05 ago 2025 - 09:29 PMLogo La Crónica
Destino C

De Montevideo para el mundo, la historia y legado de No Te Va Gustar: tres décadas de música intensa, letras que conmueven y un rock que une generaciones

Tenemos que hablar de No Te Va Gustar: el rock que atraviesa fronteras, emociones y generaciones

Tenemos que hablar de No Te Va Gustar: el rock que atraviesa fronteras, emociones y generaciones

Un crisol de ritmos y pasiones: los orígenes de una banda que “no controla la emoción”

Corría el 25 de junio de 1994, en el Liceo 10 del barrio Malvín en Montevideo, cuando Emiliano Brancciari, Mateo Moreno, Gonzalo Castex y Pablo Abdala, compañeros de aventuras y escuela, subieron por primera vez a un escenario. Tenían apenas 16 años y un fuego interior, incendio característico de la juventud desbordada, que apenas comenzaba a prender en forma de melodía y rebeldía. Así nació “No Te Va Gustar” (o NTVG para los fans), aquel nombre que, luego de decirlo en broma y sin la preposición “a”, se quedaría como declaración de llegada al mundo. La banda empezó como un cuarteto de rock que pronto se permitiría jugar y explorar con candombe, ska, reggae y murga, dándole un sello singular: el rock con un sabor más bailable, más diverso y que, en definitiva, sí iba a gustar.

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En esos inicios, tocaban en plazas y bares del interior del Uruguay; vivían de gira en gira por la costa, llenando cada pueblo con su energía joven, sin saber que estaban escribiendo el primer capítulo de una leyenda. Para 1996 se sumaron Pamela Retamoza, Emiliano García, Santiago Svirsky y Martín Gil.

El impacto social de sus letras: de “Solo de Noche” a “Cómo me Gusta Verte Reír”

La música de NTVG no es solo melodía: es denuncia, es abrazo, es poema cotidiano convertido en trayecto, uno interno y externo. Por mencionar algunas de sus múltiples críticas, el tema “Cielo de un solo color”, coescrito por Brancciari, Moreno y Abdala, narra la crisis bancaria de Uruguay en 2002 y cómo la sociedad se levantó ante el colapso económico y humano. Ese himno, basado en el hambre generalizada, se convirtió en un símbolo en las canchas del Mundial 2010, escuchado por millones, encarnando la voz colectiva del pueblo uruguayo.

Esta melodía, representaría el dolor y la rabia de vivir un tiempo sin alternativas, ante una tierra que no ofrecía realmente nada más que la salida. “Que despierte el corazón que parece estar quebrado”, figurando como la sexta canción del álbum “Aunque Cueste Ver el Sol”, lanzado en 2005 y grabado un año antes en los estudios de Bersuit Vergarabat (Del Cielito Records), en Argentina, con Tito Fargo como productor, se volvería un himno canchero de murga y uno nacionalista con exigencia: “¡Ay, celeste dame un sol!”.

Las letras de canciones como “A las nueve”, “Chau”, “Tan Lejos”, “Ángel con Campera”, “Ese Maldito Momento”, “Los Villanos” o “No Te Imaginas” reflejan con brutal honestidad la vulnerabilidad, la rebeldía y la sensibilidad humana. En entrevistas, Emiliano ha dicho: “Tener el poder del micrófono es una posibilidad enorme, no se puede desperdiciar”, y vaya forma de hacerlo.

Cuando conocí a NTVG cursaba algún semestre de la preparatoria y tenía entre 16 y 17 años, una edad donde buscas que todo te apasione bajo la necesidad de “pertenecer” e “identificarte”. Canté en concierto sus canciones y las bailé en la casa de alguien en compañía de buenos amigos; sin embargo, la conexión real llegó al rededor de los 24 gracias a frases como “cantando a pesar de las llamas...” o “prefiero llegar tarde y no mentir...” con una potencia que impulsa a la recuperación, la dignidad y la fuerza con la que hay que soltar lo que ya no encaja, pero también con el amor suave de otras tan simples como “llegas y el día cambia para mí con solo sonreír...”.

