10 sep 2025 - 10:56 AMLogo La Crónica
Destino C

Entre peleas, golpes y desplantes, los Gallagher crearon himnos que marcaron los 90 para siempre. El regreso de Oasis en 2025, que parecía imposible, nos recuerda que el britpop nunca murió

Tenemos que hablar de Oasis: la banda “wonderwall” de los 90 que definió la historia del britpop

Tenemos que hablar de Oasis: la banda “wonderwall” de los 90 que definió la historia del britpop

Manchester: La zona cero del tornado

Hablar de Oasis es hablar de un par de hermanos que crecieron en una ciudad marcada por la desindustrialización, el desempleo y la crudeza: Manchester.

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Un lugar donde las fábricas apagadas, un aire de decadencia obrera, el descontento social y las calles húmedas parecían no ofrecer futuro. Sin embargo, fue ahí donde Liam y Noel Gallagher encontraron su campo de batalla y su salvación: la música y, con ella, la era dorada del Britpop.

Liam Gallagher, el menor, siempre con su peculiar actitud de “soy una estrella y lo sabes”, empezó cantando casi por accidente cuando se unió a la banda The Rain, la cual tiempo después adoptaría el nombre definitivo de: Oasis. Noel Gallagher, con su genio compositivo y su carácter volcánico, entró después para poner orden, dirección y, sobre todo, canciones que se convirtieron en himnos generacionales.

Su historia desde el inicio fue de contrastes característicos de la personalidad de los hermanos y su juventud descontrolada, además de la imagen que la agrupación deseaba proyectar.

Oasis fue la fiera pasional y desenfadada de dos hermanos llenos de rabia creativa y arrogancia frente a la sensibilidad y el deseo de trascendencia. Su espíritu nació en aquellos pubs y casas de ensayo que olían a cerveza barata, sueños y a gloria por venir.

El estallido de los noventa: de “Definitely Maybe” a la conquista mundial

En 1994, Oasis lanzó Definitely Maybe, un debut que se convirtió en un manifiesto de juventud descarada. Canciones como Live Forever y Supersonic no eran simples tracks: eran gritos de batalla de una generación que quería más que sobrevivir: Destacar. Ese álbum fue un recordatorio de que la música podía ser áspera y a la vez aspiracional.

Un año después, con (What’s the Story) Morning Glory?, el grupo conquistó el planeta. Siendo el quinto álbum más vendido de todos los tiempos en el Reino Unido, canciones como Wonderwall, Don’t Look Back in Anger y Champagne Supernova se instalaron en el ADN de los noventa, representando la voz de millones de jóvenes que anhelaban lo mismo que ellos: una identidad sin pose, expresar el drama de la vida cotidiana y la integración de lo que se piensa, lo que se ve y lo que se dice en congruencia con lo que en verdad se siente.

Oasis no era solo música: era identidad, era cultura, era actitud. En cada esquina, los Gallagher representaban la irreverencia de la clase trabajadora que se enfrentaba al establishment con guitarras, ropa simple y su marca más personal: miradas desafiantes.

El legado de Oasis quedó asegurado con ese icónico disco. Lo que vino después fue solo la confirmación de que estaban destinados a ser lo que muchos llamaron “los Beatles de su tiempo”, solo que con una diferencia determinante: los Gallagher no buscaban gustar, eran incendiarios.

Wonderwall: una canción que nunca fue de amor

Hablar de Oasis representa misterio y mucha dedicación. Desde el tratar de entender sus enfrentamientos hasta el análisis disco por disco en conjunto con el contexto social; sin embargo, aquí viene uno de los datos más “rompecorazones” de la agrupación.

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Wonderwall, la canción más representativa de la banda y aquella que todos los noventeros conocemos y cantamos sí o sí, nunca fue la balada romántica que el mundo creyó. Noel Gallagher lo explicó sin tapujos y con el brutal cinismo que lo caracteriza:

“Los medios de comunicación me robaron el significado de esa canción”

Sentenció durante una entrevista en 2002, pues, cuando fue el lanzamiento del single, salía con quien sería su esposa, Meg Mathews. Al interpretarse como “una canción cursi”, se supuso que ella había sido la musa de la obra maestra de Noel. Grave y comprometedor error.

