa zona ya muy abastecida de oferta cultural de primer nivel, más instituciones semejantes.

“Hay una constelación enorme de museos en México que lidera la oferta latinoamericana, sin embargo, los presupuestos para zonas arqueológicas, museos nacionales, regionales, locales y de sitio se han visto afectados y en la pandemia, el cierre de estos espacios agravó en parte la situación, además de dejar en precariedad extrema a gran número de trabajadores de la cultura”.

Al hacer un rápido recorrido histórico, se constata una baja innovación institucional en relación con las mutaciones tecnológicas y socioculturales, un presupuesto deficiente que ha ido decreciendo, mínimos estudios evaluativos y la existencia de muy pocos economistas de la cultura, indicó. “No hemos tenido dentro del Estado, salvo en breves periodos, un desarrollo sistemático de la información estadística con transparencia, comunicada a la sociedad”.

Entre los pocos estudios existentes mencionó el caso del Atlas Cultural de México a principios de siglo y algunos pocos de públicos culturales y hábitos de lectura, pero consideró que hay escasa información más sistemática de cómo basar las políticas al respecto y la acción del Estado.

De acuerdo con el investigador, la cultura nacional dejó de operar como marco predominante de la información y los entretenimientos cotidianos; “al establecer los satélites, las computadoras y otros dispositivos mediáticos redes de circulación global, la esfera pública cambio de escala, la noción de identidad siguió resonando en los discursos políticos y de gestores culturales, pero perdió capacidad de organizar los debates sobre el desarrollo”.

Hay muchas investigaciones que hemos realizado en la UAM para analizar los públicos culturales –indicó el doctor García Canclini– y cómo la industrialización y la expansión de las urbes impulsadas desde los años cuarenta del siglo pasado modernizaron el país, cambiaron los patrones comunitarios de organización y los hábitos de los ciudadanos.

Las grandes desigualdades entre distintos sectores sociales han limitado a las personas como públicos culturales, lo cual se traduce en bajos índices de lectura, hábitos masificados en la recepción mediática y poca diversificación internacional e intercultural de los gustos, expuso.

Además de su presentación, inscrita en el tema México: Instituciones, movimientos y monumentos, Mariana Martínez Matadamas ofreció los resultados de su tesis de licenciatura en Antropología Social en la UAM titulada Sombras a plena luz del día. Antimonumentos en la Ciudad de México.

Los investigadores de posdoctorado Sharine Melo y Juan Brizuela también intervinieron con la ponencia Perspectivas a partir de los movimientos socioculturales: preguntas sobre las instituciones, las necesidades de las comunidades y las demandas de los trabajadores de la cultura.

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