La profundidad emocional no es accidental, cada verso nace del compromiso con lo social y lo íntimo; la voz del que ya no quiere callar y, principalmente, la necesidad de ir y reconocer lo interno para fluir y florecer bajo la luz del sol externo. Y es que, como dicen ellos mismos: “¿Qué sería de nosotros si de afuera ya no entrara nada?, sin la duda, sin la espera, dejando la puerta cerrada...”.

“Viajando sin espada”: la carrera de un rock sin fronteras

Tras lanzar su primer disco “Solo de Noche” (1999) de forma independiente, la banda se fue expandiendo cual musgo en bosque y lluvia fresca. En 2002 grabaron en Santiago de Chile “Este Fuerte Viento que Sopla”, el cual les dio un disco de oro en Uruguay en solo seis meses. Para 2004, con “Aunque Cueste Ver el Sol”, ya estaban girando por Europa, llegando a más de 40 ciudades, incluyendo Madrid, Berlín y Viena. Un éxito lleno de orgullo latino y con impulso maquinado desde un ojo de agua y mucha sed de expresión.

El éxito llegó con fuerza en Argentina, donde llenaron el Luna Park en varias fechas, mientras que en Montevideo tocaron ante 60 mil personas en 2011, decorando la presentación de su álbum “Por Lo Menos Hoy”.

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Con ese poderío, “El Calor del Pleno Invierno” (2012) fue su primer álbum en llegar a #1 en Uruguay y Argentina, además de ser uno de sus materiales más reconocidos y personalmente, uno de mis preferidos. Las giras posteriores lo confirmaron: ciudades latinas, imponentes estadios argentinos y shows en Estados Unidos y México, siempre agotando localidades, impactando al público de siempre y seduciendo uno que otro oído nuevo.

La magia de un alto recital

Durante 2018 y 2019, hicieron una gira bajo la motivación intensa de promocionar su álbum “Suenan las Alarmas” por Uruguay, México, Estados Unidos y Argentina, dejando un sabor de boca impecable a quienes lo vivimos y pudimos disfrutar incluso de la presencia de figuras como algunos integrantes de Los Auténticos Decadentes entre el público. Ahí hubo magia y, reconozco que a pocas bandas he visto disfrutar de una forma tan plena una presentación.

La vida del cantante puede sonar a diversión 24/7; sin embargo, no olvidemos que esto es el empleo del Rockstar, un responsable prestador de servicio y atención a la emoción ajena, la identificación individual y el impulso o domesticación de fuegos internos. Los conciertos son la actividad que más disfruto en el mundo desde muy joven, y siempre me ha gustado ver a un grupo y sus shows como una convención casi religiosa que permite un momento de solo ser.

Bailar con el desconocido de junto, brindar con amigos, llorar y reír de un momento a otro, vivir lo pasional, gritar lo que se necesita y entregarse a la dicha de hacer valer cada minuto del setlist. Para mí, un concierto es mi fuego y, como día Eduardo Galeano en “Fuegos”: “...arden vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”.

En 2024, su “Gira 30 Años” cubrió España, Argentina, Chile, Colombia, México y Europa, reafirmando su poder como embajadores del rock uruguayo y mostrando una lealtad ejemplar a su instinto y el ritmo que los ha guiado por curiosidad hasta la punta en la que están.

La herencia musical y algunas colaboraciones

Con una discografía que ya suma diez álbumes de estudio y múltiples en vivo, además de los recopilatorios, No Te Va Gustar ha labrado una herencia sólida. Su experimentación con géneros como la murga, punk, folk y synth‑pop los hace multifacéticos y atemporales.

Además, de llevar aún más arriba sus temas con colaboraciones con artistas como Nicki Nicole con el tema feminista “Venganza” (2021), Vetusta Morla con un video en inteligencia artificial en “Ya Sabré Qué Hacer” (2023), Enjambre con “Algo Me Dice”, Leiva con “Lo Siento” y “Ok”, y Zoe Gotusso en “Me Canse”.

En 2019 lanzaron “Otras Canciones”, un álbum acústico con invitados como Jorge Drexler en “De nada sirve” y Julieta Venegas en una versión acústica de “Chau”, donde reinterpretan clásicos en un formato íntimo y bello.

