Escenario

Una carta abierta dada a conocer durante el Festival de Cannes lanza acusación directa a la industria por su inacción: “Esa pasividad nos avergüenza”

Del Toro y más de 430 cineastas denuncian el “silencio cómplice” del cine ante el genocidio en Gaza

Festival de Cannes La cineasta Sepideh Farsi sostiene una fotografía de la fotoperiodista de Gaza Fatma Hassona en Cannes (David Rich,/France 24)

Mientras la alfombra roja del Festival de Cannes se prepara para sus fastos habituales, una sombra densa y urgente irrumpe desde las páginas del diario Libération: más de 430 figuras del cine mundial —entre ellas Guillermo del Toro, Juliette Binoche, Rooney Mara, Joaquín Phoenix, Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Ralph Fiennes o Cynthia Nixon— firmaron una carta abierta que acusa al mundo del cine de guardar un “silencio cómplice” ante lo que califican sin ambages como un “genocidio” en Gaza.

“No podemos continuar en silencio mientras en Gaza ocurre un genocidio”, afirma el texto, que fue publicado el mismo día que arrancó la 78 edición del Festival, como un acto deliberado de confrontación con la industria.

La misiva no deja espacio a la neutralidad: interroga, acusa y llama a romper la pasividad. “¿Por qué este silencio?”, lanza, como un martillo, al corazón de un gremio que históricamente ha presumido de conciencia social.

Fatma Hassouna

La carta recuerda la historia de la fotoperiodista palestina Fatma Hassouna, de apenas 25 años, asesinada por un bombardeo israelí el 16 de abril junto a diez miembros de su familia, incluida su hermana embarazada.

Apenas un día antes había recibido la noticia de que el documental en el que era protagonista, Put Your Soul on Your Hand and Walk, había sido seleccionado para Cannes. La paradoja es brutal: una voz silenciada justo cuando el mundo del cine parecía dispuesto a escucharla.

Ese documental, convertido ya en símbolo trágico de la deshumanización, será proyectado en Cannes, pero la carta cuestiona si este tipo de gestos son suficientes o si solo maquillan la parálisis moral de una industria que evita mojarse.

Hamdan Ballal, cineasta secuestrado

También se cita el caso de Hamdan Ballal, codirector de No Other Land, documental que recibió un premio Óscar en marzo. Ballal fue agredido por colonos israelíes y luego secuestrado por el Ejército, que solo lo liberó ante presión internacional.

La Academia de Hollywood guardó silencio ante el incidente, lo que provocó —según el texto— la indignación de algunos de sus propios miembros y una disculpa pública por su “inacción”.

“Esa pasividad nos avergüenza”, sentencian los firmantes, muchos de ellos con presencia constante en los premios de la industria. Una vergüenza que se convierte en señalamiento explícito a quienes prefieren la tibieza ante la atrocidad.

Industria que presume compromiso… cuando le conviene

La carta es demoledora con la doble moral de la industria cinematográfica: “¿Por qué el cine, vivero de obras sociales y comprometidas, parece no interesarse por el horror de lo real, de la opresión que sufren nuestras hermanas y hermanos?”, se pregunta con crudeza.

A lo largo del texto, se expone una contradicción evidente: el cine presume ser arte de denuncia, pero ante uno de los conflictos más sangrientos y desiguales del siglo, opta por el mutismo.

“No queremos que nuestro arte sea cómplice de lo peor”, remata el manifiesto, que ya ha sumado a nuevas voces como Riz Ahmed, Michael Moore, Jim Jarmusch, Alice Rohrwacher, Giuseppe Tornatore o Fernando León. La lista crece y la presión también.

Mientras Cannes avanza con sus flashes, vestidos y palmas, el texto firmado por personalidades como Susan Sarandon, David Cronenberg, Xavier Dolan, Julie Delpy, Adele Haenel, Mike Leigh o Jonathan Glazer rompe la armonía impostada de la temporada de premios.

Y aunque muchos en la industria preferirán pasar de largo o tomar distancia en nombre de una supuesta “neutralidad artística”, lo cierto es que este manifiesto les interpela directamente. Porque, como dice la carta, “el silencio no es una posición: es una elección”. Una que, ante los ojos de más de 430 artistas, se parece demasiado a la complicidad.

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