
Walter Esaú no es un nombre ajeno para quienes siguen de cerca la escena independiente mexicana. Con una trayectoria sólida, letras introspectivas y una voz que no teme la vulnerabilidad, el cantautor michoacano lanza El Cantante, un disco que sintetiza su evolución musical y emocional. En entrevista con La Crónica de Hoy, el artista comparte el proceso detrás del álbum y lo que significa presentar este proyecto en vivo con una producción tan ambiciosa como personal.
“El álbum nació de la curiosidad sonora”, cuenta Walter. Una chispa detonada al escuchar La Marcha del Zapoteco de Beirut, una banda estadounidense que fusiona folk con sonidos del sur de México. Esa inquietud por explorar lo propio desde lo personal lo llevó a preguntarse por qué no había más artistas mexicanos que se aventuraran en esa búsqueda. “Cuando escuché por primera vez los corridos tumbados, encontré justo esos sonidos que estaba buscando”, dice. El resultado es un álbum que no se queda en la superficie del género, sino que le da una vuelta poética: canta no solo al que gana, sino también al que sobrevive.
“Quería hablar de lo cotidiano, de lo que no brilla —comenta—. A diferencia de los corridos tradicionales que glorifican el poder, yo quería encontrar belleza también en la derrota. En la vida diaria que tenemos la mayoría, sin lujos ni heroicidades”.
Esta filosofía atraviesa todo el disco, tanto en sus letras como en su instrumentación. Walter lo describe como un proceso intuitivo, sin una intención directa de mezclar géneros. “No intentamos fusionar estilos. No quisimos forzar una mezcla de folk con regional o boleros. Solo dejamos que las canciones nos dijeran qué necesitaban”, explica. Así, el equilibrio sonoro de El Cantante surge más de la honestidad creativa que de una fórmula predeterminada.
El vinil, la escena independiente y la celebración en el Indie Rocks!
Uno de los momentos más significativos para Walter será la presentación del vinil de El Cantante en el Foro Indie Rocks! este 10 de agosto. En plena era del streaming, el gesto tiene un peso simbólico importante para el artista. “Es una pequeña victoria contra el sistema”, afirma. “Tener un vinil propio es un sueño cumplido. Es regresar a lo tangible, al ritual de escuchar música con atención y sin prisas”.
Aunque reconoce el valor de las plataformas digitales para difundir su música, Walter se alinea con una generación que busca lo físico, lo real, lo que se puede tocar. “Yo soy parte de ese grupo que quiere regresar a lo palpable. Me gusta el ritual de poner un disco, de darle su tiempo. Y si es un disco mío, todavía mejor”.
El concierto en el Indie Rocks! será un evento único no solo por el lanzamiento del vinil, sino por el despliegue musical. “Va a ser un show que no se repetirá”, advierte. “No tenemos dinero para hacerlo otra vez”, bromea con honestidad. Pero más allá del presupuesto, lo que hace especial la noche es la emoción de compartir un álbum tan íntimo con su público. “Queremos que la gente regrese a casa feliz, no solo por el show, sino porque vivieron una experiencia bonita”.
En ese espíritu comunitario se enmarca también su deseo de llevar el vinil a otras ciudades, incluso vendiéndolo de puerta en puerta. “Es un tiraje pequeño, y si quedan copias después del Indie Rocks!, me gustaría llevarlas yo mismo a distintas ciudades”, dice con una convicción que subraya su independencia artística.
Morelia, su ciudad natal, aunque no mencionada de forma explícita en sus canciones, se encuentra en el centro emocional del disco. “No hablo de la ciudad como símbolo, sino de mi entorno cotidiano: mi casa, mis perros, mis vecinos”, explica. Para Walter, ese entorno de calma contrasta con su experiencia en la Ciudad de México, donde vivió un tiempo pero no encontró la misma paz creativa.
Lecciones de resistencia, sueños compartidos y el futuro
A lo largo de la conversación, Walter Esaú se muestra como un artista reflexivo, sensible y profundamente curioso. No busca encasillarse en géneros ni tendencias. “No pienso en ser versátil, simplemente soy curioso. Escucho una canción y quiero saber cómo se hizo, cómo grabaron los instrumentos. Y luego me dan ganas de intentarlo yo también”, relata. Esa curiosidad lo ha llevado a navegar entre folk, regional mexicano, balada y más, sin perder la esencia que lo define: su voz íntima, su mirada al interior.
Para los artistas emergentes que buscan seguir un camino como el suyo, Walter tiene un consejo claro: no compararse. “Es muy fácil ver a otros que ‘les está yendo mejor’, pero cada quien viene de una realidad distinta. Compararte solo te va a hacer daño. A mí me hubiera gustado que alguien me dijera eso antes”, confiesa.
Respecto a la escena independiente en México, Walter se siente parte de un movimiento que ha crecido en los últimos años, especialmente aquel vinculado al folk. “Me siento parte de esa oleada donde estaban Ed Maverick, Kevin Kaarl, Juan Cirerol… Quiero creer que sí formamos parte de un pedacito de la historia de la música mexicana”.
Sobre el futuro, el horizonte se abre con entusiasmo: una fecha confirmada en Chicago, su primer concierto fuera del país, y la preproducción de un nuevo disco que producirá él mismo, por primera vez. “Ya llevamos un par de semanas trabajando en eso. Si todo sale bien, antes de que acabe el año ya habrá algo nuevo”, revela.
¿Y colaboraciones soñadas? Walter menciona nombres tan dispares como Daniela Romo, C. Tangana y NSQK, artistas que reflejan su apertura musical. “Me gustaría que en lo próximo haya muchas más colaboraciones”, dice.
Para cerrar, Walter lanza una invitación: “Vayan al Indie Rocks! con la certeza de que vamos a poner un gran show. Queremos que se sientan cómodos, seguros y que se lleven una experiencia para recordar por mucho tiempo”. Y lo dice con esa mezcla de humildad y certeza que caracteriza a quienes han encontrado su lugar en la música, sin atajos ni fórmulas, solo con canciones que nacen desde el centro mismo de lo que son.