Historias poco conocidas: tragedia, retos y sorpresas que forjaron su carácter

En julio de 2012, el tecladista Marcel Curuchet, pieza clave de la banda desde 2005, sufrió un accidente fatal en Nueva Jersey durante una gira por EU el cual le arrebató la vida dos días después, lo que desencadenó que la banda suspendiera su gira mientras el mundo artístico se conmovía. El disco resultante, “El Calor del Pleno Invierno”, fue dedicado a su memoria y salió apenas semanas después del duro golpe.

Pocos saben que el nombre de la banda nació de un comentario espontáneo de Pablo: “no te va a gustar”, transformado en el sello de un legado. También que Diego Godín, el exfutbolista uruguayo, es fan y llegó a participar en discos del grupo (haciendo coros y palmas), además de viralizar su canción en España tras la Supercopa en el Atlético.

Sus letras como espejo de un sentir colectivo

“Ángel con Campera”

Esta canción es la interpretación de un encuentro inesperado y fugaz con un ser que representa la paz interior y la esperanza, ambas a pesar de las dificultades y la incredulidad. Ese ser que aparece de pronto como un momento de revelación o un encuentro significativo que, además, llega en un momento de necesidad, ofreciendo una oportunidad para la calma y la aceptación, e incluso, como el punto de partida del descubrimiento del deseo interno por querer, estar y sobre todo dejar que sea.

“A las nueve”

Tema que abre el álbum “El calor del pleno invierno” lanzado en 2012; una canción de nostalgia y duelo que fue escrita tras la pérdida de Marcel. La atmósfera melancólica refleja un invierno emocional que el disco entero explora con honestidad genuina. Emiliano Brancciari, explicó en una entrevista que la letra se inspira plenamente en otro factor importante e indudable pilar de la banda: sus familias y la experiencia de estas, quienes los esperan en casa después de los conciertos y deben despedirse nuevamente en poco tiempo para continuar con la gira. “Sé que me muero a las 10”.

“Chau”

El adiós urgente, un grito al final de una era. Su versión con Julieta Venegas en 2019 le da una perspectiva introspectiva, íntima, como si despedirse fuera también volverse a encontrar. “No voy a abrir las heridas de haberte querido tanto”, ¡fuertísimo! Esta canción contada desde la perspectiva de quien sufrió el abandono, nos recuerda que a veces las despedidas no son solo eso, son un grito y refrendo de dignidad.

“Venganza”

Este tema, junto a Nicki Nicole (2021), adopta una postura feminista y furiosa. Narrado desde la perspectiva de una víctima alzando la voz, es rock con causa, latido colectivo y mensaje de empoderamiento. Si bien su letra fue sumamente criticada por “incitar a la violencia”, personalmente considero que el hecho de que exista una situación puntual (además de ser una problemática mundial), ya es violento. Esta es una canción de denuncia y que busca evidenciar así como lo han hecho los libros y el teatro desde siempre.

“De Nada Sirve”

Es la ambivalencia entre la derrota y el amor que se niega a morir, además de la voz que sabe que el adiós no cambia nada, pero igual se aferra. La frase que se repite: “de nada sirve” es un constante recordatorio que duele, como si nombrarlo fuera la única forma de aceptarlo y aceptarlo como condicionamiento. Ya no hay más nada.

Habla desde un lugar donde el corazón contradice a la razón: se despide amando, se rinde pero no suelta. Confiesa ese instinto humano de desear lo que falta y olvidar lo que se tiene, hasta que se pierde. Y aunque el jardín ya no espera, aunque la flor fue cortada, la canción sigue cantando con alma blanca, aunque de nada sirva.

“No Te Imaginas”

¿Alguna vez te has despertado con la sensación acelerada de vivir un amor tan bello que no hace cosa ajena a darte paz, lo vives y nada más importa? Uno de esos donde el simple hecho de saber que esa persona, tu persona, existe y con ello te basta y sobra. Un latido que se acelera al nombrarle. Es querer cuidar y a la vez dejar volar, aunque el cielo a veces te ponga lejos. Habla de ese asombro que nace de lo simple: cómo hasta tu forma de caminar puede iluminar un día entero.

