Cultura

José Chessil: Turismo informal pone en riesgo arte rupestre de la Sierra de San Miguelito, SLP

La gente está pintando e interviniendo los petrograbados y falta un plan de conservación, añadeel arqueólogo

Pared de roca caliza con estratificación horizontal
Una vista de la Sierra de San Miguelito, ubicada en San Luis Potosí. Una vista de la Sierra de San Miguelito, ubicada en San Luis Potosí. (La Crónica de Hoy)

El arte rupestre de la Sierra de San Miguelito, ubicada en San Luis Potosí, peligra ante el turismo informal y la falta de un plan de conservación de, al menos, tres sitios con petrograbados, esto a pesar de que fue declarada Área Natural Protegida en 2021. Así lo indicó el arqueólogo José Chessil Dohvehnain durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Monterrey celebrada en Cintermex.

Con motivo de la presentación de su libro “Visiones en la tierra de la memoria: arqueología posthumana del arte rupestre de San Luis Potosí”, el investigador explicó que en dicha Sierra existen sitios vulnerables como la Cueva de los Indios.

“Hay un turismo municipal que está llevando gente y la última vez que visité el sitio como parte de una inspección con gente del Centro INAH San Luis Potosí ya había afectaciones, hay gente que está pintando e interviniendo los petrograbados”, comentó.

Desde el Pabellón Nuevo León, Chessil Dohvehnain agregó que la problemática se complica porque en San Luis Potosí existen grupos de personas mestizas que están intentando llevar una batalla política y cultural para asumirse como descendientes de los pueblos guachichiles y reclamar propiedad sobre sitios arqueológicos del semidesierto de la entidad.

La Sierra de San Miguelito abarca 111 mil 160 hectáreas de los municipios Mexquitic de Carmona, San Luis Potosí, Villa de Arriaga y Villa de Reyes. Además, es hogar de 55 especies bajo alguna categoría de protección y de 285 especies endémicas como el murciélago trompudo y el tlalcoyote.

¿Cuántos sitios rupestres se han identificado en San Miguelito?

A la fecha sólo tenemos oficialmente registrados ante la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tres sitios, pero sabemos que existen más por reportes de gente que vive en las comunidades cercanas.

El problema es que el INAH San Luis Potosí no tiene el personal ni el recurso suficiente para investigarlos ni para emplear un programa de protección. Existen grupos de saqueadores profesionales y un turismo informal que, con el tiempo, afectará estos sitios.

Por ejemplo, agregó, “mientras más afectación haya, el contexto arqueológico se perturba, si uno quisiera hacer estudios fisicoquímicos de las pinturas rupestres”, los resultados saldrían alterados.

Chessil Dohvehnain destacó que mientras no exista investigación arqueológica, antes de ofrecerlos al turismo, el INAH no tendrá herramientas para la protección.

“A pesar de que la Sierra de San Miguelito es Área Natural Protegida, el turismo informal sigue y eso es trágico porque en la entidad hay una licenciatura en arqueología, en la Universidad Autónoma de San Luis; hasta que no haya una sinergia de voluntades políticas y académicas, estos sitios se conservarán”, señaló.

El libro del arqueólogo, coeditado por 3 Museos y el Fondo Editorial de Nuevo León, es un primer esfuerzo por fijar la mirada científica en San Miguelito.

¿La Sierra tiene un plan de manejo para sus sitios rupestres?

Existe el plan para el Área Natural Protegida y sí contempla que los sitios arqueológicos se protejan, sin embargo, el problema es el mismo: ¿cómo los protegen si el turismo informal se sigue permitiendo y si no hay investigación arqueológica?

El nuevo gobierno está apostando a la educación y ciencia, es un buen momento para que las autoridades en San Luis, en distintas esferas de gobierno, se unan y vean este patrimonio para estudiarlo y conservarlo, de lo contrario su pérdida sería irreparable.

NUEVA LECTURA

La propuesta que Chessil Dohvehnain hace en su libro es que el arte rupestre sea visto como una práctica de los pueblos antiguos para transformar el mundo.

“El arte rupestre les permitía convocar fuerzas no humanas para transformarse a sí mismos, en términos de género, de cuerpo, de la materia con la que interactuaron y eso implica que los lugares que pintaron o grabaron no son entidades pasivas”, destacó.

Actualmente al hablar con un artista, el soporte que recibe la obra no es pasivo, añadió. “Al contrario, es una materia con la que interactúan de forma recíproca, entonces tal vez era semejante en el pasado, probablemente eran espacios donde sí se llevaron a cabo rituales, pero eran lugares no románticos”.

Chessil Dohvehnain comentó que se suele pensar a los ancestros bailando alrededor del fuego, cantándole a los muertos y teniendo visiones, sin embargo, también eran humanos y experimentaron terror, angustia, ansiedad, exclusión y desigualdad de distintas formas.

“La idea es que estos espacios pintados también cumplían la función sí de unificar a los pueblos, pero también de excluir, de crear desigualdad y formas de poder”, indicó.

Sobre la temporalidad de las pinturas, el investigador detalló que abarcan del 1000 a 1500 de nuestra era hasta el siglo XVII y XVIII, “es una temporalidad muy larga de más de 500 años y por otro lado, por fuentes del siglo XVI, cuando las avanzadas colonizadoras vinieron hacia el norte de México sabemos que esa región estaba poblada por grupos guachichiles o mal llamados pueblos chichimecas”.

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