Escenario

Entrevista. El cineasta Edgar Nito adapta la ancestral leyenda de La Miringua para crear un thriller de horror folclórico ambientado en el lago de Pátzcuaro. Un Cuento de Pescadores explora culpas ancestrales y el vínculo íntimo del hombre con sus miedos y el entorno natural.

Edgar Nito revive la leyenda purépecha en “Un Cuento de Pescadores: La Maldición de La Miringua”

Edgar Nito

En la penumbra de una cabaña en la isla de Yunuén, Edgar Nito hojeó un libro de relatos purépechas junto a su coguionista Alfredo Mendoza. Cuenta que, al narrar de noche la aparición de La Miringua, una sombra vengativa que emerge del lago para cobrar el precio de culpas no expiadas, la luz se cortó repentinamente. Aquella coincidencia marcó el origen de una de las propuestas más inquietantes del cine mexicano reciente. En ebtrevista nos cuenta los retos que paso la producción, su experiencia con el elenco y que viene para futuros proyectos.

Alan Mino (AM): Edgar, ¿qué te llevó a trasladar esa leyenda al cine?

Edgar Nito (EN): La idea de rodar la película nació en mi, cuando supe que la historia donde se originó eran justamente las riberas del lago y nuestra cabaña. Leerla de madrugada con linternas fue una experiencia visceral. Supe que debíamos filmar allí mismo, con la comunidad, para conservar esa atmósfera de misterio y peligro.

AM: ¿Cómo transformaron relatos orales que mutan con cada narrador en un guion coherente?

EN: Recorrimos Pacanda, Yunuén y Tecuena, entrevistamos a pescadores y ancianos. Cada quien contaba versiones diferentes —una mujer de blanco, un ente oscuro, el sonido de cuernos bajo la neblina—. Seleccionamos los elementos comunes y los hilamos con estructura de suspenso: presentar un crimen, revelar pistas y aumentar la tensión hasta el desenlace. Fue un equilibrio entre respeto al folclor y las necesidades dramáticas del cine de terror.

AM: La película está impregnada de folclor. ¿Qué aspectos regionales fueron indispensables?

EN: Más que importarlos, queríamos filmar el día a día: el baile de los viejitos, la música de orquesta purépecha, los rituales de Corpus Christi. La gente local participó como actores y técnicos. La tradición no está puesta como adorno; es el pulso de la película. Si el cine de terror funciona cuando convences al espectador de que ese mundo existe, filmar con el auténtico folclor purépecha fue esencial.

AM: Muchos mencionan influencias de The Witch o Midsommar. ¿Te inspiraste en ellas?

EN: Admiro cómo utilizan tradiciones para crear horror. Pero lejos de replicar secuencias, lo que nos inspiró fue su audacia. Aquí, Leonardo Heiblum exploró sonidos prehispánicos: tochacate, tambores de Colombia y conchas purépechas. La banda sonora es una herramienta de inmersión, no solo un fondo. Quisimos que la música proviniera del corazón del folklore.

AM: Visualmente, hay un homenaje a Goya. ¿Cómo integraste ese tributo sin distraer?

EN: La escena de Saturno devorando a su hijo exigió un trabajo técnico complejo: perspectivas forzadas, capas digitales y actuación corpórea. Pero fue un recurso para subrayar el tema: la leyenda devora a sus propios hijos. Establecer ese paralelismo con la pintura fue arriesgado, pero resultó coherente con el tono gótico adaptado al paisaje mexicano.

AM: ¿Cómo seleccionaste al elenco principal de actores locales y de Ciudad de México?

EN: Mi equipo de casting organizó talleres de actuación en las islas. Quienes mostraron aptitudes interpretativas se incorporaron. Jorge A. Jiménez y Renata Vaca fueron invitados desde CDMX para equilibrar la experiencia. El resultado es una mezcla de rostros genuinos del lago y profesionales que aportan solidez.

AM: La filmación en el lago presenta retos. ¿Cuáles recuerdas con más fuerza?

EN: Navegar en barcas al alba, encarar olas imprevistas, proteger cámaras de la humedad y coordinarse con pescadores reales. Cada día había un nuevo desafío climático. Pero esas condiciones reforzaron el compromiso del equipo con la leyenda: rodar allí fue parte del rito.

AM: ¿Cómo ha sido la recepción en festivales y el público mexicano?

EN: Debutamos en Sitges, donde el público de género nos acogió con entusiasmo. En Morelia ganamos un premio y atrajimos la atención de Cinépolis, que distribuye la película en salas nacionales. Incluso espectadores que no son fans del terror dijeron sentirse conmovidos por la autenticidad cultural y la tensión sostenida.

AM: Un Cuento de Pescadores plantea culpas y degradación ambiental. ¿Ese fue un mensaje intencional?

EN: La Miringua actúa como metáfora del castigo al hombre que viola el equilibrio con la naturaleza. Hay subtramas sobre contaminación del lago y traición comunitaria. Pero más que dar una lección, buscamos abrir preguntas: ¿qué ocultamos bajo la superficie y qué precio tarde o temprano debemos pagar?

AM: ¿Qué sigue después de esta película?

EN: Ya tenemos tres proyectos en desarrollo: dos en fase de guion y uno buscando financiamiento. Me interesa seguir explorando mitos mexicanos con un enfoque de género, pero también incursionar en otros estilos narrativos. Lo que está claro es que el cine nacional tiene un tesoro en su folclor, y apenas empezamos a rascar su riqueza.

“Un Cuento de Pescadores: La Maldición de La Miringua”, se exhibe ya en cines de todo el país. Quienes busquen una experiencia de terror arraigada en la tradición y el paisaje purépecha hallarán en esta película un viaje oscuro, fascinante y profundamente mexicano.

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