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Las decepciones de QB a mitad de temporada

Todo aquel aficionado al futbol americano que se jacte de serlo, no podrá negar que siempre ha sentido cierta atracción por la posición de quarterback, después de todo, es el centro donde converge todo lo bueno y malo que sucede a un equipo; es el líder, la imagen y el héroe, porque siendo sinceros, si un conjunto tiene un buen mariscal de campo seguro que siempre será un cuadro contendiente, pase lo que pase.

Sin embargo, ¿qué sucede cuando nuestro ídolo nos decepciona, cuando esperábamos tanto de él y termina siendo un fiasco o simplemente una promesa no cumplida?, pues seguramente lo que ahora mismo ocurre en Cleveland, Las Vegas, Denver o Nueva York.

Desahun Watson de Cleveland

Desahun Watson de Cleveland

Y es que nadie me dejará mentir si aseguramos que cuando llega el llamado periodo de agencia libre estamos muy atentos al cambio de jugadores entre equipos, siendo los pasadores los que mayormente llaman nuestra atención, no obstante, algunos de los cambios en los últimos dos años han sido verdaderamente decepcionantes por no decir que patéticos.

Si ya hace unos años nos topamos con la triste realidad de un Russell Wilson que hoy mismo en Denver dudamos si algún día volverá a ostentar el nivel que tuvo en Seattle, en la campaña del 2023 nos estamos dando de topes con otros cambios que nos hicieron soñar para ver un mejor espectáculo. Y es que sin ser necesariamente fan de los equipos involucrados en esos cambios, quizá si lo somos de la posición y de algunos jugadores en específico, y podríamos centrarnos en puntualmente dos casos, Deshaun Watson con los Browns y Jimmy Garoppolo con los Raiders.

Como dije anteriormente no es necesario ser seguidor ni de Cleveland ni de Las Vegas, sino más bien de cada uno de estos pasadores por su manera de jugar en otros equipos donde estuvieron.

Comencemos por Watson, y me pregunto ¿qué pasará por la cabeza del dueño y del gerente general de los Browns al darse cuenta, ya ahora mismo, a mitad de la temporada, que quizá los 262 mdd invertidos en traer a Watson de Houston fue la peor inversión de su vida?

Sin ser aguafiestas, y reconociendo que a estas alturas de la campaña ya esperábamos ver a un Watson en todo su esplendor, la realidad ha sido otra y muy triste: la de un jugador que perdió la chispa que lo llevó a ser considerado uno de los pilares en la posición durante mucho tiempo.

Después de un año sin jugar por sus problemas contractuales con los Texanos, además de sus líos extra cancha que no nos incumben, Deshaun luce fuera de sí, sin ritmo, sin el estilo y frialdad que lo caracterizó y que en su momento lo convirtió en el objeto de deseo más codiciado por aquellos conjuntos con sequías eternas en la posición de mariscal de campo.

De verdad sorprende la mala suerte de los Browns, y a veces yo mismo me cuestiono si este conjunto tendrá algo como una maldición, porque jugador que llega a ocupar dicho puesto, por más laureado que arribe al plantel perderá su magia, por una u otra razón.

Es muy difícil creer que desde Brian Sipe, en los 70 y Bernie Kosar en los 80, no hayan podido desarrollar o contratar a un pasador que les brinde resultados de verdad.

En diversas ocasiones han elegido a un quarterback colegial como su primera selección, y en todas y cada una de esas veces sólo han significado fracasos rotundos.

De primera instancia recordemos a Tim Couch de Kentucky, un prometedor mariscal que nada logró; al demente pero talentosísimo Johnny Manziel de Texas A&M que se volvió loco; al rebelde pero carismático Baker Mayfield de Oklahoma que incluso los llevó a un juego por el título de la AFC. Ninguno, ninguno pudo hacer algo para quedarse y echar raíces.

Trataron de comprar en la agencia libre y ha pasado lo mismo. En su momento se llevaron a Jeff Garcia de los 49ers, quien tuvo muy buenas temporadas en San Francisco y ni siquiera acabó la temporada del 2004, una lesión lo dejó fuera de combate rápidamente.

Ahora ganaron en la puja por Watson, ofrecieron más que nadie, y ¿qué ha pasado?, pues que Watson no es el mismo, es como un impostor y nadie sabe dónde se extravió el verdadero.

En Las Vegas, el sueño también se transformó en decepción. Más de uno, me incluyo, nos ilusionamos inocentemente con que Garoppolo tendría una gran campaña bajo las órdenes de Josh McDaniels, el coach y mentor de Jimmy G en Nueva Inglaterra cuando fue su coordinador ofensivo. Todo apuntaba a un sistema a modo para el estilo de Garoppolo; después de todo, McDaniels lo conocía a la perfección.

Pues bien, ni una ni otra. Entre un esquema de juego confuso que tiene a los Raiders sumidos en una mediocridad ofensiva y un Garoppolo que la ha pasado lesionado, ha sido la realidad de esta contratación que prometía una temporada de playoffs.

Jimmy G ya suma tres juegos sin participar, y de McDaniels uno se pregunta si no será mejor que se regrese a dirigir nuevamemte la ofensiva de los Patriotas y ayude a recomponer el barco de Bill Belichick, que tanta falta hace. Después de todo, ya nos hemos dado cuenta de que como coordinador es muy brillante, no así como coach; no olvidemos su paso y fracaso hace unos años como entrenador de los Broncos.

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Finalmente, qué más se puede agregar al caso de Aaron Rodgers y su muy fugaz paso por los Jets: apenas unas cuantas jugadas.

Se dice que volverá antes de que acabe la campaña, que estará listo para playoffs, ¿pero de verdad alguien cree que los médicos del equipo lo van a soltar así nada más en cuanto le declaren sano del talón? Obvio no, sería un suicidio mandarlo al campo de inmediato, y ya con 40 años de edad para la siguiente temporada, seguro que lo pensará dos veces si vale la pena regresar.

Por esa razón, tal y como lo manejamos líneas arriba, esta columna va dedicada a esas decepciones que ya dejan huella apenas a mitad de temporada. Quizá resurjan, pero de acuerdo a la lógica, es más factible que al menos en esta temporada se pierdan en el limbo de los equipos grises que prometían mucho y al final cumplieron poco.