Cultura

“Joyas de familia”, una historia Sobre la ambición que generan las piedras preciosas: Sergio Avilés

Algo que me parece increíble es que casi todas estas joyas se usaban para amores prohibidos, como regalos para relaciones indebidas, añade el escrtior

novela

El escritor Sergio Avilés.

El escritor Sergio Avilés.

“Lo que rodea y se refleja en las joyas es que, en muchas ocasiones, despiertan una ambición desmedida, tanto de riqueza como de poder”, comenta el escritor Sergio Avilés, quien en 1992 recibió noticia de un increíble collar, caído en manos de una amiga suya, en Saltillo, Coahuila.

Treinta años después, tras una larga y rigurosa investigación en la que el escritor se topó con casos de abortos espontáneos y caídas de caballo inexplicables, la historia culmina con la publicación de “Joyas de la familia” (Alfaguara, 2022).

“Algo que me parece increíble es que casi todas estas joyas se usaban para amores prohibidos, como regalos para relaciones indebidas. Están cargadas de simbolismo desde que son elementos que vienen muy del fondo de la tierra: un diamante no es otra cosa que carbón”, comenta el autor, en conversación sobre la reciente novela.

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Opina que, así como el carbón es sometido a temperaturas elevadas y presiones que lo convierten en diamante, la condición humana contiene facetas que muestran altibajos, “lados grises y negros”.

“Eso lo hemos visto desde el principio de la creación, con el tratamiento que damos a las joyas”.

“La reina Victoria fue la que metió la moda de los diamantes como símbolo de compromiso. En realidad es un símbolo bonito porque es una sustancia súper duradera y pura, que puede en cierto motivo o sentido simbolizar la pureza y durabilidad que se pretende en el matrimonio”, agrega.

Bromea que actualmente bastaría con regalar algo que dure de 4 a 5 años – “porque es el promedio que duran los matrimonios”-, pero cuestiona con seriedad las características de las joyas a las que atribuimos valor, como ser ‘naturales’ o ‘artificiales’ o incluso falsas, pero obsequiadas por personas queridas.

JOYAS DE LA FAMILIA.

El libro presenta al detective privado, Rubén Pablo Alcocer, de 54 años, quien vive en Saltillo y se encuentra amarrado a una silla.

El hombre y la mujer que lo capturaron quieren saber dónde se encuentra la antigua gargantilla de diamantes de una clienta, otrora propiedad de la corona de Rumania, por lo que le han colocado una bolsa de plástico sobre la cabeza y clavado palillos debajo de las uñas.

Para distraerse, mientras resiste el tormento, el detective hace un recuento de la larga historia de la alhaja, que se remonta hasta el siglo XV, atravesando los destinos de diversas dinastías europeas, y en la que participan tanto Napoleón como la reina Victoria y el mismo conde Drácula. Cruzar este memorioso laberinto quizá sea la clave para escapar de la muerte.

La novela.

La novela.

“Con el inicio dramático pretendo cautivar al lector. Yo quiero y prometo contar la historia de cómo llego esta joya a Saltillo, que en sí es un punto interesante, y la quiero exacerbar con 2 características: una es que el personaje por su edad y circunstancias de su vida tiene un miedo terrible a padecer Alzheimer y la otra es que con la bolsa sobre la cabeza son los últimos momentos de su vida, entonces todo lo que ocurre es en un instante y los recuerdos se agolpan y atropellan por salir, causando caos y tensión”, considera Sergio E. Avilés.

Se trata de una novela histórica, contada a modo de thriller que, de acuerdo con la contraportada, nos recuerda cómo “toda familia tiene sus joyas, piedras y personas de distintas durezas, que componen un mosaico de amor y desamor, traición y deseo. También de memoria y olvido. A veces, deseo de olvidar”.

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“Para mí era muy árido el tema de la historia y no quería simplemente narrarlo tal cual. Le digo a mis amigos historiadores que lo que quiero ser es un puente entre el trabajo duro y árido que ellos hacen y lo que el lector quiere leer. Para ello he configurado un estilo narrativo que utiliza mucho humor, el cual pretende pasar por involuntario”, explica el escritor.

Ahonda que su intención era hacer pasar muchos guiños humorísticos por involuntarios, como mecanismo de escape a tensiones, de acuerdo con un personaje principal medio cínico, cuya mayor preocupación es quedarse sin trabajo y renunciar al anticipo de la investigación.

Por otra parte, el autor señala que, en términos históricos, el equipo de edición de Alfaguara fue muy riguroso en cuanto a la información de nombres, relaciones y fechas, a excepción de un dato voluntariamente erróneo que –a diferencia de los otros- no se corrige a lo largo de la novela.

“Me hicieron un examen muy exhaustivo para determinar precisamente hasta donde podíamos llegar, hasta donde era verdad lo que se decía y no hay más que una sola mentira en el libro que deje intencionalmente: la primera cita sobre las joyas de la familia, como una justificación del nombre de la novela, la adjudiqué a la reina María Carmen Silva, pero no es de ella”.

A pesar de la rigurosidad, Sergio E. Avilés advierte que sería una lectura muy tardada si se hace preguntándose “qué es real y qué no”. Le parece más importante que el libro se lea y se disfrute.