“Y estar a un metro ya es distancia”, se vuelve abismo; un silencio, miedo a que olvides lo que somos. Entre súplicas de “no te vayas” y la promesa de “yo no me iré jamás”, la canción se queda a vivir en ese lugar donde el amor es compañía, refugio y un deseo eterno de quedarnos.

“Tan lejos”

Esta canción en particular me parece la desolación entera, esa que “busca una salida en el cielo”, pero cada vez cae a notar que con ninguna escalera alcanza. Habla de la lluvia interna que parece eterna, y de las ganas de encontrar una salida que la niebla no rebela, y tampoco rebelará pronto. Es decidir no volver atrás, no quedarse quieto, romper con lo que ahoga, pero no saber cómo: “cantando a pesar de las llamas”.

“No quiero quedarme sentado. No quiero volver a tu lado, creo que me gusta así. Ya pasó el tiempo y espero saber por qué estando tan lejos no te quiero ver”, este, ¡este es el genuino ardor que provoca el fin del duelo!, uno que no duele, enorgullece porque ha costado, y mucho y te ha llevado “gritando con todas las ganas”, con todo el cuerpo, porque sabe que el dolor pasa y que la tristeza también se cansa. Es un himno para quienes nos hemos atrevido a irnos de nuestro hogar, de una persona que era hogar. Una tarea titánica llevada a cabo heridos, confundidos e incluso obligados, pero con la certeza de que un día… “va a parar”. Y paró.

No Te Va Gustar... o sí, y mucho

En Uruguay son considerados la banda más popular e internacional de su historia y, a su vez, una de las más reconocidas en toda Latinoamérica. Han sido nominados a múltiples Latin Grammy, MTV Europe Music Awards y ganadores de premios Graffiti e Iris.

Su música ha traspasado las fronteras: desde ser himnos en estadios uruguayos durante el Mundial hasta abarrotar el Vélez Sarsfield en Argentina, y rodearse de fans en México, EU, España y otros lugares de Europa.

Hoy, continuando con la celebración de sus 30 años, también aplauden el tocar fibras, derribar fronteras y hacer del rock un canal de esperanza, denuncia y mucho corazón. Emiliano dijo alguna vez en entrevista: “Si no cambiáramos, hoy no estaríamos acá”, reconociendo que la evolución y la reinvención, han sido la clave de su vigencia, pero siempre cuidando su centro y esencia.

¿Por qué tenemos que hablar de No Te Va Gustar hoy?

  • Porque su música trasciende generaciones: de adolescentes uruguayos en plazas a estadios llenos en América Latina.
  • Porque sus letras son un espejo social, personal y político, con miedo, rabia, esperanza y ternura.
  • Porque han evolucionado sin perder identidad, fusionando géneros, colaborando en contextos modernos como la IA y las fusiones.
  • Porque su historia tiene resiliencia y comunidad: desde el fallecimiento de Marcel hasta el crecimiento colectivo.
  • Porque inspiraron y siguen inspirando a diversas generaciones de bandas latinoamericanas al demostrar que el rock en español puede ser profundo, internacional y auténtico.

Hoy, Tenemos que hablar de No Te Va Gustar porque su voz es un torrente que cruza mares y tiempos; porque sus letras duelen, sanan y provocan revoluciones de corazón. Su trayectoria llena de giras abarrotadas, discos íconos, colaboraciones memorables e historia salvaje, hacen de esta banda un fenómeno imperdible en la historia del rock en español.

Al escucharlos, no solo oirás canciones: escuchas la voz de un pueblo, la mirada sincera de un emisor, el latido de un amor suave y pudoroso o el desamor pasional y hasta el desprecio, de la creatividad de una agrupación firme que cumplió 30 años y sigue reinventándose sin miedo. Tenemos que hablar de Emiliano Brancciari (voz y guitarra), Martín Gil (trompeta y coros), Denis Ramos (trombón), Mauricio Ortiz (saxo), Diego Bartaburu (batería), Guzmán Silveira (bajo), Pablo Coniberti (guitarra) y Francisco Nasser (teclados), porque su legado es, como ya lo dije antes, un fuego que no se apaga, un eco que resuena y una verdad que aún nos sacude.