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"Sólo puede sernos ajeno lo que ignoramos Ensayo biográfico sobre Alfonso Reyes" (fragmento)

La vida de Alfonso Reyes (1889-1959) fue intensa: vivió en el exilio, fue un diplomático notable, creador de instituciones imprescindibles para México —como El Colegio Nacional—, y autor de una vasta obra literaria. Todos estos aspectos los analiza el colegiado Javier Garciadiego en su nuevo libro Sólo puede sernos ajeno lo que ignoramos. Ensayo biográfico sobre Alfonso Reyes (El Colegio Nacional, 2022). Compartimos con los lectores de Crónica un fragmento de este volumen, que además pretende ser una historia de la cultura mexicana de la primera mitad del siglo XX.

Javier Garciadiego participará en el encuentro.

Javier Garciadiego.

Gerardo Márquez Lemus

Algún lector inquisitivo preguntará por qué sigo interesado en biografiar a Alfonso Reyes. La respuesta es sencilla: porque repasar su vida y reencontrarse con sus letras, pensamientos y reflexiones es una tarea grata y provechosa. Esto motiva la nueva biografía, cuya naturaleza y objetivos son claramente distintos. La estructura de esta obra, es decir, su división en seis capítulos, se fundamenta en los tramos biográficos definitorios de su persona, basados a su vez en la cronología impuesta por José Luis Martínez a la división del Diario de Reyes, así como a sus propios acercamientos biográficos al escritor regiomontano*.

En rigor, una nueva redacción de corrido y de principio y fin. Sobre todo, tiene una finalidad menos introductoria que los libros anteriores y los triplica en extensión. Aun así, no pretende ser una biografía exhaustiva: como dice el propio Reyes, “toda biografía es antológica, selectiva”, y se hace “escogiendo de aquí y de allá”. De entrada, está basada en una mayor y más rica y precisa documentación. En este aspecto destacan tres elementos. En primer lugar, el valiosísimo "Diario de Reyes" se hizo accesible en su totalidad a partir de 2010. Claro está que podría alegarse que el voluminoso material podía consultarse antes en su versión manuscrita, que se encuentra en la Capilla Alfonsina, simultáneamente archivo, biblioteca y museo de Reyes; sin embargo, el valor del "Diario" publicado en siete gruesos volúmenes por el Fondo de Cultura Económica (FCE) es triple: por lo asentado por el propio Reyes; por la facilidad de la lectura, en tanto se trata de textos paleografiados que nos absuelve de la difícil tarea de descifrar la letra de don Alfonso, y, sobre todo por las utilísimas introducciones y notas de sus editores. Así, mi deuda con Alfonso Rangel Guerra, Adolfo Castañon, Jorge Ruedas de la Serna, Alberto Enriquez Perea, Víctor Díaz Arciniega, Fernando Curiel y Belem Clar es impagable, sin hipérbole alguna. A este grupo de reyólogos habría que agregar a los coordinadores -y animadores- del proyecto del Diario, los finados José Luis Martínez y Alicia Reyes, tan queridos como admirados.

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El colegiado Javier Garcíadiego.

En segundo lugar, en los últimos años se ha podido acceder a varios epistolarios reyistas, con notas y prólogos igualmente útiles. En este aspecto mi deuda mayor es, otra vez, con José Luis Martínez, así como con Adolfo Castañón y Alberto Enríquez Perea, a los que habría que agregar al tristemente desaparecido Serge I. Zaïtzeff. Casi siempre cito las cartas de o a Reyes tal como se encuentran organizadas en la Capilla. Antes hubiera sido necesario ir ahí para consultar los epistolarios —igual que el diario—, conformados por casi cincuenta mil piezas. Hoy se puede acceder incluso en la versión digital, pero recomiendo la edición impresa -cuando la hay- para facilitar la labor del lector y para que se aprovechen los prólogos y las notas de los editores.

En tercer lugar, y sobre todo, sólo en los últimos años pude consultar la riquísima sección Recortes (clippings) de la capilla Alfonsina, que contiene varios miles de recortes hemerográficos dedicados sobre la labor de Reyes a lo largo de su vida, en la prensa nacional y extranjera. Mi agradecimiento especial en este aspecto es para Eduardo y Alejandro Mejía, así como para Gustavo Guerrero. Obviamente, también agradezco el apoyo de los empleados del Archivo Histórico de la UNAM (AHUNAM), del Acervo Histórico Diplomático (AHD), de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del Archivo Histórico de El Colegio Nacional y del Archivo Histórico de El Colegio de México.

Porada del libro, editado por El Colegio Nacional.

Porada del libro, editado por El Colegio Nacional.

[…] El título del libro también amerita una explicación. José Emilio Pacheco [miembro de El Colegio Nacional] cita una frase de Reyes: “Sólo puede sernos ajeno lo que ignoramos. Nada: ni lo local ni lo universal, ni lo pasado ni lo presente”. En realidad, lo que dijo éste —en A vuelta de correo— fue: “Nada puede sernos ajeno sino lo que ignoramos”, sin la segunda parte de la frase. la idea es la misma: ningún asunto debe sernos extraño y nuestra capacidad de apropiación de temas e intereses depende de nuestra curiosidad. El mismo Pacheco señalaba que es más propio del escritor recordar que transcribir.

*José Luis Martínez, "Guía para la investigación". Con diferencias menores, dicha cronología la comparten Alicia Reyes y los editores de la útil Alfonso Reyes. Iconografía. Por ejemplo, José Luis Martínez la divide en cinco ciclos que casi coinciden con mi propuesta en términos cronológicos. Los primeros ciclos corresponden a los años “de aprendizaje”; la etapa madrileña, de 1914 a 1924, y los años “mundanos”, que se asocian con sus estancias en Francia, Argentina y Brasil. Como yo, Martínez también divide en dos su etapa mexicana: el periodo de “madurez” y el de la “cosecha final”. Los diarios se dividen en siete tramos (y siete volúmenes) porque no se agrupan las estrategias diplomáticas, y se dividen en tres su periodo final en México.

Cartelera de El Colegio Nacional.

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