“¿Y cómo le dices a tu pareja que no se trata de ella una vez que lo ha leído? Es una canción sobre un amigo imaginario que vendrá a salvarte de ti mismo”.

Ahí está el verdadero poder de Oasis: convertir lo cotidiano en mito. Wonderwall es hoy el single más vendido en la historia del Reino Unido y, en plataformas digitales, figura como la segunda canción de los 90 más reproducida, solo detrás de Smells Like Teen Spirit de Nirvana.

¿Quieres otro dato curioso? Su título original iba a ser “Wishing Stone”, pero Noel lo cambió en el último momento. Una piedra mágica convertida en muro de ilusiones.

Por su parte, Liam ha declarado que cuando su hermano le mostró por primera vez la letra, no quedó realmente impresionado: “Al principio no me gustó”, asegurando que le pareció “un poco cursi”. Sin embargo, a pesar de sus inconformidades iniciales, decidió incluir Wonderwall en el álbum y el resto, es historia. La de ellos y la de muchos de nosotros.

De forma muy personal, creo que parte de la belleza del arte radica en el ilimitado poder de interpretación. Esta canción puede tener un sinfín de significados, puesto que el refugio de unos, puede ser el infierno de otros.

No importa qué, quién o quiénes sean, lo realmente especial es que todos, en algún punto de la vida, hemos vivido la dicha de ser o tener un “wonderwall”, y qué afortunados hemos sido de poderle llamarle con amor “refugio”.

El exceso como forma de vida: Be Here Now y los años dorados

En 1997, Oasis lanzó Be Here Now, el álbum más excesivo de su carrera. Duraciones eternas, guitarras interminables y un aura de grandeza casi desmesurada. El disco vendió millones en su primera semana, pero con el tiempo fue visto como símbolo de los excesos que catapultaron y codificaron el britpop.

Sin embargo, para muchos fans, ese álbum es un culto. Ahí estaba el espíritu de una banda que no sabía de límites: querían ser los más grandes, vivir rápido y dejar huella. All Around the World, con sus nueve minutos y orquesta incluida, era un desafío abierto a cualquiera que dudara de su ambición.

El ocaso: peleas fraternas y el adiós del 2009

Oasis vivió una paradoja: lo que los unía, era también lo que los rompía. Debido a la relación entre Liam y Noel, la banda se veía obligada a sobrevivir a peleas públicas, insultos y momentos de tensión extrema, pero en 2009, todo se vino abajo. Una discusión en París terminó con Noel diciendo que: “Ya no podía seguir trabajando con él un día más”.

Los Gallagher se convirtieron en portadas constantes: peleas, desplantes en el escenario, declaraciones incendiarias, noches interminables, detenciones. Eran la ejemplificación clara del rockstar en el sentido más clásico y destructivo del término.

Oasis se disolvió y con ello nació la leyenda. Porque, siendo realistas, pocas separaciones han dolido tanto. El mundo entendió que esa banda era única porque vivía al filo del colapso, hasta que este los consumió.

Ambos siguieron caminos distintos: Liam con Beady Eye y después como solista; Noel con sus High Flying Birds. Ambos exitosos, pero siempre con la sombra de Oasis volando como ave de rapiña sobre sus cabezas.

El regreso de Oasis en 2025: cuando el mito se vuelve carne otra vez

Treinta años después de su debut, lo imposible sucedió: Oasis anunció su regreso en 2025. La noticia recorrió el planeta como un rayo: entradas agotadas en minutos, estadios completos y un fervor que parecía imposible en tiempos de reguetón y TikTok.

Toda una generación estaba consternada, pues, a pesar de que era una deuda de juego a la que Liam se comprometió previo al triunfo del Manchester City en la Champions League, no hubo señales ni noticias hasta el anuncio oficial.

Liam Gallagher habría comprometido el regreso de Oasis en una apuesta a favor del Manchester City en la Champions League

El arranque de la gira en Cardiff fue histórico: 74 mil personas coreando Live Forever como si el tiempo se hubiera detenido. El mundo volvió a sentir lo que Oasis provoca: esa mezcla de furia, nostalgia y esperanza.

