
La idea de que cada mujer podía tener un control natal y que en 1916 empezó a circular en impresos de Yucatán, fue el inicio para que el gobierno, iglesia y el periódico Excélsior crearan la celebración del 10 mayo, Día de las Madres, y así contrarrestar la libertad femenina. La historia de esa festividad que hasta nuestros días persiste se narra en el libro “A cien años del 10 de mayo”, de Marta Acevedo (Ciudad de México, 1940).
“En 1922 el señor Rafael Alducín, director del periódico Excélsior de ese momento, decidió echar a andar el proyecto de celebrar a las madres como por cierto ya se hacía en Estados Unidos. El hallazgo que hace la autora del libro es precisamente encontrar una vinculación entre el despertar de un movimiento político y la creación del 10 de mayo”, platica en entrevista la investigadora Hortensia Moreno.
La también académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comenta que existió un primer encuentro de feminismo en 1916 en Yucatán, en donde se reunieron más de 600 mujeres jóvenes, la mayoría de ellas maestras, es decir, mujeres que sabían leer y escribir.
“En el marco de ese congreso, empezaron a discutir ideas que estaban presentes en el movimiento feminista internacional, por ejemplo, el voto y el control natal, siendo este último uno de los factores que más alarmará al statu quo del primer cuarto del siglo XX”, narra.
En Yucatán empezó a difundirse las ideas de Margaret Sanger, enfermera estadunidense que creó en Brooklyn y Harlem dos clínicas de control natal con métodos anticonceptivos baratos. La obra que circuló fue “La brújula del hogar”.
“Este folleto se repartió, empezó la divulgación del movimiento científico de cómo controlar la natalidad y esto para los sectores que tenían intereses en conservar las cosas como estaban, fue una mala noticia porque otorgó a las mujeres un nivel de autonomía que resultó amenazante”, indica Moreno.
La pregunta ¿qué pasa si las mujeres pueden tener relaciones sexuales sin embarazarse? rompía a una sociedad católica vinculada a la idea de la familia tradicional, la defensa del matrimonio y la defensa de la autoridad masculina como un principio de orden del mundo social. La defensa de la mujer como personas destinadas a la maternidad se hizo con la invención del Día de las Madres.
“El día de las madres se convirtió en una fecha importantísima en el país, resulta complicado sustraerse de la potencia mediática y familiar de ese día, incluso las instituciones y el mercado apoyan: hay días feriados, las trabajadoras salen temprano y las escuelas organizan festivales…. El libro nos deja ver que es una tradición inventada que cayó en el justo lugar para arraigarse”, expresa la investigadora.
En palabras de Moreno, el movimiento intelectual que iniciaron las mujeres en Yucatán, ahora denominado movimiento feminista, no vio cumplidas sus demandas porque el Día de las Madres puso en pausa el impulso de los congresos feministas.
¿El cine fomentó la imagen de maternidad?
La creación del Día de las Madres coincidió con el cine de oro mexicano, dominado por varones y con unas cuantas estrellas femeninas como actrices y directoras. En ese momento comienza a construirse la figura de la madre abnegada, las cabecitas blancas, la madre que da todo por sus hijos.
Hacía falta que esa imagen estuviera ilustrada por un relato que el cine nacional explotó de manera exacerbada. Destaca Sara García, hay una anécdota de que se quitó los dientes para ser viejita, empezó a hacer papeles de anciana antes de serlo, ella marcó toda una tradición de la cultura cinematográfica y uno de los actores de la narrativa: el sufrimiento de la madre.
La madre siempre tiene que ponerse en segundo lugar y los hijos pueden ser ingratos, pero no importa porque el cumplimiento de la maternidad está en el orgullo de sufrir a lo largo de todas sus películas.
“A cien años del 10 de mayo”, editado por la UNAM, también incluye la explicación de la segunda ola del movimiento feminista, en 1970.
“Las mujeres en la Ciudad de México decidieron organizar una manifestación en el Monumento a la Madre para decir: qué bueno que hay madres, pero cada una debe de decidirlo. Eso desencadenó la segunda ola del movimiento feminista y una de las mujeres que organizó esa ola fue Martha Acevedo”, narra Moreno.
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