La gira Oasis Live ’25 contempla más de 40 conciertos en cuatro continentes. Y, lo que nos toca directo al corazón: México recibirá a Oasis este 12 de septiembre en el Estadio GNP, una cita que ya es leyenda antes de suceder.

México, tierra prometida para Oasis

Este regreso tiene un aire distinto. No es solo un concierto: es un reencuentro generacional que conmueve a muchos, pero he de decir que de manera especial a quienes los disfrutamos por última vez en el Palacio de los Deportes allá por el 2008.

El concierto de Oasis en México será un ritual colectivo. Ahí estarán los que crecieron con Wonderwall en sus walkman o discman, los que descubrieron Don’t Look Back in Anger en YouTube, y los que hoy escuchan a Oasis en Spotify como si fuera un hallazgo nuevo.

Ese estadio vibrará como pocas veces, porque Oasis no solo regresa a cantar: regresa a recordarnos por qué la música puede cambiar vidas.

Oasis y Adidas: estilo como extensión de la música

Un detalle que siempre ha sido claro, es que Oasis siempre estuvo ligado al estilo urbano, particularmente a la marca Adidas. Los Gallagher hicieron de las parkas, los bucket hats, chándal y sneakers un uniforme de rebeldía. Impusieron un importante statement que marcó a una generación en los 90 y que hoy día, sigue vigente entre sus viejos y nuevos fans.

Los hermanos Gallagher no usaban Adidas solo por estética, era una especie de declaración de actitud. Noel usando la Adidas Firebird por años es el anuncio permanente de que para él y su hermano, la ropa cómoda es esencia del rock.

En 2025, esa conexión sigue viva: Oasis x Adidas se convirtió en una colección de culto que combinó nostalgia y modernidad. No es casualidad: la ropa era parte de su actitud. Vestirse como ellos era asumir la misma irreverencia.

Por desgracia, la Pop up store que llegó a México, ubicada en Plaza Carso, no tuvo mercancía de la anhelada colección, por lo que fue duramente criticada.

Letras que nos salvaron de nosotros mismos

Escuchar Oasis es escuchar rebeldía, himnos de amistad y hasta confesiones disfrazadas de rock. Live Forever es un grito contra la mediocridad, Stop Crying Your Heart Out un abrazo para las noches más oscuras, Don’t Look Back in Anger una filosofía de vida.

La profundidad de Oasis está en que hablaban de cosas simples, con una intensidad que no mide el golpe, lo da de lleno y en seco. De ahí que sus canciones no envejezcan: porque siguen diciendo lo que todos necesitamos oír al menos una vez en la vida.

El ADN de una era

Hoy, bandas como Arctic Monkeys, Kasabian e incluso Coldplay, deben parte de su existencia a Oasis. Los Gallagher demostraron que una banda de chicos de clase obrera podía conquistar el mundo con guitarras, actitud y canciones de bar que, aunque salieron de ahí, nunca perdieron su esencia.

El legado Oasis es tan grande que su regreso no es solo nostalgia: es la confirmación de que siguen siendo necesarios. En un mundo de música de consumo rápido, ellos ofrecen lo contrario. Una banda vigente y que tiene algo nuevo que ofrecer, incluso sin tener ningún material por estrenar.

¿Por qué Oasis sigue importando?

Decir que tenemos que hablar de Oasis, es decir que necesitamos recordar que la música aún puede ser peligrosa, emocionante, salvaje y profundamente humana. Algo que realmente pocas bandas logran hoy en día.

Nos enseñaron que no importa cuántas veces pelees con tu hermano, con el mundo o contigo mismo: siempre habrá una canción que te rescate.

Esta no es una banda más. Oasis es una forma de sentir, de sobrevivir, de gritarle al mundo que, como dice una canción que me gusta mucho, “nadie me puede hacer más daño que yo”.

Oasis resucitó en 2025 como margaritas entre la nieve cuando el invierno llegó a su fin. Dicen por ahí que “donde hubo fuego cenizas quedan” y, en este grupo cada cosa y cada paso fueron llamas ardientes todo el tiempo.

Bendito futbol que nos regresó a Oasis. Bendita la señora Peggy Gallagher que sentó a sus hijos a hablar. Bendita la anulación del orgullo y aún más el amor por la música. Y sí, Live Forever.